La aparición de la andropausia parece amenazar la vida sexual de una pareja. Sin embargo, no es el fin. Existen muchas oportunidades de seguir disfrutando su vida intima, siempre y cuando sepa superar algunos inconvenientes propios de la edad.
Los síntomas de esta etapa para muchos traumática, son bien visibles:
-el nivel de producción hormonal disminuye
-el pelo se cae
-el vigor sexual se resiente
-el estrés afecta la vida diaria
Y se dan ciertas circunstancias que ahondan aún más, ese estado de cambios abruptos, como el inevitable recambio generacional (el fallecimiento de los padres, la partida de los hijos, etc).
Todas estas transformaciones, afectan la capacidad sexual del hombre, que ve como su potencia y juventud, se van alejando, que todo va cambiando y nada puede hacer por eso. Ese es un error común. Muchos hombres ven a esta etapa, como el relanzamiento de su vida y la toman como su “segunda adolescencia”.
La diferencia se plantea según la forma de vivir cada circunstancia. Una base sólida, una buena educación y relación con los padres, pueden determinar la respuesta a esta crisis: a favor o en contra.
Generalmente, quienes caen en una depresión argumentándose a si mismos que sus vidas están en cuenta regresiva, son quienes, producto de una respuesta sexual adversa, deciden (casi siempre subconscientemente) abandonar cualquier posibilidad de intento de mejora y dejar caer sus brazos en busca de ayuda.
Los que deciden seguir viviendo su plenitud sexual (consultando a especialistas y creyendo que todo sigue siendo posible) son quienes mejores respuestas encuentran a la crisis y derivando ese optimismo a todos los ordenes de la vida social, laboral, y cultural, con actividades de todo tipo y con la continuación de sus rutinas de manera normal.
Nada cambia entonces para ellos, a pesar de que sus cuerpos le hallan dado una señal de alteración, típica de la edad (de hecho a todas las edades se sufren cambios físicos) y tan poco problemática como el optimismo que pueda ponerse al vivirla.
Los especialistas coinciden en que los síntomas sexuales de la andropausia, tienen mayor origen en los cambios sociales externos, que en la disminución de hormonas en el cuerpo. Todo es cuestión entonces, de no tomar a la andropausia como el final de nada, sino como un proceso de transformación normal... que no nos impide vivir como siempre.
Sábado, 28 de agosto de 2010