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Política - Opinión
Enfermo de vanidad le habla al espejo (¿para Ricardo o para Peteco?)
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Sábado, 12 de junio de 2010

Por Raúl Itkin
Eufórico, se planta ante la convocatoria socorrida por el Estado, y dirigiéndose a una mansa y amedrentada junta de convidados de piedra, dirige sus diatribas a los que ahí no están sin preguntarse porque se hallan ausentes y para los presentes dispone un mensaje cifrado, que sepan que les espera sin toman el mismo camino que los díscolos. Comanda menguadas huestes regimentadas con la prepotencia del manejo personal e inescrupuloso de los recursos, desconociendo las bases sustantivas del sistema republicano.


Aplica la teoría de las 3 P: a los amigos, Plata; a los adversarios, Palos y a la sociedad, Penurias.

Desarticula la militancia para suplantarla por envilecidos empleados suyos, con fondos públicos; y del partido político que lo lleva al poder, hace una oficina de meras gestiones burocráticas, despojándolo de su mas preciado tesoro: el ámbito de debate para generar ideas que ayuden a transformar una sociedad agriada por las injusticias que generan la pobreza, la enfermedad, el desempleo, el analfabetismo, la injusticia, en fin, la dependencia.

Devastado por sus propios yerros y su gruesa cintura, dilapidando recursos económicos de todos en beneficio de una minúscula camarilla, pretende acallar discrepancias, que fundadas en reglas establecidas y normas vigentes, lo acorralan contra la Ley. Así, el panorama social se puebla de reclamos genuinos y ansias de progreso social. No le sirve al conjunto dadivas ni prebendas, mensajes vacios ni engañosas promesas de futuros inciertos.

Egoísta, ultraja a quienes con esfuerzo y sacrificio construyeron desde el cimiento al techo la casa que habita en calidad de mero inquilino; desagradecido, fábula con su historia como si no se conociera su origen y proceder, variopinto incursiona en cuanto fárrago tiene para su exclusiva conveniencia.

Manipulador de la cosa pública, overo, dispone a discreción premios y castigos, desconoce normas y burla legislación, somete a medios y amordaza a comunicadores, para impedir el libre acceso a la opinión vetando a quienes piensan.

Un verdadero espécimen del orden establecido, custodio delegado de los intereses conservadores en detrimento de un pueblo que necesita un emergente lucido e intrépido capaz de dar vuelta un régimen vejatorio asentado sobre políticas elementales, para transformar su bucólica economía en un sistema político integrado, progresista, justo, orientado hacia el desarrollo social, donde sus actores sean capaces de crear su buen destino.

Careado con la verdad, se escabulle en su media lengua, en la algarabía de un coro de grillos. Vive en capilla por conflictos que no sabe ni quiere resolver. Traspasa sin vergüenza los límites éticos y morales. Se mofa de la ideología a la que dice pertenecer y que periódicamente burla encontrando en su seno, cada tanto, encubridores de la misma catadura.

Mesiánico, goza ante cada manifestación aduladora aunque provenga de una milicia de interesados, y en el pedestal de papel, se imagina al legendario –decadente – Napoleón.

Aunque es como pedirle peras al olmo, vale la pena hacerlo saber:

Educar en la pluralidad al soberano, es brindarle un instrumento de liberación; darle oportunidades genuinas de encontrar rumbos laborales en tareas de transformación de la materia prima, en una economía basada en la producción primaria, es otorgarle certificado de emancipación económica; crearle normas de convivencia pacifica y ordenada, significa entregarle autoridad política, e igualar oportunidades y generar condiciones de imparcialidad es convocar a la equidad social.

NR: Evidentemente el relato tiene como destinatario al Gobernador Ricardo Colombi, pero cualquier similitud con el Intendente Eduardo Vischi NO es mera coincidencia, fue un buen alumno.


Sábado, 12 de junio de 2010

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