El Vicepresidente del Grupo Clarín, José Aranda, propietario de la empresa Copra S. A. una de las interesadas en la construcción de la represa del Ayuí Grande junto a Adecoagro S. A. del financista húngaro George Soros, y los Colombi, el ex Gobernador Arturo y el actual mandatario Ricardo, forman parte de un extraño entramado que se está dando en la provincia de Corrientes, del que forman parte intereses económicos y políticos, que tienden exclusivamente a beneficiar al Grupo Clarín y sus socios.
Foto: José Aranda (Copra S.A. - Clarín), Ricardo Colombi (Gob. Ctes., George Soros (Adecoagro S.A.) y la cuenca del Ayuí que quieren inundar
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La historia es así. A fines de la década del ´90, Aranda, asesorado por el ingeniero agrónomo Héctor Huergo, director del suplemento rural de Clarín, compró 36 mil hectáreas en el departamento correntino de Mercedes y se puso a sembrar arroz. Invirtió en ese rubro a sabiendas de que el modelo económico argentino de las últimas décadas se perfilaba cada vez más hacia la producción y exportación de cereales. Le fue muy bien, el negocio se hizo rentable. Buena parte del producto comercializado bajo el nombre de Arroz Gallo, el de mayor consumo en la Argentina, provino del campo de Aranda. No se sabe cómo y cuándo se dio el encuentro, pero ya en el nuevo siglo Soros le propuso al empresario de Clarín conformar una sociedad para incrementar la producción de arroz y conseguir con su venta ganancias extraordinarias, aprovechando el incremento del precio de los granos en el mercado internacional. Se fijaron una meta: exportar más de 130 mil toneladas anuales.
Hasta el 2008, así como se desconocía este acuerdo, tampoco se sabía mucho acerca de los medios de los que querían valerse para sumergir a una parte de Corrientes en una gran olla repleta de la gramínea. Justamente de esa posibilidad hablaba el ecologista Lacour en el censurado programa de Landriscina. (ver al final de la nota).
Es que para materializar su negocio, Aranda-Soros pretenden interrumpir el flujo del Ayuí Grande, en el departamento de Mercedes, con un paredón a cota 60 que lo atravesaría por completo, al punto de inundar su lecho completo en decenas de kilómetros de costas. Escribimos en presente porque el proyecto sigue en pie. La propuesta consiste en crear un lago artificial de proporciones descomunales. Tan grande como El Palmar de Colón, Entre Ríos, mayor que la famosa Laguna del Iberá y 12 veces más extenso que el casco urbano de la propia ciudad de Mercedes. ¿Para qué necesitarían semejante lago artificial? Para disponer de agua suficiente destinada al riego de las plantaciones. Es decir: el agua que naturalmente surgió en ese territorio en el amanecer de los tiempos, ahora pasaría a ser propiedad privada de los empresarios.
Tal como está planteado, se inundarían 18.000 hectáreas de ambientes naturales que incluyen pastizales y bosques nativos con vocación ganadera y conservación de la biodiversidad, para transformarlos drásticamente al cultivo de arroz. El reservorio artificial recibiría, a su vez, los efluentes químicos de la gigantesca superficie de plantíos, y el destino de la cuenca del río Miriñay (receptor final de las aguas que terminan en el río Uruguay) podría quedar severamente comprometido, no sólo desde el punto de vista ambiental, sino también productivo, pues la cantidad y calidad de aguas disponibles cuenca abajo ya no serían las mismas.
Quizá porque el tema tomó estado público, el mismísimo suplemento rural de Clarín destacó en su edición del 21 de junio de 2008 la importancia de la inversión “para la producción y la creación de fuentes de trabajo”. Pero se ve que la iniciativa ya venía madurándose desde antes. “Hubo intentos de llevar adelante el plan mucho antes, pero la debacle de 2001 nos obligó a desistir en aquella oportunidad”, dijo Mario Freire, a quien se indica como representante de las dos empresas asociadas, es decir: Copra S.A., cuyo titular es José Aranda, número 2 del Grupo Clarín, y Adecoagro, perteneciente al financista húngaro George Soros. “El año pasado tomamos la fuerte decisión de terminarlo y presentarlo a las autoridades”, explicó el propio Aranda al matutino del grupo económico que preside.
Así fue como a mediados de 2008, el gobernador de Corrientes, Arturo Colombi, recibió a Aranda y compañía, quienes le entregaron un informe de 2.000 páginas donde se detallaban “aspectos técnicos y estudios de impacto ambiental y social que demuestran la viabilidad de la iniciativa”, según dijeron los inversores. La posición de Colombi no se hizo esperar. En conferencia de prensa el mandatario provincial afirmó: “Saludamos, acompañamos y felicitamos a este emprendimiento del sector privado que ayudará a solucionar cuestiones sociales y da esperanzas de crecimiento a la provincia”.
Sin embargo, organizaciones ambientalistas consideran ilegal que un grupo privado se adueñe de un río para hacerlo desaparecer junto a sus bosques y sus especies animales y vegetales. Al mismo tiempo, la Comisión de Recursos Naturales de la Cámara de Diputados de la Nación adelantó en la primera semana de agosto de 2008 que el proyecto inversor debe ser analizado “muy cuidadosamente” por los efectos negativos que podría producir en una zona como la de los Esteros del Iberá. Cuando terminábamos de escribir este libro, el proyecto aún no se había tratado.
De Aranda, que es decir una parte de Clarín, hay otras cosas para contar. El ejecutivo ejerce la titularidad de la Asociación Bradford Argentina, que representa a lo más granado de la oligarquía ganadera.
N R: Justamente en el remate anual de Bradford que realiza Aranda participó el Gobernador Ricardo Colombi
El caso Landriscina y la censura de Clarín
(...) El viernes 11 de julio de 2008, un ratito antes de las 20, Luis Landriscina “mateaba” el tiempo en su casa a la espera del inicio, dos horas después, del programa Mano a mano con el campo, que conduce desde hace cuatro años por el Canal Rural. En ese momento sonó el teléfono, el conocido humorista atendió y se encontró con la voz de su hijo Fabio, productor periodístico del ciclo: “Viejo, tengo malas noticias. Acabo de recibir una llamada del canal; quieren que levantes la nota sobre el problema en el Ayuí Grande. Parece que estás pisando callos de gente pesada...”.
Landriscina tuvo una actitud ejemplar: “Fabio, nosotros tomamos la decisión de enviar la grabación del programa completo. Si lo cortan sería un caso de censura previa que no podemos permitir. Así que deciles que no sacamos nada...”. Su honestidad intelectual quedó sepultada por la impudicia del Grupo Clarín, propietario del Canal Rural, que ordenó levantar la emisión de ese viernes y repetir, en su lugar, el de la semana anterior.
Por supuesto, el otro envío nunca fue emitido al aire.
Los pormenores se conocieron días después. Landriscina había convocado a su programa a Enrique Lacour, presidente de la Fundación Iberá, para que explicara el serio impacto ambiental que ocasionaría en un paraíso natural emblemático de la provincia de Corrientes la reactivación de un proyecto en el que estaban metidos el vicepresidente del Grupo Clarín, José Aranda, y el multimillonario... George Soros.
Fuente: Libro “Diario de Guerra” del periodista Claudio Díaz
Domingo, 25 de abril de 2010