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Tras absurdo accidente y 32 cirugías Ramón necesita $400 mil para caminar
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Sábado, 4 de agosto de 2012

Curuzú Cuatiá (4-8-12): En noviembre del 2008, un conductor a contramano lo atropelló provocándole fracturas en su fémur. Pero luego de la primera operación contrajo osteomelitis. Hasta ahora no logra curarse pese a los múltiples intentos. La única alternativa es una intervención quirúrgica reconstructiva en el Hospital Italiano.

Tras absurdo accidente y 32 cirugías Ramón necesita $400 mil Ramón Antonio (Monchi) Ayala es un joven curuzucuateño que el 8 de noviembre del 2008 fue atropellado por un conductor que circulaba en contramano y consecuencia de ese hecho, sufrió múltiples fracturas de fémur. Fue operado pero contrajo una infección de la que aún hoy, después de más de 30 cirugías, no logra curarse y la única posibilidad de que no le amputen la pierna es someterse a una intervención reconstructiva en el Hospital Italiano cuyo costo es de $400 mil. Para intentar reunir ese dinero lanzó una rifa y un pedido de ayuda: quienes deseen colaborar pueden hacerlo en la cuenta del Banco Nación (ver El Dato).
Han pasado casi cuatro años de la madrugada de ese domingo en el que Ramón fue víctima de un accidente. Sin embargo, todavía no pudo recuperarse. Sólo puede movilizarse con muleta y debe soportar los dolores con calmantes.

“Después del accidente me operaron por las fracturas múltiples de fémur y allí habría contraído una bacteria que derivó en una osteomelitis”, contó Ramón a El Litoral. Haciendo referencia a una infección de la que no logra sanarse pese a los múltiples intentos de los médicos. Fue operado 17 veces en el Hospital “Fernando Irastorza” de Curuzú Cuatiá, también en el “General San Martín” (Escuela) de la Capital correntina y en el sanatorio San Roque de su ciudad natal.

Allí es atendido por un médico, Jorge Mastrocesare a quien Ramón agradece todo lo que hizo por él.

“Inclusive me puso en contacto con un profesional del Hospital Italiano donde tienen nuevos métodos que me permitirían poder sanar y poder volver a caminar. Caso contrario, tendrán que amputarme la pierna”, relata el joven de 27 años que está casado, tiene un nene de un año y tres meses y otro que nacerá en octubre.

Precisamente, son ellos que con su amor lo ayudan a seguir. “Cada vez que me siento mal pienso en mis hijos y me digo a mí mismo que no puedo dejarme caer, me necesitan. Se merecen que haga el intento para poder algún día caminar con ellos mientras los sostengo en mis brazos”, afirma Ramón o Monchi, como lo llaman sus seres queridos.

El apoyo de sus seres queridos y amigos es de gran ayuda, para que a él no le falte nada, tampoco a sus hijos y que su esposa continúe con su estudios de abogacía.

“También yo estaba a punto de recibirme de chef internacional cuando ocurrió el accidente”, recuerda.

Pero aclara que ahora su objetivo es poder volver a caminar.
“Tengo una pensión por discapacidad, pero yo quiero trabajar y darle a mi familia un futuro mejor”, subraya.
Para ello necesita la ayuda de quienes lo conozcan y de los que tal vez nunca lo vieron pero deciden ayudarlo a tener una nueva oportunidad.

“El martes lanzamos una rifa, sorteamos una moto y celulares. Amigos, vecinos y hasta comercios aceptaron ayudarme a vender los números que tienen un costo de $60”, precisa Ramón, quien también sabe que aunque venda todos, la recaudación no será suficiente para cubrir ni la mitad de los costos.

Doble

“Necesito reunir lo antes posible los $400 mil para pagar la operación y congelar así los costos, porque si pasa más tiempo seguirá aumentando porque se usan todos elementos importados que tienen precios en dólares”, explica el joven.
Tras lo cual detalla que la operación reconstructiva sería en dos etapas.

En la primera le colocarán un dispositivo por dentro y otro por fuera del fémur que irrigará medicamento durante una determinada cantidad de meses para curar la infección. Paralelamente, recibirá otro medicamento inyectable.

Una vez superada esta etapa con éxito, pasarían a la segunda intervención quirúrgica en la que le colocarían un clavo por dentro del fémur y hueso cadavérico que adherido con un cemento especial le permitiría avanzar con el proceso de reconstrucción.

Este tratamiento tendría una duración de dos años, pero “me dan todas las garantías de que si eso se completa, volveré a caminar normalmente”, afirma Ramón. Un anhelo que hace varios años, quiere concretar.


Sábado, 4 de agosto de 2012

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