Hoy en día, los sexólogos insiten en que decentralicemos la atención en las relaciones sexuales genitales y busquemos nuevas formas para devolverle la naturalidad y el máximo disfrute al sexo.
Así las cosas, si estás cayendo en la rutina y no sabes cómo salir de ella, o si quieres evitar esa rutina del todo, puedes intentar aprender a disfrutar del cuerpo de tu compañero sin que exista la penetración.
Así, tanto él como tú no sólo descunrirán un mundo de posibilidades sino que también profundizarán el vínculo que los une, y se conocerán más a fondo.
Al principio, es normal que se sientan extraños o que no se sientan muy cómodos, pero es por la falta de costumbre. Libérense y disfruten de sus cuerpos, sin tabúes, prejuicios y sin temor o vergüenza.
Nuestra sugerencia es un juego erótico que potenciará el placer e n las relaciones sexuales. Solo necesitan visualizaciones, miradas, las manos, los pies y el clímax inolvidable.
Antes que nada deben quitarse la ropa mutuamente y por completo. Luego, deben colocarse sobre la cama, de lado, y frente a frente. La idea es no tocarse, y mantener un intenso contacto con sólo la mirada.
Después, coloca con mucha suavidad tu pie derecho sobre el pie izquierdo de él, y él debe hacer lo mismo. Nunca dejen de encontrar sus miradas intensamente.
Con cariño, sitúa la mano derecha entre el hombro y el pecho izquierdo de tu pareja, al mismo tiempo que él coloca su mano sobre tu pecho izquierdo. Así, el contacto físico se produce únicamente por las manos y los pies, zonas que aunque no lo crean son muy erógenas.
Ineveitablemente, en este momento sentirán un fuerte fluir de la energía que producirá mucho placer y generará un profundo sentimiento de intimidad. Luego, debes deslizar la mano que tenías sobre su pecho, hacia su frente. Será más intenso si lo haces con el dorso de la mano, el cual genera una mayor sensibilidad.
Simultáneamente, tu compañero deberá hacer lo mismo contigo, y llevar su mano hasta tu frente. Recuerda que el contacto visual es fundamental, por lo que no dejen de mirarse.
Con las manos libres, ambos deberán empezar un suave masajeo en los genitales. Por tu parte, deberás ser muy delicada ala hora de acariciar su pene, sin violencia y con mucha calma. A su vez, él deberá acariciar todo tu pubis, sin llegar directamente a las partes internas. Su dedo índice, debe estimular con mucha delicadeza tu clítoris.
Traten de mantener un ritmo pausado, no se aceleren ni se vayan a la penetración, pues los resultados logrados hasta ahora se habrán perdido. La idea es llegar al orgasmo suavemente y únicamente mediante este acercamiento sutil.
Es de esta forma, que la unión sexual alcanzará proporciones más allá de lo físico, y los hará sentir verdaderamente conectados espiritualmente. ¡Pruébenlo! No se arrepentirán.
Lunes, 8 de marzo de 2010