Por Gabriel Link
En el día del maestro quienes dan “cátedra” son los alumnos. Veintidós escuelas secundarias porteñas y 4 facultades de la UBA permanecen tomadas por los alumnos, los reclamos obedecen al abandono edilicio de los establecimientos y a los retaceos en las becas y las viandas. Dos gremios docentes convocan a un paro de 48 hs. en apoyo al reclamo estudiantil, la pregunta que me hago es, los colegios y las facultades correntinas, ¿están en mejor estado que las de Buenos Aires?, ¿no será hora de que nuestros pibes miren al sur y se pongan en movimiento?.
Hay un dato primordial a la hora de encarar cualquier análisis en este sentido, esa diferencia económica (a favor del estado capitalino y también de las familias porteñas) genera grandes diferencias intelectuales, y es de ahí que se desprende que las verdaderas protestas, las más importantes y comprometidas, se den en las grandes ciudades, puesto que es ahí donde los chicos están mejor formados.
Está claro que si hay argentinos que tienen privilegios por sobre todos los demás esos son los porteños. La ciudad autónoma de Buenos Aires es el distrito con mayor concentración empresarial, el que mayor ingreso per cápita posee, el que menos pobreza sufre (con índices de indigencia cercanos a 0) y por ende es también (de lejos) el distrito que más plata recauda per cápita para las arcas estatales.
Sin embargo las escuelas están en malas condiciones, no en las condiciones deplorables en que están las nuestras, pero tampoco están como los niños y adolescentes merecen, sobre todo teniendo en cuenta la capacidad financiera del estado que los rige.
Imaginemos ahora la realidad edilicia de los colegios correntinos, siendo la provincia más pobre del país y gobernados ininterrumpidamente por “patrones de estancia” desde hace más de 40 años, y bien vale el ejemplo de Paso de los Libres para observar la realidad de toda la provincia.
Una de las escuelas más pequeñas de la ciudad, la 242, fue relevada hace pocas semanas por una fundación que tenía la intención de repararla, claro que al recibir el resultado del relevamiento la fundación descubrió que no tenía capacidad financiera para tal empresa. Aquello que comenzó como una expresión de deseo por colaborar en arreglar un “techo aquí y una ventana allá” se terminó convirtiendo en la temeraria realidad de que para repararla hacen falta 450. 000 pesos. La Escuela Simeón Paiba, la única secundaria para más de 15.000 habitantes de los barrios de Invico, pidió infructuosamente la construcción de dos aulas hace ya diez años (hoy necesitaría diez nuevas salas). La Escuela Normal (la más grande de Libres) reclama desde hace más de un lustro por agua, personal y reparaciones varias; y la Escuela Cabecera, que es el paradigma del abandono, tiene más de 140 vidrios rotos, SÍ… MÁS DE CIENTO CUARENTA. ¿Hace falta seguir describiendo la actualidad de los edificios escolares de Libres?. Un agravante, hace 20 años que no se inaugura una escuela en la ciudad, con el hacinamiento lógico que decanta del crecimiento demográfico de dos décadas.
Es decir, la situación de las escuelas correntinas es desesperante, infinitamente más grave que la de la ciudad de Buenos Aires, sin embargo la reacción no llega. La clase política no se inmuta, el periodismo no relata esa parte de la realidad, los padres de los alumnos ni se enteran de cuál es “esa” realidad, los docentes (salvo en el caso de Suteco, que si bien no paró por ese motivo al menos lo incluyó en los reclamos) no protestan y los alumnos continúan yendo a la escuela con absoluta resignación para tomar clases en lugares vergonzantes, convencidos tácitamente de que “eso” es lo normal.
Esa realidad no se da solamente en nuestra provincia, todo el norte pobre está en las mismas paupérrimas condiciones, la solución no se avizora, ni en el corto ni en el largo plazo pues a nadie le preocupa forzar una solución de fondo. La problemática solamente podría resolverse con fuertes reclamos sociales que hicieran mella en el alicaído poder político del actual gobernador. Reclamos como no se hacen en la provincia desde 1999, reclamos que lleguen a la prensa nacional y que se prolonguen hasta el próximo año, que es electoral.
¿Estamos dispuestos a hacernos cargo?
Hace pocos días firmé una nota editorial titulada “Que la política vuelva a las escuelas, centros de estudiantes ¡ya!”… esa nota, que fue leída en el programa de radio, publicada en el blog y replicada por varios portales de la provincia, tuvo más críticas y silencios que adhesiones, y eso me permite pensar que si los chicos correntinos intentaran iniciar una lucha importante, tendrían los principales impedimentos en sus propias familias.
Está claro que, como dice la derecha, a la escuela no se va a protestar, se va a estudiar, sin embargo esa derecha que repudia los cortes es la misma derecha que gobierna desde hace décadas y tiene las escuelas abandonadas desde siempre.
NADIE en política puede hacerse el desentendido cuando se habla de educación, ni los legisladores ni los gobernantes. El gobierno provincial es el encargado de esta tarea, recibe cada año el dinero necesario para pagar los sueldos de los docentes y el mantenimiento de las escuelas, pero aplica los fondos que manda la nación a otras partidas o directamente se los roban para las campañas políticas, y mientras tanto los intendentes dicen “es un problema del gobierno provincial”, sin mirar que los chicos que van a esas escuelas son el futuro de las comunidades que ellos gobiernan.
Volvamos al caso de Paso de los Libres, si nuestro municipio destinara solamente el 2% de su presupuesto ($600.000) podría arreglar tres o cuatro escuelas por año (no todas están como la 242) o la 93; con lo cual, al cabo de un mandato el intendente podría mostrar a su comunidad que fue capaz de arreglar todas las escuelas. ¿Hay mejor publicidad que esa?
¿Alguien podría decir que la aplicación del DOS POR CIENTO del presupuesto a mejorar las escuelas desestabilizaría la economía de un gobierno municipal?. Evidentemente se niegan a hacerlo para que la educación siga herida de muerte como lo está actualmente.
El intendente Vischi gasta mucho más que $ 600.000 por año en la compra de periodistas locales y capitalinos, y sin embargo se reeligió con el 71,5% de los votos. Es decir, siete de cada diez habitantes lo votaron sin importarles el estado de las escuelas a las que van sus hijos y los siete votaron también por uno de los Colombi, que son los responsables directos de ese abandono durante la última década.
De este superficial análisis se infieren varias cosas:
a) A la clase política no le importan ni la educación ni el estado de los edificios en los que estudian nuestros pibes porque se consiguen más votos con “pan y circo” que con educación de nivel.
b) A los docentes no les importan ni la educación ni el estado de los edificios en los que estudian nuestros pibes porque no tienen ningún compromiso vocacional y solo protestan por sus sueldos.
c) A los padres de los alumnos no nos importan ni la educación ni el estado de los edificios en los que estudian nuestros pibes porque estamos muy ocupados tratando de ganar plata de día y mirando culos en Showmatch a la noche.
La pregunta que se desprende entonces es, ¿No será hora de que los pibes dejen de esperar a que los adultos resolvamos un problema que jamás nos interesó resolver y comiencen una lucha ellos mismos?.
Sábado, 11 de septiembre de 2010