Mantener el sexo con la misma pasión que se inició resulta a veces lo más difícil y la imposibilidad de hacerlo se convierte en la razón por la que muchas parejas se disuelven.
La pasión y el interés sexuales se pierden debido a la rutina, a la falta de comunicación, a la inhibición de deseos, y a que se cree que el sexo es tener intercambio de caricias, penetración y punto. Al existir todos estos problemas, la intimidad se va desgastando hasta que se deteriora por completo.
Una situación típica es que la mujer tiende a tener un papel bastante inactivo durante la unión y esto -por lo general y aunque sorprenda- no le gusta a los hombres, pues sienten que todo el peso del éxito de la relación recae sobre ellos y se sienten demasiado presionado.
El punto aquí es que todo se debe compartir, no hay por qué dejar que el hombre haga todo, ni tampoco hay que esperar que él sepa mágicamente lo que necesitamos nosotras para llegar al climax. Por otro lado, no debe existir ningua presión sobre ninguno de los dos acerca de si llegan o no al orgasmo, pues el sexo no se limita a ese momento, sino que abarca toda una actitud.
También es importante, que se recuerden todas las expectativas que tenías acerca del sexo cuando eras virgen y recuperar un poco esa mentalidad. La idea es recobrar un poco ese asombro ante las nuevas sensaciones.
La rutina de la sexualidad se vuelve una máscara tras la cual nos escondemos para que nuestro compañero no descubra nuestros deseos más secretos, y para no vernos expuestas emocionalmente. Ya bastante es quedar completamente desnudas, para que además quede al desnudo nuestra vulnerabilidad emotiva.
Esta situación es común pero no es recomendable pues resulta sumamente perniciosa. Para romper esa falsa seguridad que nos da la rutina, deberás ser un poco impulsiva y actuar por tu cuenta: podrías llevar a casa alguna película erótica, podrías ponerte ropa sensual, compartir con tu compañero un pensamiento muy erótico o sugerir un nuevo lugar donde hacer el amor.
La sensualidad y el tacto se convierten en arte y magia cuando se mezclan durante el juego precoital. La piel es la zona con la que más sentimos, pero es muy grande por lo que necesita mucha estimulación para verdaderamente despertar durante el sexo.
Es necesario tomarse el tiempo y la calma para acariciar el cuerpo de tu compañero y que él te acaricie a ti. Explórense el cuerpo mútuamente en toda su extensión y con todos los sentidos: el tacto, la vista, el olfato, el sabor, y el oído.
Hay muchas formas de mejorar tu relación sexual, pero lo más importante es que tengas la disposición y que tu compañero también. No esperes a que él tenga la iniciativa, porque eso es injusto y además así como tú, él también tiene sus inseguridades.
Básicamente, debes relajarte y no pensar en el sexo como un concurso donde debes ganar o tener éxito. El sexo es compartir y puede ser que a veces no se llegue al orgasmo y que incluso no haya penetración, sino que sea un bello momento de disfrute sensual con tu compañero y de un mútuo conocimiento; un acercarse en un nivel verdaderamente íntimo.
Si llegan ambos a tener esta perspectiva con respecto al sexo, definitivamente obtendrán mejores resultados y la relación sexual será una hermosa forma de comunicarse y un medio para compenetrarse aún más.
Martes, 6 de abril de 2010