Empedrado (18-2-10): En exclusiva las palabras de de María Troncoso, la joven victima de mala praxis en el Hospital “Jaime Dávila” de Empedrado. Hoy, en horas de la madrugada, después del cacerolazo en el nosocomio habló junto a su tía Tomasa Franco. Quedaron desconformes con la respuesta oficial y esperan”justicia”.
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En el cardiológico nos dijeron que fue “mala praxis”, “la doctora Carolina Levatti me pidió que no tenga rencor, fue sin querer”, dijo María que el sábado pasado se acercó al Hospital por un dolor de estómago y terminó con la amputación de gran parte de su brazo derecho.
María tímida y vulnerable bajo el umbral de la puerta de la casa de su tía, mirando, queriendo hablar. Mientras tanto su tía tomó la palabra y relató todo lo que sufrieron por la suma de errores de los responsables de la salud del pueblo empedradeño.
LA CRÓNICA EN PRIMERA PERSONA
El sábado a la madrugada ella-María Troncoso- se siente con mucho dolor de estómago, entonces le digo a la mamá vamos a pedir la ambulancia y la vamos a llevar al Hospital porque ahí supuestamente la tienen que socorrer. Mi sobrina fue a pedir la ambulancia, en eso la mamá y el hermanito ya la estaban trayendo y en el camino la alzó la ambulancia.
El chofer era Walter Almirón y la trajo-al Hospital-. La atendió la doctora Gómez de Vázquez que es ginecóloga, ella atiende a las embarazadas, ella atendía a mi nuera justamente. También estaba de turno la enfermera Nadia Monzón de Castillo. La doctora manda a ponerle un suerito con los medicamentos para el dolor de estómago, que hasta ahora no sé que medicamento es. Le puso el suero. Ni bien terminó de ponérselo María comenzó a decirle a la mamá que le dolía el brazo, después de diez minutos la mamá le dijo a la doctora “le duele mucho el brazo”, la doctora le dijo “vamos a cambiarle al otro brazo” y ahí quedó bien, ella se calmó.
La mamá- después de presionar el brazo de María- le preguntó – a la doctora- “porqué se hace morado el brazo de mi hija”. Eso pasó en 10 o 15 minutos, la mamá le toco el brazo y se quedaba blanco. La doctora le contestó que “debe ser por el frío, por el aire, vamos a apagar el aire”.
Cuando le ponen el suero estaban las dos-doctora y enfermera- me dijo mi hermana. Apaga el aire, la tapa y la pasa a sala porque-María- estaba en la parte de emergencia. Ahí ella se calmó y durmió. Cuando cambia la guardia a las 8 de la mañana vienen la doctora Ana Laura Acevedo y mi hermana le dice que le dolía mucho el brazo. “Esto es para corrientes para hacerle un plaquita”-contesta la doctora- “porqué una plaquita si yo la traje por el estómago”. No sabían darle explicaciones.
Hicieron todos los trámites y 10 15 entra en el Hospital Escuela. Entra en emergencia y a mi hermana la dejan afuera hasta las 15 30 le dicen que la van a pasar al Cardiológico para ver a un especialista de arterias. Llegó a las 15 50, la atendieron y le dijeron que era para operar porque ella tuvo una mala praxis, “vamos a ver si podemos restaurar las arterias”-dijo el doctor a cargo-.
Mi hermana consiguió la sangre y la operaron. Siguió morado-el brazo-se le despegaron todas las uñas. Tuvo una operación para recuperarle las arterias. La medicaron y al otro día seguía con mucho dolor, la mano de ella se puso más negra y el doctor le dijo que tenían que hacer otra operación para ver si le salvaban la mano.
El miércoles le dijo que sugerían la amputación porque no podían salvar más su mano. Se hablaba de la mano primero pero después vinieron –al Cardiológico- dos traumatólogos del Escuela a verla. De ahí la traen el jueves a las 16 –al Hospital Escuela- y a las 18 la empezaron a operar. A las 19 horas yo fui y todavía estaba en el quirófano. Primero era la mano, pero la infección fue subiendo. La operaron después del codo.
La doctora Carolina Levatti vino el miércoles y me dijo que sentía mucho lo que estaba pasando, esto no va a quedar así, se va a investigar. “Hay un seguro de mala praxis”-dijo Levatti-. “Doctora como me va a decir eso si nosotros la llevamos a ella por un dolor de estómago y le están por sacar la mano”- le respondió con atino la tía de María-. “Yo voy a ir a investigar me dijo”-la directora del hospital. “Con esto no te pido que no hagas la denuncia”.
Fui a Corrientes queriendo hacer la denuncia penal, no sabía que Empedrado pertenecía a Saladas. El fiscal de allá Raúl Portela me dijo que no me podía tomar ahí la denuncia pero él me podía ayudar y me explicó todo lo que tenía que pedir. Pruebas, documentación. En el Cardiológico pedí hablar con el doctor que atendió a mi sobrina y le pedí un resumen de la historia clínica. A las 18 se la dieron a mi hermana y el jueves fui a Saladas a hacer la denuncia penal. Hasta ahora no tenemos respuesta pero confiamos en la justicia.
La doctora Levatti fue el miércoles a la noche a ver a ella- María- en el cardiológico justo antes de operarse. Le dijo que no tenga rencor por nadie, eso no se lo quisieron hacer.
