(22-6-16): La Mano de Dios y el Gol del Siglo, recordados al detalle por el astro quien en su último libro recuerda: “Les habla el hombre que le hizo dos goles a Inglaterra y uno de los pocos argentinos que saben cuánto pesa la Copa del Mundo”
"Si era por los argentinos, teníamos que salir con una ametralladora cada uno y matar a Shilton, a Stevens, a Butcher, a Fenwick, a Sanson, a Steven, a Hodge, a Reid, a Hoddle, a Beardsley, a Lineker. Pero nosotros nos alejamos de ese quilombo. Ellos eran sólo nuestros rivales. Lo que yo sí quería era tirarles sombreros, caños, bailarlos, hacerles un gol con la mano y hacerles otro más, el segundo, que fuera el gol más grande de la historia". Tales palabras de Diego Armando Maradona abren el Capítulo VII del libro México 86. Mi Mundial. Mi Verdad. Así ganamos la Copa que fue escrito por el 10, realizado por el periodista Daniel Arcucci y editado este año por Sudamericana.
La obra de 236 páginas recopila las vivencias de Maradona, los hechos que llevaron a la Selección del ´86 a la consagración mundial y detalles inéditos con el valor agregado de que fue escrito por Diego con el respaldo del paso del tiempo y el poder que esto conlleva al momento de analizar el pasado, entre sucesos y personas.
Hoy se cumplen 30 años del gol que fue bautizado por el propio ex jugador como La Mano de Dios y del que fue considerado por la FIFA como el mejor de la historia de los Mundiales, aquel en el que nadie se animó a cortar el trazo de la obra que fue posible gracias a un Diego que llegó México con un solo objetivo: alzar la Copa del Mundo.
Del capítulo dedicado al partido contra Inglaterra de cuartos de final del Mundial 1986 disputado el domingo 22 de junio en el Distrito Federal, se reproducen a continuación los fragmentos más destacados.
*En la previa el tema de la guerra no pasaba desapercibido. ¡No podía pasar! La verdad es que los ingleses nos habían matado a muchos chicos, pero si bien los ingleses son culpables, igual de culpables habían sido los argentinos que mandaron a los pibes a enfrentar a la tercera potencia mundial con zapatillas Flecha.
*Para ellos (los ingleses) también era un momento muy difícil. Nos enteremos de que, antes del partido, les había hablado un tipo, creo que el ministro de Deportes, o algo así, para que tampoco se metieran en quilombos con declaraciones y para que no se dejaran llevar por la calentura en el juego. Los jugadores estábamos todos en la misma.
* Me preguntaron a mí (con cuál de los dos modelos de camiseta alternativa disponible iba a jugar la Selección) y no dudé un segundo. Marqué una con el dedo y les dije: "Con esta le ganamos a Inglaterra".
* A los ingleses los habíamos visto jugar contra Paraguay y le habían ganado 3 a 0. Nosotros sabíamos que tenían buen medicampo, combativo, pero también sabíamos que no eran pibes (…) No contábamos con el morochito Barnes, que entró y nos complicó la vida…. Cada vez que lo veo a Barnes –y lo he visto muchas veces, en partidos de la Champions en Inglaterra y también en Dubai, está gordito como yo- se muere de risa, como diciendo: "¡El cagazo que les hice pegar!"
* Cuando se la di a Valdano, le rebotó y se le fue un poquito alta, con Hodge al lado. Entonces Hodge lo anticipó. Y Hodge comete el error, que para mí no es un error porque en ese momento le podías dar la pelota atrás al arquero, de levantarla para Shilton en vez de revolearla… Si Hosge la hubiera revoleado, la pelota no me llegaba nunca a mí… Nunca.
* "Esta es la mía", dije. "No sé si le voy a ganar pero me la juego. Si me lo cobra, me lo cobra". Salté como una rana y eso fue lo que no se esperaba Shilton.
*Cuando salí, salí enseguida para festejar el gol. La pelota había salido fuertísima. Le di con el puño pero salió como si hubiera sido un zurdazo más que un cabezazo. Llegó a la red y todo. Hice así, tac, y no me podían ver nunca…
*Miré al referí, que no tomaba ninguna decisión; miré al línea, lo mismo. Y me fui corriendo a festejar. Yo decidí lo que ellos no se animaban a decidir.
