El ombligo es una de las zonas erógenas más fuertes que tiene el cuerpo humano, especialmente el de las mujeres. El ombligo es en muchas culturas un lugar muy importante, pues al fin y al cabo, es nuestra marca de nacimiento; cuando éramos sólo una criatura en el vientre materno nos alimentabamos por ahí y es la señal de nuestro proceso de formación y de llegada a la vida.
Tanto es así que es común que este botoncito que tenemos todos en el vientre simbolice fertilidad e incluso el represente el lugar del amor como ocurría en la cultura de los antiguos griegos, o como en ciertas culturas indígenas de México donde se creía que colocando miel en el ombligo de las niñas se les garantizaba una dulzura de carácter y un encanto irresistible.
Independientemente de la simbología, es innegable que actualmente el ombligo tiene un matiz decididamente sensual, no en vano es que lo llevamos al descubierto cuando las mujeres queremos lucir apetitosas y atractivas.
Así las cosas, los besos y las caricias en torno a nuestro ombligo son sumamente incitadores y a ellos también les fascina. El contacto con esa zona es irresistible y sugerente, lo cual puede deberse a su cercanía con los genitales.
Por ello, si buscas provocar un deseo arrebatador, no olvides iniciar una suave caricia en torno al ombligo del privilegiado que te acompaña y guía su mano en torno al tuyo, verás que los resultados son mágicos. Pero continúa después tanto hacia el pecho como hacia abajo. Tú eliges y decides qué tanto atrevimiento le pones.
El ombligo es un detonante infalible de ardientes pasiones, siempre que sea acariciado de la mejor manera para estimular y desatar un deseo
incontrolable. Es la chispita necesaria para escender toda la hoguera de la sexualidad y alcanzar los límites del placer más insospechados.
Por ello, utiliza tu imaginación y sé creativa, pues hay muchas formas de provocar la incitación necesaria. Inicia las caricias en torno a ese botoncito de placer, con tus manos o sólo con tus dedos, ya sea en seco, o humedece tus dedos, llénalos de miel o de acéites aromáticos y diviértete, que la sexualidad es para disfrutarse al máximo.
Explora con dedicación y entrega, la zona lo amerita. Desliza el dorso de tu mano alrededor de ese ombligo que tanto te gusta, y si eres más atrevida, no olvides lo besos. Puedes acariciar con tus labios o con la lengua, verás que su reacción será más que agradable.
Jueves, 25 de marzo de 2010