Entre 2000 y 2006 los desastres ambientales en el mundo fueron cuatro veces más numerosos que en la década de los 70 y los daños económicos ocasionados por ellos se septuplicaron hasta alcanzar unos 83.000 millones de dólares anuales.

El aumento de los desastres ocasionados por el cambio climático es uno de los principales factores que ponen en peligro la estabilidad financiera de los países de América Latina, según han señalado expertos de Naciones Unidas, en México.
"Aunque los países de la región no son productores de ese cambio climático sí lo padecen", destacó el experto en desastres de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), Ricardo Zapata, en la presentación para la región del "Estudio Económico Social y Mundial 2008: Cómo superar la inseguridad económica".
"El impacto de los desastres es desigual. Hay más muertos y más daños en los países en desarrollo" y dentro de éstos, en los grupos sociales más marginados y vulnerables, destacó Zapata.
El informe asegura que en países de bajos ingresos la probabilidad de morir a causa de desastres naturales es veinte veces mayor que en un país de altos ingresos, y la posibilidad de perder los medios de subsistencia es hasta ochenta veces superior.
Además de destruir viviendas e infraestructuras y provocar muertes, los desastres afectan a las empresas productivas de los países en desarrollo, normalmente ligadas a productos agrícolas. "Una pequeña isla arrasada por un huracán pude perder el 80 o el 90 por ciento de su PBI (Producto Bruto Interno)" al dañarse las cosechas, afirmó Zapata.
"Nuestros países siguen siendo todavía dependientes de productos primarios y manufacturas ligeras, lo que los hace altamente dependientes de unos cuantos productos de importación", dijo la experta de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU, Diana Alarcón. La especialista señaló esta dependencia como una de las características que hacen a los países de América Latina tendentes a padecer inseguridad económica.
La inseguridad la provocan los ciclos económicos, los desastres y los conflictos civiles o violentos y para combatirla se requiere: aumentar la inversión productiva, diversificar las economías y reforzar la inversión pública para el desarrollo.
"Vivimos en una era de gran inseguridad y enormes retos" en la que "los indicadores convencionales macroeconómicos muestran una mayor estabilidad (...), pero en la que muchos hogares están luchando por mantener un estilo de vida decente", expresó. Alarcón definió como "una política con un alto costo de oportunidad" el hábito de algunos países, como México, de acumular una gran reserva de divisas para protegerse ante la inseguridad.
El informe de la ONU sugiere la creación de un servicio financiero permanente para ayudar a los países víctimas de desastres, que tendría un costo anual de unos 2.500 millones de dólares.

Miércoles, 2 de julio de 2008