La tercera noche de corsos oficiales se realizó en forma normal, con buena cantidad de asistentes pero sin igualar con el sábado anterior, el paso de las comparsas de la “B”, se realizó con poco público, pero el clímax llega cuando entran las mayores.
Foto Master Sonido

Con buena asistencia de público, pero no tanto como el sábado pasado, se desarrolló la anteúltima noche de los carnavales libreños, el paso de las agrupaciones menores se dio nuevamente con muy poco público, situación esta que se deberá rever en próximas ediciones, ya que el esfuerzo, la dedicación y el entusiasmo de las comparsas menores, Catamarca, Emperatriz y Armonía debe ser merecedor de poder desfilar con una cantidad de público adecuada.

Carumbé inició el desfile de las mayores, luciendo todo el brillo y el color que la caracteriza, el sambódromo se vistió de rojo y blanco y la ovación y los aplausos se vieron en todo su largo. Las 8 alas en que se desarrolla el enredo se lucieron como nunca, pero el plato fuerte, como siempre es en Paso de los Libres, fue el paso de la “Sinfónica del Samba”, la batería hizo temblar los corazones de los presentes, culminó su desfile con un tiempo casi perfecto.

Zum Zum siguió el mismo camino que su antecesora levantando la energía que ya estaba presente en la avenida e hizo vibrar a toda su parcialidad que hizo que del rojo y blanco se pasara al verde y blanco, colores característicos de la comparsa del águila, las pasistas, la portabandera y mestre sala, las alegorías y por supuesto el sonido de “La Facultad” hicieron delirar a los asistentes.

Cerró la tercera noche Tradición, la comparsa del León, que nuevamente demuestra que a pesar de ser una agrupación fundada hace pocos años, llegó para ser una mas de las grandes y año a año lo demuestra, la comisión de frente, caracterizada por ser una de las atracciones que año a año muestran, se lució a lo largo de lo s 400 mts. de desfile, la batería con su nueva madrina y director demostró toda la fuerza que caracteriza al símbolo de la agrupación, el león.

Un párrafo a aparte merece la belleza de las pasistas, destaques, madrinas y reinas de todas la agrupaciones que pone de manifiesto la belleza de la mujer libreña, y la gracia, simpatía y finura al “sambar”, característica esta que hace que los carnavales libreños sean únicos. Pero todo esto de los carnavales se mama desde niño, y así lo demostraron las criaturas de 3, 4, 5, 6 años que a pesar de lo que piensan algunos iluminados habidos de protagonismo, demostraron una madurez llamativa, bailando, saludando y haciendo levantar a las tribunas a lo largo de todo el desfile, sin cansarse, sin llorar y sin ser obligados.


Domingo, 8 de febrero de 2009