La sistemática insistencia del oficialismo en mostrar -aún sin nombres ni pruebas- a un sector de la oposición como fogonero de un movimiento conspirativo anticipa el fragor de la batalla electoral que se aproxima.
Las repetidas denuncias del Gobierno contra el justicialismo, que hasta ahora no ha respondido, parece encontrar explicación, antes que una preocupación institucional, en un desvelo político. Sucede que las urnas significarán una dura exigencia para 25 de Mayo y Salta, más todavía si el peronismo asoma fortalecido.
Estas elecciones de medio término en la provincia -en la que se renovarán la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio de la Cámara de Senadores- constituyen una cuesta arriba para el partido del gobierno y sus socios electorales. De las 17 bancas que este año se vencen en la Legislatura local (13 diputados y 4 senadores), 12 lugares le corresponden a la alianza gobernante ECO.
A la UCR en particular se le terminan cinco mandatos en la Cámara baja (Manuel Aguirre, Noemí Cuneo, Cecilia Gortari, Héctor López y Alejandra Seward); y dos bancas en la Cámara Alta (Sergio Flinta y Liliana Wetzel). A ello se suma la caducidad de mandatos de legisladores aliados. En Diputados: Pedro Cassani, Bernardo Quetglas, Alejandro Sitjá y Balbastro del Partido Liberal y Nora Nazar del PaNu. Y en el Senado Jorge Simonetti también del PaNu.
Estas bancas son importantes para el radicalismo porque le permiten mantener la mayoría y con los que suele alcanzar los dos tercios de voluntades cuando necesita leyes claves, como en el 2010 fueron las autorizaciones de nuevos endeudamientos, el presupuesto, o para frenar proyectos que no resultan del agrado del Ejecutivo.
Para renovar estos 12 lugares, de los 17 que tienen fecha de vencimiento, la UCR y sus aliados políticos deberían lograr cuanto menos el 70% del total de los votos en las legislativas locales. No es imposible (ya sucedió en otros tiempos), pero no fácil de lograr.
Para el PJ el panorama aparece menos exigente. Se le vencen tres bancas (en Senado Jorge Barrionuevo; María Inés Fagetti y Luis Badaracco en Diputados), de las 17 que se renuevan.
En un escenario electoral polarizado como el que se avizora, entre el peronismo y el radicalismo que seguramente encabezarán los frentes más grandes, el PJ pareciera correr con una ventaja ya que el objetivo primario está más cercano: reponer tres legisladores.
Lo que consiga de más será ganancia.
Aunque se ubique segundo en las legislativas locales, el peronismo seguramente quedará muy cerca de alcanzar las nueve bancas propias en la Cámara de Diputados lo que le quitará la mayoría calificada (dos tercios) con los que hoy cuenta la alianza gobernante. También podría llegar a las tres bancas en la Cámara de Senadores. Además de significar un crecimiento partidario, que seguramente será capitalizado de cara al 2013, en el que el peronismo irá nuevamente por la Gobernación.
En las elecciones legislativas nacionales, Corrientes renovará cuatro de las siete bancas que tiene en Diputados. La UCR pone en juego dos escaños (Agustín Portela y María Josefa Areta) y el peronismo uno (Hugo Rubén Perié). El cuarto mandato que vence es el del liberal (macrista) José Arbo.
La cantidad de bancas que se renuevan y que dimensionan la tajada de poder político que se dirime le dan significación a las elecciones que vienen, sobre todo para el Gobierno -como partido o alianza- porque es el que más arriesga. Reponer tamaño número de lugares asoma como una empresa muy difícil.
En función de este escenario se inscriben los movimientos y las declaraciones que desde el oficialismo, pero también desde la oposición, se registran anticipadamente. Es que responden a una estrategia con la vista puesta en las urnas, que están cada vez más cerca para marcar el destino político.
Miércoles, 26 de enero de 2011