Por Gabriel Link
La palabra “religión” viene del latín, “religio”, que a su vez viene del vervo “religare”, conformado por “re” (de nuevo) y “ligare” (unir), por lo que religión vendría a ser algo así como “volver a unir” y los teólogos consideran que el significado conceptual es “volver a unirnos para luego unirnos al creador”.
Nota de Redacción: En la gráfica aparece el camión de los Bomberos Voluntarios, que en una actitud totalmente repudiable se presta a una manifestación política religiosa, de un sector de la comunidad, los bomberos son mantenidos por ciudadanos que etsan de acuerdo con la propuesta de la iglesia y por quienes no lo están, y reciben subsidios que los pagamos entre todos. Es decir que los bomberos son de todos y no deberían prestarse para actitudes como la delesnable de cargar un cartel haciendo apología de la discriminación. (Carlos A. Pérego)
El catolicismo es una religión y me pregunto, con actitudes como la de anoche, ¿está la Iglesia cumpliendo con su precepto primario o está haciendo todo lo contrario?
Con suma sorpresa, quienes fuimos anoche a presenciar una “segura derrota de la democracia” nos encontramos con un panorama alentador, pareciera que, al menos en materia de sentido común la grey católica libreña dijo presente, aunque no como la jerarquía “Católica Homofóbica y Romana” esperaba que lo hiciera, lo hizo con su ausencia.
Apenas unas 150 personas se acercaron a obedecer a los curas, mostrando su “indignación” por una ley que jamás podría afectarlos en lo más mínimo pero que entorpece los planes políticos del cardenal Bergóglio y eso afecta sus retrógradas cabezas, impidiéndoles pensar por sí mismos a algunos y llevando a otros a creer que si la ley de matrimonio igualitario se rechaza “caerá, pues, este gobierno de montoneros”, o algo por el estilo.
Ayer decía que esperaba que el católico “pensante” no adhiriera a la barbarie que organizó el cura de la San José (siguiendo los lineamientos “bajados” por la Iglesia de Bergoglio), y ocurrió que la gente le dio la espalda, no a la Iglesia, no a Dios, claro… la gente le dio la espalda a la segregación y a la discriminación que propone la jerarquía eclesiástica, la gente le dio la espalda a la política de la iglesia. Seguramente el cura, el domingo en misa, los llenará de reproches, pero la gente mostró anoche tener más dignidad que sus guías espirituales, y, sobre todo mucha más tolerancia y paciencia con aquellos que “sienten” la vida de otro modo.
Intuyo que la comunidad católica comprendió que lo que hoy está debatiendo el senado no es una cuestión dogmática sino la modificación de una ley del código civil, saben que tienen todo el derecho a opinar y debatir en todos los ámbitos, ellos, los curas, el monseñor y hasta el Papa tiene derecho a opinar; a lo que no tiene derecho la iglesia es a arrastrarlos a una “guerra santa” (según las propias palabras de Bergóglio), o a acusar de diabólico a quien no siga los cerrados preceptos homofóbicos de un puñado de intolerantes que atacan e insultan a personas por el solo hecho de no compartir su condición… quienes, ohh paradoja, nos acusan de intolerantes a aquellos que afirmamos que ellos no tienen derecho a decidir preconceptuosamente sobre el futuro de millones de personas...
Todo fue una gran mentira, desde el inicio se podía observar que el engaño era la premisa central, la llamada “Marcha a favor de la Familia” era todo lo contrario, lo que ideó la Iglesia fue una marcha “en contra” de la familia, al menos en contra de “algunas” familias con las que la jerarquía eclesiástica no está de acuerdo.
Nada, ni un solo punto de la ley atenta contra la familia heterosexual, ni contra la existencia de “mamá – papá” como rezaban los cartelitos del padre Espíndola, la familia heterosexual sigue sana, en pié y en los mismos términos en los que existió siempre; lo único que hace la ley es admitir que “además” de la familia tradicional, se legalice un tipo de familia que existe de hecho pero que no tiene derechos; y aquí otra paradoja… la ley le está diciendo a la religión que no discrimine, cuando el reclamo debería ser a la inversa.
