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Interés General
16 de Julio de 1900: Se corono a la Madre de Itatí. La misma, fue bendecida por el Papa León XIII.
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Viernes, 16 de julio de 2010

Los fieles que se acercan al santuario, siempre destacan la imagen de madre de la Señora de Itatí. Su tez morena, y la dulzura de sus ojos de madre, parecieran estar mirando a quien acude a ella, hacen que su rostro trasmita una sensación de inmensa paz y amor.

Un detalle de la imagen, la misma fue tallada en timbó y su rostro en nogal. Su altura alcanza un metro veintiséis centímetros – 1,26m –. Representa una Virgen de cabello negro, de pie sobre una media luna, con las manos juntas en posición de oración, con el rosario rodeándolas.

Desde una mirada más llana, resalta su manto azul, con detalles bordados en dorado. En su cabeza un túnica blanca, sobre la que reposa una corona rodeada de doce estrellas.

El 16 de julio de 1900, en el atrio de la Iglesia de la Cruz de los Milagros, en la ciudad de Corrientes, el doctor Paendo de Lastra y Gordillo, por entonces obispo de Paraná, Corrientes y Misiones, coloco la corono a la Madre de Itatí. La misma, fue bendecida por el Papa León XIII, en la Capilla del Vaticana.

El nombre de la Pura y Limpia Concepción de Itatí, viene de la lengua guaraní: “ita”, roca y “ti”, blanca, o sea “piedra blanca”; debido a los yacimientos de cal que estaban junto al arroyo Caleria.

El 23 de abril de 1918, la Virgen fue proclamada Patrona y Protectora de la Diócesis de Corrientes; creada el 3 de febrero de 1910 por el Papa Pío X. Hoy es reconocida como protectora de toda la región del NEA.

La pequeña localidad Itateña se halla a 73 km. de la ciudad de Corrientes. La Ciudad surgió de una reducción indígena. Allí el 16 de Julio, de cada año, miles de devotos de todo el país desbordan la capacidad del Templo Mariano.

La Basílica de Nuestra Señora de Itatí, es uno de los santuarios más importante de América.

Según la tradición, la imagen habría sido encontrada en el curso del alto Paraná; cerca del puerto de Santa Ana, por un grupo de aborígenes. Estos habían visto a la Virgen Inmaculada sobre una piedra, rodeada de una luz muy brillante y acompañada de una música sobrenatural. Fray Luis Gómez ordenó el inmediato traslado de la figura a la reducción, pero la imagen volvió a desaparecer en dos ocasiones, retornando a su lugar cerca del río.

Los religiosos comprendieron cuál era la voluntad de la Santa Madre, y se dispuso el traslado del asentamiento a esos parajes. En 1615 (1580 según otras fuentes) el puerto de Santa Ana quedo abandonado, y el Fray Luis de Bolaños funda la nueva reducción a la que da el nombre de “Pueblos de Indios de Pura y Limpia Concepción de Nuestra Señora de Itatí”.

Con el tiempo, el lugar comenzó a conocerse simplemente como Itatí, y el Fray Luis de Gamarra, párroco del lugar, fue el primero en dar a conocer los milagros de la Virgen.

En la semana Santa de 1624, tiene lugar la primera transfiguración de la Virgen, que duró varios días. Gamarra relata en un documento de la época que “... se produjo un extraordinario cambio en su rostro, y estaba tan linda y hermosa que jamás tal la había visto”. Las transfiguraciones se repitieron a lo largo de los años, y en ocasiones también se oyó esa música sobrenatural de la que habían hablado los indígenas que encontraron la imagen.

Los milagros y las curaciones son incontables, pero quizás el más increíble y espectacular haya ocurrido en 1748. En ese año hubo un gran malón que buscaba destruir y saquear el poblado, pero cuando los indios llegaron a las puertas de Itatí, se abrió ante ellos una ancha y profunda zanja que les impedía el paso. Ante este hecho se retiraron despavoridos, y los habitantes del lugar acudieron entonces a la capilla agradecer a su Patrona.


El Templo Mariano
N
uestra Señora de Itatí ha tenido muchos altares, lugares para el descanso y la oración. Dado el gran número de personas que año a año se acercan al lugar, se consideró la importancia de la construcción de la Basílica.

Corría entonces, el año 1938, cuando se coloca la piedra fundamental para la construcción de la obra, muy cerca de las costa del Paraná. El lugar también guarda la mística que tuviera para los primeros pobladores, devotos de la Virgen Morena.

La obra, bajo la supervisión del italiano Pedro Azzano, concluyéndose – aunque su habilitación fue parcial – a tiempo para que su inauguración coincidiera con el Cincuentenario de la Coronación de la Virgen, el 16 de julio de 1950.

El templo es sin dudas una impresionante obra arquitectónica de características únicas en esta parte del mundo, tanto por su diseño, como por su magnitud. Tiene un largo de 81 metros por 63 metros de ancho, llegando a cubrir una superficie real de 2.900 metros cuadrados, aptos para albergar en su interior a más de 9.000 personas. Su cúpula, custodiada por cuatro torres, tiene un diámetro de 26 metros, cuya altura, incluyendo la imagen de la Virgen que reposa en la cúspide, alcanzando los 80 metros.

Al lado izquierdo de la edificación, se encuentra el Museo Sacro, instalado en la antigua capilla que albergó la imagen desde mediados del Siglo XIX y hasta la construcción de la Basílica.

En el primer piso, detrás del Altar Mayor, al que se accede por las escaleras ubicadas a sus costados, se encuentra el Camarín de la Virgen, un pequeño reducto, diseñando a modo de capilla – oratorio, ideal para una contemplación más intima de la imagen, donde se conservan los tesoros donados a la Virgen.




Viernes, 16 de julio de 2010

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