La Roja aguantó cuanto pudo. Argentina pegó en los momentos justos y se impuso con contundencia ante el conjunto trasandino por 4 a 1: triplete de Gonzalo Higuaín y Lio Messi, los autores de los tantos albicelestes; descontó Matías Fernández.
En los últimos tiempos, la moda empujó y la falta de identidad del equipo argentino hizo el resto. Barcelona se acomodó en la cresta de la ola y barrió con las sentencias cabales del fútbol moderno. Sin embargo, a su sombra creció Mourinho; amante de la táctica y el vértigo. Qué es eso de fútbol físico. El fútbol es fútbol y ya. Se juega en equipo, hay once de cada lado. La misión es hacer ingresar la pelota en el arco contrario.
Entre esos dos gigantes se debate la media del fútbol que vemos hoy día. En su gran mayoría, entrenadores y futbolistas se vuelcan hacia el perfil Catalán, ganador a diestra y siniestra, sin ocuparse de generar una idea propia. Eso lleva tiempo, en el campeón del mundo van veinte años de proceso y la cuenta continúa.
Pasaron Diego Maradona y Sergio Batista por el banco argentino, ambos coincidieron en parecerse a al cuadro blaugrana. Ninguno consiguió semejante empresa. A la selección de Diego, Alemania la mandó de vuelta a casa con cuatro goles en la valija. Checho nunca convenció, perdió en penales contra Uruguay en la Copa América y quedó out. Llegó Sabella. Y con Pachorra se acabaron los discursos.
El ex entrenador de Estudiantes de La Plata enfrentó a los micrófonos siempre para explicar las distintas funciones de sus jugadores. En la práctica, en los distintos amistosos, tampoco se pareció a nadie. Busco su propio estilo. Quizás algo más cauto de lo que a muchos les hubiera gustado, lo justo a su criterio.
Sin embargo, en el debut por los porotos debió cambiar. La lesión de Demichelis obligó a modificar los planes. Atrás los tres centrales, bienvenido 4-4-2; y con él, el pragmatismo como bandera.
Apenas comenzado el partido, lo más saliente era el compromiso de los futbolistas argentinos, personificado por Messi, Higuaín y Di María, los primeros defensores de Sabella a la hora de la recuperación. Contrario a sus intereses, lo mejor estuvo en el tridente de ataque, al medio le costó algún tiempo acomodarse al terreno, y la defensa evidenció su falta de trabajo.
Braña se veía superado y cortaba los embates chilenos con sendos foules. De este modo llegó el primer gol nacional. Un tiro libre mal pateado por Waldo Ponce permitió el contraataque argentino comandado por Di María. Fideo corrió con la pelota en los pies, se adelantó unos cuantos metros y divisó cómo Higuaín se metía en el área rival a toda velocidad. Con un pase largo dueño de una precisión quirúrgica, el ex Central le puso la pelota en el botín derecho a Pipa, que controló y orientó en el mismo toque, para luego fusilar. Pim, pum, pam: 1 a 0 y festejo. En apenas diez segundos la albiceleste pasó del sufrimiento a la euforia máxima.
Lejos de conformarse con la victoria parcial, el seleccionado nacional continuó mentalizado en el objetivo, sin ceder ni un centímetro. Así las cosas, Sosa presionó a Beausejour en la salida y consiguió recuperar el balón. Hizo extensivo para Higuaín que, retrasado, se vistió de asistidor en esta oportunidad, y la jugó sobre la medialuna del área, para el ingreso de Messi o Di María, finalmente fue la Pulga quien llegó primero y punteó al gol, al segundo.
En los últimos 45 minutos, Chile intentó adelantarse unos cuantos metros en el terreno de juego. Pensaba que eso ayudaría a achicar la diferencia en el marcador, pero no; lo complicó. Argentina disfrutó los espacios que esto generaba y empezó a lucirse. Cada ataque daba la sensación de liquidar la historia. Y así fue. Di María nuevamente limpió el barullo sobre el costado izquierdo y centró para Pipa Higuaín, quien definió de primera, de media vuelta. El calificativo Pipita ya le queda chico.
Después, el ex River, demostró que lo suyo no sólo es definir con virulencia. En la jugada del cuarto gol, que nace de una salida chilena interrumpida por Lio Messi, ambos delanteros juegan una pared adentro del área, y el jugador de Real Madrid tocó con el borde interno del pie, al ángulo. De Barcelona para Real Madrid, de Lio Messi para Gonzalo Higuaín, de un grande al otro.
Sábado, 8 de octubre de 2011