El equipo de Sergio Hernández jugó un gran partido y venció a Brasil por un ajustado 93-89. Scola anotó 37 puntos y fue la gran figura del clásico. En la próxima fase espera Lituania
El primer cuarto comenzó con mucha adrenalina desde la línea de seis metros. Tanto Argentina como Brasil pusieron mucho dinamismo con los triples. Hasta Luis Scola, en una imagen rara y hasta inimaginable, convirtió desde larga distancia.
En el poder de gol de Scola fue determinante en los primeros minutos. Todas las bolas pasaban por él, tanto como Brasil lo hacia con Leandrinho y el rápido Huertas. Lo bueno para el "Oveja" Hernández fue la presencia de Fabricio Oberto en el aspecto defensivo, el cual le dio mayor seguridad a la hora de detener las embestidas de los "verdeamarelos". Así se fue el primer cuarto, con un reñido 25-25.
El segundo cuarto bajó en intensidad, porque ambos equipos se cuidaron más de las conversiones en contra que de las propias. La paridad continuó por el intratable juego de Scola y por la capacidad goleadora de Leandrinho, un especialista desde la línea de tres puntos. Además, Argentina consiguió cargar de foules a Brasil y Marcelinho acumuló tres , una alarma de sumo peligro para el equipo de Magnano.
Así Argentina, con un buen trabajo defensivo, más allá de algunas desinteligencias, se puso 46-40 a falta de dos minutos, pero el elenco de Hernández tuvo un cierre olvidable y Brasil aprovechó para lograr un parcial de 8-0 e irse arriba 48-46 al final del primer tiempo.
Brasil arrancó el segundo tiempo con todo. Logró un parcial de 7-0, ante una Argentina pasiva en todas sus líneas. Un triple de Delfino rompió el letargo pero defensivamente, los albicelestes jugaban cada vez peor. Algo indirectamente proporcional con el rival, que a base de asfixia complicaba todo los avances argentinos. Pero el cuarto se fue igualado en 66-66. ¿Cómo? Con un cierre perfecto, de la mano de Scola y gracias al aporte de Delfino.
Los últimos diez minutos arrancaron llenos de dramatismo. Con el partido abierto. Argentina ajustó las líneas en defensa y ajustó la mira en el tablero de enfrente . Con un Scola descomunal y un juego compacto, pasó al frente en el marcador y aguantó con una defensa soberbia. Así llegó a un merecido 93-89 innamovible.
Por entrega, por esfuerzo, por el corazón de siempre y las ganas intactas, el conjunto de Hernández dejó afuera a un gran rival, que dio hasta donde pudo y que casi se lleva todo. Argentina está en cuartos de final y ahora tendrá otro durísimo choque el jueves ante Lituania, pero eso será otra historia. Ahora, a disfrutar de otro clásico ganado.
Martes, 7 de septiembre de 2010