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Interés General
En Mercedes la fe volvió a brotar roja como la sangre del Gaucho Gil
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Lunes, 9 de enero de 2012

Mercedes (9-1-12): Durante el fin de semana más de 200 mil personas visitaron su santuario, ubicado a la vera de la Ruta 123. Ofrendas, pedidos, promesas y chamamé unieron a devotos provenientes de los más diversos puntos del país. Los bonaerenses nuevamente fueron mayoría. DAVID.

Los fieles del Gaucho Antonio Gil volvieron a demostrar que su fe es inquebrantable y brota como la sangre roja que fue derramada precisamente un 8 de enero, pero de 1874, cuando dieron muerte al santo popular mercedeño.

Es así que unas 100 mil personas se congregaron ayer para recordar el 134º aniversario de su fallecimiento. Ni el impiadoso sol que desde los primeros minutos de la mañana atacó con sus fuertes rayos, ni las cada vez más notorias carencias en materia de infraestructura para los visitantes detuvieron a los fervientes devotos, quienes a partir del viernes coparon el predio del santuario, ubicado a la vera de la Ruta 123, a ocho kilómetros del centro de la ciudad.

Desde la madrugada largas filas de personas enfundadas en prendas rojas, con velas, imágenes y ofrendas nutrieron las largas filas que a paso de hormiga ingresaban al santuario, con fieles que en los pocos segundos que dura su “estadía” con el santo, se desvivían por agradecer, pedir, cumplir una promesa o elevar una oración.

Cada uno de los devotos tiene su historia particular, muchos piden por la salud de la familia, otros por trabajo, algunos para comprarse una casa, un auto o simplemente para honrar la memoria del Gauchito, un santo profano que cada vez crece más en la fe popular argentina. Los correntinos son miles en la fiesta, pero en los últimos años los “foráneos” se multiplicaron.

Quizás una de las pruebas más fehacientes del crecimiento de su veneración esté cimentada en el alto porcentaje de personas de la provincia de Buenos Aires -sobre todo del conurbano-que abrazó esta creencia. Había colectivos de José C. Paz, Don Torcuato, Escobar, Campana, San Martín, Longchamps, entre otras localidades y barrios.

Los fieles de este santo saben que son ellos los protagonistas de este fenómeno popular, entonces se las ingenian para demostrar su fe de las más variadas formas. Algunos optaron por los atuendos de gaucho a puro color rojo, otros más modernos pasearon orgullosos con sus tatuajes, remeras, musculosas, o banderas como las de las hinchadas de fútbol.

Ellos dicen: “Vengo a agradecer y a pedirle cosas al gauchito, para mi y mi familia”, dijo a época David Mayer, un joven discapacitado proveniente de Don Torcuato (Buenos Aires) que a pesar de sus dificultades para desplazarse, quiso al menos poder tocar la imagen de Antonio Gil y emitir su plegaria.

“El lunes pasado perdí a un hijo de 17 años, mi señora me dijo que venga igual, que al ser devoto tenía que decir presente y aquí estoy, nadie nos llama, venimos solos y todo es por una cuestión de fe”, precisó Ricardo Prieto de Lomas de Zamora. Junto a él otro bonaerense, Alejandro Vallejos, habitante de Mercedes, contó que viajó largas horas para venir a la ciudad homónima, para cumplir una promesa.

“Vengo a agradecer porque le pedí al gauchito que saque de la droga a un hijo mío. Él salió de ese vicio y ahora vengo siempre, además nos trasladamos en combi con un grupo de gente de Concordia (Entre Ríos), dijo Luz Almada, mientras compartía unos tempraneros mates con Claudia y Graciela, oriundas de la misma ciudad.


Lunes, 9 de enero de 2012

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