María, no aguantó mucho más escuchando a su tía. Salió de la sombra –en ese momento la casa no tenía luz-. Irónicamente, al asomarse, la luz del edificio del hospital le iluminaban los ojos llorosos. Bronca, dolor, alivio, impotencia, una conjunción de sentimientos indescifrables. Imposible permanecer inerte ante tal imagen. Hasta ese momento no sabía que ella estaba ahí, con nosotros. Decidió hablar.
Me pidió que no sea rencorosa con la persona que me hizo eso, que ella me iba a ayudar, que ella estaba junto con mi tía. Le dije que no podía prometerle nada y entonces me dijo que esto no iba a quedar así, que ella iba a investigar, que si fue una mala praxis esto no iba a quedar así, después me dijo que le ofreció plata para el pasaje de mi tía que estaba afuera. Me dijo que iba a ir a verme el viernes pero no apareció más porque me cambiaron al Escuela donde que me cortaron la mano. No tuve más noticias de ella.
Ahora siento alivio porque no siento mas dolor por lo menos, pero también me acortó mi vida porque trabajaba y con eso ayudaba a mi hijo, y ahora, cómo hago. Si iba antes- a Corrientes capital- me salvaban la mano. El martes se me fue complicando más pero había una posibilidad de que por lo menos se salve, el miércoles se empeoró, mucho dolor, vivía dopada directamente pero no me pasaba el dolor. Ese día que ella se fue no dormí en toda la noche por el dolor que tenía. Los doctores me dijeron que no había más solución, la única solución era amputar. Es tu vida o es tu mano. Que sea mi vida nomás. Tengo un nene por quien salir adelante.
Después de la operación no sentí más dolor, fue un alivio. La primera vez que me voy a caer internada me pasa esto, con 22 años, solamente para tener a mi hijo estuve internada. Fui por un dolor de estomago.
La noche que me opusieron el suero, cuando les dije que me dolía, me cambiaron de lado, se me pasó el dolor de estómago, me dormí. Cuando me levanté vi mi mano toda con moretones, me dolía demasiado. Me hicieron una placa y me preguntaron si me había golpeado, le dije que no. Fui por un dolor de estómago. Me mandaron a Corrientes y me hicieron estudios para ver lo que tenía. Me mandaron al Cardiológico pero ya tenia todo hinchado y mucho dolor. A las 18 cuando me ve el cirujano me dijo que esto fue una arteria que tocaron, de ahí no querían hablar conmigo y habló con mi mamá afuera. Entré a quirófano pero esa noche tampoco pude dormir de dolor.
Sufrí toda esta semana de dolor, ella-la doctora Levatti- se fue el miércoles recién, quedó que iba a ir el viernes, quería ver mi mano y yo le dije que no. Me dijo que no sea rencorosa, que no hay que guardarle rencor a la gente. Me estaban por cortar y ella me pide que no sea rencorosa. Me dijo que la enfermera ya no trabajaba y que la estaba investigando. El miércoles me dijo que ella no va a estar más ejerciendo como enfermera, no la puedo suspender pero va a estar en otro lugar de trabajo.
María se quebró, no aguanto las lágrimas que contiene por momentos y de vez en cuando salen de golpe. Volvió al umbral, no volví a verla hasta que le desee unas buenas noches. Tomasa volvió a la conversación. Al momento del quiebre, abrazó a su sobrina y también dejó caer su impotencia en forma de lamentos.
El viernes -siguió Tomasa- la doctora Gómez hizo su guardia como siempre y la chica estuvo trabajando toda la semana como enfermera. La doctora nos mintió a nosotros. Pienso que nos mintió por la reacción que tuvo con nosotros cuando nos dejó a todos plantados – en medio de las cacerolas- sin darnos más explicaciones. Ella se fue, siempre la respeté como profesional es una excelente persona. Ella se puso a defenderla a las demás, podría pensar que las quiere cubrir. No sé porque actuó hoy así con nosotros y todos los vecinos que estábamos esperando una explicación.
Ella dijo que es todo chisme, que son todos chimentos, me agarró una rabia y una desesperación. Vine a llevarla – a María- para que vean que no es chisme, no estamos inventando, esto pasó. No tengo nada que esconder, no estoy agitando a nadie, sólo queremos que se haga justicia. Cuando hice la denuncia penal el señor Osvaldo Ojeda me dijo que iba a investigar que era una cosa muy grave la que nos estaba pasando. Vamos a esperar.
Ella tiene su hijito, tiene que comprar un calmante que hasta ahora tiene. Somos familia humilde, yo vendo pescado, ropas, limpio casas de familias. Estoy ayudando a mi hermana con lo que puedo. María está conmigo para ayudarla, para que esté tranquila. Ellos son muy humildes, son ocho hijos más el nietito. Mi hermana tiene el sueldito de 7 hijos y mi cuñado es pescador.
Hasta ahora no tuvo contención psicológica, cuando la lleve el miércoles a curaciones voy a preguntar. Cuando estuvo internada la vio dos veces –un psicólogo-. Día por medio tiene que ir a curaciones. Lo único que queremos es justicia.
A maría la veo mal, cuando está solita llora, trato de no dejarla sola, le hago bromas, está con su hijito, con sus primos para que no decaiga. Ella es fuerte por su hijo. Le digo “pensá en tu hijo, lo ves crecer”. Como familia le estamos dando todo nuestro apoyo.
Jueves, 18 de febrero de 2010