Ser cristiano no es lo mismo que ser discriminador… ¿o sí?. Creo que eso es lo que entendió la comunidad cristiana en su mayoría, creo que por eso se negó a ir masivamente a la marcha.
Hasta el más miope vio, en la pelea planteada ayer por la Iglesia, que había algo más que la negativa por una cuestión de fe, lo que salió a plantear en la calle el cardenal Bergóglio fue una pelea, lisa y llana, en el campo político, contra el gobierno que lo expuso como cómplice de la dictadura de Videla y Massera y como guardián de los preceptos canónicos más retrógrados y conservadores de Roma, el objetivo principal del primado es “cerrarles” todas las puertas a una ley, que, de ser aprobada lo dejaría fuera de la pelea por la sucesión de Benedicto XVI, pero también hay uno secundario y es el de “lastimar” a los “K” por apoyar esta ley.
Para eso salieron a la calle los curas ayer, pero los fieles no los siguieron.
La gente no come vidrio… la grey notó esa pelea y no los siguió, ni siquiera todo el carisma del padre Espíndola logró poner un número importante de fieles en la plazoleta. El pueblo católico no va a la iglesia a hacer política, va a rezar y a expresar su fe, y espera de sus sacerdotes que los guíen espiritualmente, no que los arrastren a una lucha injusta, en el barro, y por cuestiones de poder.
Solamente hubo unos pocos adultos anoche, algunos conservadores, los más recalcitrantes; otros, los que hacen cada cosa que les pida el cura, sea lo que sea… “si lo dice el cura estará bien”; y también algunos de los que “se sirven” de la iglesia para lograr “chapa”, esos que solo van para figurar; incluso… vi incluso a algún homosexual en la plazoleta anoche, aplaudiendo a los que gritaban que había que discriminarlos… el resto, chicos de los colegios católicos que fueron “obligados” a ir para hacer número. Es decir, la imagen de la decadencia, está claro que, -en caso de existir- Dios anoche estaba en otro lado, seguro que no estaba en ese acto discriminador.
Un párrafo para los políticos, ninguno fue al acto de la homofobia, ninguno le corrió vista a la guerra de los curas, bien por ellos, es un paso adelante; al menos ayer mostraron algo de seriedad, de responsabilidad cívica. Anoche los políticos libreños estuvieron a la altura de las circunstancias; y de ninguna manera creo que, en su mayoría, estén de acuerdo con el matrimonio igualitario, sé positivamente que la mayoría de ellos están en contra, pero todos saben que, en sí mismos, representan a un abanico amplio de gente que piensa de diferentes maneras, por lo tanto no deben estar en manifestaciones que sean contrarias a ningún sector de la sociedad, e insisto, la de anoche fue una marcha en contra de alguien, no a favor de algo. Lo que busca la ley es igualar derechos, mientras que lo que busca la iglesia es profundizar la segregación.
No entendí la presencia del camión de Bomberos, no hay explicación lógica para tal desatino, a nadie importaría que el presidente fuera a la marcha, de hecho, el reclamo que defiendo, en esta nota y en otras anteriores, es justamente que cada uno “haga con su culo un pito”, pero su presidente, José Delgado no tenía derecho a poner a la institución avalando una protesta contra un sector de la población, por la misma razón que antes expresaba respecto de los políticos. Cabe preguntarse luego de ver el camión de Bomberos embanderado con un cartel discriminador, ¿si mañana a un matrimonio gay se le incendia la casa le apagarán el incendio?.
En fin, fue grato ver que el odio segregador de algunos curas no encontró correlato entre el grueso de los católicos, podremos estar o no de acuerdo con la ley, pero debemos entender, básicamente, que la democracia se construye con mayorías, y que de esas mayorías surgirán algunas leyes que compartiremos y otras que no, pero si cada ley disparara una guerra, entonces estaríamos hablando de otra cosa, que no incluye a la palabra democracia.
Miércoles, 14 de julio de 2010