*Del gol con la mano no me arrepiento en absoluto. ¡No me arrepiento!
*Lineker me dijo: "Yo le echo la culpa al referí y al asistente, no a vos. Y el segundo gol fue la primera y única vez en toda mi carrera que tuve ganas de aplaudir un gol de rival…"
*Shilton sí se enojó. Y va a seguir enojado por arquero. Dijo: "No voy a invitar a Maradona a mi partido despedida". Ja. ¿Y quién quiere ir a un partido despedida de un arquero?
*En la conferencia de prensa no sabía cómo salir del brete. Al principio, seguía diciendo que lo había hecho con la cabeza. No sé, tenía miedo de que, como todavía estaba en el estadio, lo anularan, qué se yo. Y a alguno le dije a la pasada eso de "la cabeza de Maradona y la mano de Dios".
*Sé que Peter Reid declaró en un documental que tiene pesadillas con ese partido, que todavía se despierta todo transpirado a la noche (…) Y a mí, personalmente, cara a cara, me dijo algo más, me dijo así: "Yo, cuando vi al potro salvaje que agarró velocidad, no pude más y me tiré al medio, solo. Me entregué". (…) Si ven el gol de nuevo se van a dar cuenta de que es cierto. Lo estoy viendo ahora, mientras recuerdo. Ahí está, ahí está cuando Reid me deja. Qué momento…
*La jugada nace ahí, en el pase de Enrique. ¿Qué pasaba si le erraba por medio metro? Yo no la recibía como la recibí y no podía girar como lo hice, para sacarme a dos de encima, a Beardsley y al pobre Reid. En el giro ya me saco a dos, vayan contando, y había quedado Hodge, por ahí, pero Hodge no marcaba a nadie… Entonces me sale Butcher por primera vez. Yo le amago a irme por afuera y engancho apenas para adentro. Pasa de largo, el inglés, que gira y me empieza a perseguir… Yo lo voy sintiendo a él, atrás, a mi derecha, como si me estuviera respirando en la nuca. Entonces me sale Fenwick, que me tira el manotazo. Butcher me tira un patadón ¡No se imaginan lo que fue! Me da abajo, a ver si me podía levantar y tirarme a la mierda. Pero yo llego tan armado ahí que cuando la toco tres dedos para mandarla adentro, me importa tres huevos la patada de Butcher…
*Ahí sí que salí gritando como loco. No necesité mirar al referí ni a nadie. Sabía lo que había hecho. Corrí por la línea de fondo y, cuando llegué al córner, me encontré con Salvatore Carmando, justo con él. Me abrazó y enseguida llegaron todos los demás. Burruchaga, Batista, Valdano, se olvidaron de los retos de Bilardo: "¡Qué gol hiciste, hijo de puta, que gol hiciste!", me gritaban.
*Ese gol para mí tiene música. Y la música es el relato de Víctor Hugo Morales.
* Acá pueden venir los Messi, los Tevez, los Riquelme, y hacer diez goles cada uno. Mejores que ese. Pero nosotros fuimos a jugar un partido contra los ingleses después de una guerra, después de una guerra que todavía estaba muy fresca (…) Y eso no se compara con nada. Y todo eso los padres se lo contaron a los hijos, y los hijos a sus hijos. Porque ya pasaron treinta años, treinta años. Y lo siguen contando
* Aquello fue algo único… No se puede poner en palabras. No se puede escribir, no se puede decir. No sé si, como muchos dicen, une el talento y la trampa de los argentinos. No lo sé y no me importa. Pero sí se una cosa, y la tengo bien clarita, se enoje quien se enoje. Si yo fuera uno cualquiera, uno de Villa Fiorito, diría: "Cómo me hubiera gustado hacerle un gol con la mano a Inglaterra y un súper gol". Si fuera cualquiera, un argentino de Villa Fiorito, juro que pensaría así.
Miércoles, 22 de junio de 2016