¿Necesitan más sexo los hombres que las mujeres? La mayor parte de la población, hombres y mujeres, lo cree así. Suele afirmarse que ellos piensan en el sexo cada pocos minutos, tienen más parejas sexuales, copulan con más frecuencia, se excitan con mayor facilidad y se masturban más que ellas.
¿Esto es cierto o forma parte del mito masculino/femenino? Que algunas encuestas confirmen lo que los ciudadanos creen sobre algo, no significa nada más que han respondido en la línea que se espera de ellos, no que los resultados reflejen la realidad.
Por eso resulta necesario acercarse a los problemas desde otras perspectivas para analizarlos con mayor profundidad.
¿Piensan siempre en el sexo? Lo cierto es que los hombres parecen obsesionados por el sexo porque hacen chistes y bromean sobre el tema con frecuencia, realizan proposiciones y no pierden ocasión para sacarle la punta erótica a cualquier cosa.
Es una experiencia común para muchas lectoras. También hay más hombres que aceptan proposiciones sexuales de una desconocida que mujeres en la misma situación. Y la deducción que se saca de todo ello se deja caer por sí sola: los hombres son unos salidos.
Sin embargo, suele olvidarse con frecuencia que los condicionamientos sociales presionan a los hombres con la misma fuerza que a las mujeres. Y si bien éstas reciben el mandato de callar e inhibirse en público (y, a veces, en privado), ellos asimilan el contrario: han de mostrarse siempre dispuestos.
Y en torno a ese mandato se articulan muchas de sus actitudes.
Tampoco es cierto que ellos hablen de sexo entre sí tanto como se cree. En realidad, lo verdaderamente cierto es que en las conversaciones entre chicos, el tema de las mujeres aparece con bastante menos frecuencia que el de los hombres en las conversaciones femeninas.
Y ese aspecto “deseante” que reflejan las bromas y las conversaciones masculinas sobre el sexo, suelen ser, más que otra cosa, baladronadas; un juego exhibicionista que pocos están dispuestos a materializar y que está dirigido a aparentar lo que les pide la sociedad.
Por eso, cuando alguna mujer acepta el desafío sexual que les brinda un hombre en estas condiciones encuentra que ellos se echan para atrás, lo que no encaja con el estereotipo.
Y es que realmente no estaban dispuestos al sexo; se trataba de un juego social en el que se trata de demostrar que se es como les dicen que deben ser, sexuales
Hombres y mujeres mienten sistemáticamente en estos temas, en el sentido mencionado
¿Tienen más parejas sexuales? Las encuestas suelen reflejar que los hombres tienen más parejas sexuales que las mujeres, aunque la diferencia se hace cada vez menor. Existen investigaciones que analizando concienzudamente esos resultados dudan que reflejen realmente lo que aparentan.
No podemos olvidar el carácter presuntuoso del rol social masculino a la hora de asignarse conquistas sexuales, ni la apariencia inhibida del rol social femenino que tiende a ocultarlas.
De hecho, hombres y mujeres mienten sistemáticamente en estos temas, en el sentido mencionado. Eso ha llevado a numerosos estudiosos a afirmar que ni los hombres son tan promiscuos como dicen, ni las mujeres tan virtuosas como gustan declarar. Por eso, hoy, que ya no está tan mal visto que las mujeres tengan varios hombres a lo largo de su vida, existen más señoras que se atreven a dar respuestas más próximas a la realidad.
Del mismo modo que hay hombres que no necesitan presumir de conquistas y ajustan sus respuestas a la realidad. Es la razón por la que en las encuestas actuales las tendencias referidas se están igualando.
¿Copulan con mayor frecuencia? El estereotipo tiene su lógica: si ellos tienen más parejas eróticas, también habrán de tener un mayor número de encuentros sexuales..., luego los hombres copulan mucho; en cualquier caso, más que las mujeres.
No es cierto. Tener muchas parejas no es un indicador fiable de mayor actividad sexual. Está demostrado que tienen más relaciones sexuales las personas con parejas estables que las que mantienen encuentros casuales.
Estos últimos requieren de un tiempo previo de dedicación para convencer a la otra persona que no tienen que invertir las parejas estables.
Y como parece existir una tendencia masculina a tener relaciones de una sola noche, al final acumulan menos actividad sexual que quienes tienen una pareja estable.
¿Se encienden con más rapidez? Es un lugar común pensar que los hombres se excitan con rapidez. Alimenta esa leyenda la rapidez con la que el pene se pone en erección ante cualquier estímulo (incluso no sexual). Olvidamos con frecuencia que la erección es un reflejo medular que sin necesidad de que el estímulo pase por el cerebro (aunque también pasando por él) produce la reacción.
Eso no significa que el sujeto se encuentre subjetivamente excitado desde el punto de vista sexual. En esto, los hombres no son tan distintos a las mujeres, que pueden tener humedecidos sus genitales sin sentirse psicológicamente excitadas.
Hombres y mujeres reaccionan con la misma intensidad y rapidez a los estímulos eróticos efectivos, con erecciones y secreciones genitales. Y un número nada despreciable de mujeres (42%: algo más de dos de cada cinco) se excitan con mayor intensidad y rapidez que el promedio de los hombres.
La única diferencia real (por condicionamiento social, no biológico) es que en tales situaciones a los hombres no les importa continuar y dejarse llevar, si la situación lo permite, mientras que muchas mujeres tienden a refrenarse y no actuar.
Lo que significa que las mujeres normales y sanas, resuelven esas tensiones sexuales así despertadas y no satisfechas, mediante el autoerotismo. El 80% de los orgasmos femeninos proceden de esa actividad.
¿Se masturban más que ellas? Ya se sabe que no es cierto que los hombres recurran a la masturbación más que las mujeres. Pero sigue creyéndose que acuden a esa actividad con mayor frecuencia que ellas. De hecho, algunas encuestas afirman que ellos lo hacen el doble de veces que las mujeres.
Estudios precisos han conseguido demostrar que los hombres muestran una tendencia sistemática a exagerar el número de veces que se masturban, mientras que las mujeres tienden a minimizar sistemáticamente la frecuencia con la que recurren al autoerotismo (una respuesta estereotipada es hacerlo una vez al mes).
¿Qué significa eso? Que si reducimos las frecuencias confesadas por los hombres y aumentamos las declaradas por las mujeres, encontraremos que unos y otras vienen a masturbarse aproximadamente con la misma asiduidad. Cosa que refieren algunas encuestas aunque se les hace poco caso por no ajustarse a los estereotipos.
Todos estos datos contradicen la leyenda sobre la voracidad sexual de (todos) los hombres y la debilidad erótica de (todas) las mujeres.
Y justifican la extrañeza con la que se enfrentan en la actualidad muchas mujeres, muy activas sexualmente, cuando se encuentran con hombres que poseen un potencial erótico menor que el de ellas.
Ni todos los leones son tan fieros como los pintan, ni todas las liebres resultan tan medrosas como se dice.
Martes, 12 de enero de 2010