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Sexualidad
Cómo afrontar la pérdida de la virginidad
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Miércoles, 8 de septiembre de 2010

La información es esencial para practicar el sexo de manera responsable. Hay quienes pensamos que la virginidad está sobrevalorada. En ocasiones como un ideal romántico y super-trascendente que nos llega desde determinados productos audiovisuales estandarizados, conservadores y destinados a un público eminentemente adolescente.

En otras ocasiones, se trasciende la pura ideología del producto cultural para llegar a la tipificación de la pérdida del virgo como un doloroso trance que requiere unos cuidados y precauciones extremos. Dejando de lado ideologías y moralinas varias, es cierto que se trata de un paso importante por todas las implicaciones que conlleva, sobre todo si se hace a una edad temprana. Las adolescentes necesitan contar con todas las herramientas necesarias para poder estar seguros de que van a realizar el coito por primera vez de manera responsable y placentera.

Con esto no queremos insuflar miedos adicionales a nadie, ni tampoco hacer más trascendente algo que es un paso común en la vida de todo hijo de vecino. Después de la primera vez habrán muchas otras y seguramente mejores. El recuerdo de aquella primera tentativa quedará difuminado por las sucesivas si tienes una buena experiencia. Por el contrario, si las cosas no marchan como deberían, tu primera vez puede convertirse en un fantasma que planee sobre tus sucesivas relaciones y que incluso repercuta en ellas negativamente. Así, para practicar el sexo de manera responsable y no pagar las consecuencias más tarde, lo primero que tienes que saber es en qué consiste eso de perder la virginidad. Por un lado, los dos componentes de la pareja deben estar cien por cien seguros de lo que hacen y cómodos con la situación. Por otro lado, es capital utilizar protección para evitar las Enfermedades de Transmisión Sexual y los embarazos no deseados. Estos dos preceptos marcan las reglas del juego. Si alguno de ellos falla, mejor no participar.

Una de las consecuencias de mantener relaciones a muy temprana edad es que puede darse el caso de que todavía no contemos con la información o la seguridad necesaria para que el sexo fluya correctamente. La experiencia, aunque no sea coital, se considera un grado, e insufla algo más de confianza en uno mismo. Y es que no es posible empezar la casa por el tejado.
Antes de perder la virginidad, es bueno que aprendas a conocer tu propio cuerpo al detalle y, por qué no, el de tu pareja. Solo así sabrás lo que te gusta y lo que no. La virginidad puede perderse de golpe o progresivamente, ampliando poco a poco los límites personales en función de nuestro propio deseo. Desde Educasexo aconsejamos la segunda opción, que te permitirá estar cien por cien seguro cuando traspases una barrera.

Perder la virginidad puede ser un paso positivo hacia la madurez sexual y emocional si se está preparado para ello. Pero debes tener en cuenta que es una decisión totalmente personal y que te concierne solamente a tí. Si las razones que te mueven no son las correctas (esto es, presión de la pareja, prisas, imitar a los amigos, estados de embriaguez…), las consecuencias emocionales, como hemos apuntado antes, pueden ser acuciantes: estados de confusión, decepción, extrema vulnerabilidad, arrepentimiento… Todo ello por no haber elegido a la persona adecuada, por no haber esperado un poco más o por haber violado determinadas normas morales o religiosas sin estar demasiado seguros.


Miércoles, 8 de septiembre de 2010

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