El tema de las fantasías sexuales ha sido ampliamente discutido y con frecuencia se ha convertido en tema de encuestas de opinión.
Las respuestas son diversas, algunos responden que tiene fantasías, pero que las callan; otros afirman tenerlas y compartirlas con su pareja, y un porcentaje mínimo dice nunca haberlas tenido (¡ah! mentirosillos). Lo cierto es que pocos son los que se atreven a reconocer que eventualmente sueñan con el sexo.
Mientras los expertos creen que las fantasías sexuales enriquecen la relación de pareja, evitan la rutina, y son parte de una vida sexual plena, otros creen que tenerlas es cosa de gente loca o pervertida.
Las fantasías sexuales aumentan la pasión y la excitación sexual y a decir de los expertos en la materia, mejoran la autoimagen, nos hacen sentir más sensuales, nos ayudan a focalizar sentimientos y pensamientos, nos brindan mayor seguridad y confianza y evitan la rutina y/o el aburrimiento.
En el plano de la sexualidad, las fantasías nacen cuando le damos rienda suelta a la imaginación. El límite debe marcarlo cada pareja de acuerdo a su sensibilidad, educación, convicciones morales, creencias religiosas, etc. Fantasías sexuales: sal y pimienta del sexo
En la pareja debe existir la confianza mutua de expresar sus fantasías, y si están de acuerdo practicarlas. Un punto importante a tener en cuenta es que las fantasías sexuales no deben generar angustia, y la pareja debe sentirse a gusto con ellas. La ventaja es que pueden detenerlas en el momento que lo deseen, si alguno empieza a sentirse incómodo.
La imaginación es poderosa y lo mejor es que cada pareja construya sus propias fantasías, en vez de incorporar fantasías prefabricadas. Las fantasías sexuales pueden convertirse en una experiencia emocionante y placentera en tu relación de pareja, y ayudarte a mantener viva la pasión. ¡Atrévete a llevarlas a cabo!
Sábado, 3 de julio de 2010