Habrá mil bemoles para analizar la circunstancia: habrá que remarcar la necesidad absoluta de lograr justicia para que aparezcan los verdaderos responsables de las 8 muertes del pasado jueves 22 de marzo. Vale el reclamo y el pedido insistente, pero hay una obligada razón de decir que, en éste caso, habrá que analizar las formas. Si bien es cierto que las circunstancias hicieron que la fecha coincida con otro 22 (siempre marchan en ese día del almanaque desde el fatídico 22-03) vale criticar las formas en que la marcha se realizó hoy, en el cierre de la Primera Feria del Libro de Corrientes, con una marcada intencionalidad política.

Está claro: tocaron el bombo para hacerle doler la cabeza a Camau. Les guste a quien les guste, critique quien critique. Con la plena convicción de hacer todo el esfuerzo para alcanzar plena justicia, llama poderosamente la atención que se haya orquestado toda una manifestación un domingo, con enormes y poderosos equipos de sonidos, carteles claramente confeccionados en un lugar, y con vehículos movilizando a los indignados (con razón) familiares y amigos de los 8 obreros que murieron por la absoluta inoperancia de quien la Justicia, en su tiempo, determinará.

La marcha tuvo una plena y evidente organización. Fue una movilización armada para molestar al intendente, a la Municipalidad y al público que visitaba la muestra.

El reclamo es justo, el fondo del mismo. Criticamos las formas, porque entendemos que mezclar la política con el pedido insistente y necesario de conocer quien o quienes fueron los responsables, constituye una falta absoluta de respeto a la dignidad que legaron en los suyos quienes murieron hace 4 meses.

Está claro. No hacía falta tanto circo armado. No hay necesidad de mezclar las cosas con tanto oportunismo político de algunos que confunden justicia con venganza.

Lunes, 23 de julio de 2012