Por mi propia experiencia de vida, practicando las milenarias técnicas hinduistas y guiada por mi propia intuición, fui descubriendo en el laboratorio de mi propio cuerpo, que la esencia del Ser en femenino, es ser PENETRABLE. Obviamente, esto no involucra el plano físico solamente, sino una actitud que nace primero desde un sentimiento genuino interno.
SENTIR LA ENERGÍA FEMENINA, la necesidad de fusión, implica abrirse desde y hasta las más "ocultas" y aparentemente inaccesibles, profundidades.
Es sentir que la capacidad de entrega es la clave de la esencia de ser femenina: la capacidad de albergar y cobijar. La existencia del útero -más allá de la anatomía física- debería inducir a la mujer a RECIBIR, DAR LA BIENVENIDA, HACER SENTIR BIEN, CONTENIDO y CUIDADO, en su interior, a su PAR complementario.
Ser MUJER, es ser capaz de ofrecer todo sin miedo a la pérdida del "yo", segura de que esto la afianza en ese sentimiento de SER.
En ese abrirse una mujer siente que todo su cuerpo son dos brazos que contienen a su compañero, y también siente el suyo como incluido en un otro cuerpo, el de su compañero.
Y se siente "en buenas manos..."
Cuando es vivido, el corazón estalla y quien lo vive desea que todos accedan a ello.
Sin embargo, las mujeres buscan un varón seguro, que demuestre que "todo lo puede" y que jamás se muestre débil, que siempre posea toda la potencia, que le dé toda la seguridad que ella no tiene. Un varón que conquiste, todo...
Cuando una mujer encuentra un varón que, distendido, se entrega y tiernamente, muy seguro de si mismo, refleja su seguridad en ella y confía, despliega toda su potencia y se brinda. Cuando un varón acaricia, llega suavemente sin buscar imponerse, como el viento, sutilmente, penetra en su vida y mientras él descubre qué es el ser masculino, ambos descubren el origen de la Vida.
Siempre que el varón no inicie, aquí, la huída...
Siendo esto (la huída), lo más frecuente, lo que ambos se aseguran, es que jamás serán felices, no experimentarán la belleza de darse por entero, el bien que pueden darse mutuamente, hacer sentir placer y bienestar a un otro ser, su compañero o compañera.
La ausencia de plenitud sexual, produce insatisfacción, estrés, agotamiento físico y nervioso, y un sentimiento de gran vacío en la vida.
Si tenemos en cuenta que esto se traslada a todos los planos de un ser: amistades, trabajo, relaciones, familia, rendimiento, lucidez, deportes, salud en todos sus aspectos, sociedad y muchos ámbitos más, podremos comprender fácilmente la importancia y la urgencia de ocuparnos YA de la búsqueda de una sexualidad diferente.
Martes, 11 de mayo de 2010