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Salud - Dengue
El dengue llegó para quedarse. Es prevenible pero incurable
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Martes, 7 de abril de 2009

No hay vacuna que lo prevenga. Tampoco mucho tratamiento más que un par de antitérmicos. Lo único que queda claro es que el dengue y el mosquito Aedes Aegypti, su único transmisor, llegaron para quedarse. Es que el cambio climático no ocurre en solitario, no sólo trae tormentas, sequías o inundaciones, todo casi al mismo tiempo, sino también el aterrizaje de trastornos no esperados en lugares inéditos del planeta. El avance de la modernización acompaña también estos movimientos. Sobre todo si en el medio hay bolsones de pobreza extrema. Ahí está Tailandia para confirmarlo con su violenta urbanización y la falta de acceso a agua potable que obligan a los habitantes a almacenar cada vez más agua en tanques. A más agua estacionad a cielo abierto, más Aedes.

El dengue llegó para quedarse. Es prevenible pero incurable
No hay vacuna que lo prevenga. Tampoco mucho tratamiento más que un par de antitérmicos. Lo único que queda claro es que el dengue y el mosquito Aedes Aegypti, su único transmisor, llegaron para quedarse. Es que el cambio climático no ocurre en solitario, no sólo trae tormentas, sequías o inundaciones, todo casi al mismo tiempo, sino también el aterrizaje de trastornos no esperados en lugares inéditos del planeta. El avance de la modernización acompaña también estos movimientos. Sobre todo si en el medio hay bolsones de pobreza extrema. Ahí está Tailandia para confirmarlo con su violenta urbanización y la falta de acceso a agua potable que obligan a los habitantes a almacenar cada vez más agua en tanques. A más agua estacionad a cielo abierto, más Aedes.

Así las cosas, la Argentina debería agendarse este mal en su calendario de alertas y campañas como debería haberlo hecho seriamente hace ya casi 15 años, cuando en 1994 observaba en pánico como morían enfermos en Brasil. Sin embargo y aún cuando el dengue se alzó con sus dos primeros muertos en Tartagal, Salta en 1998 algunos se comportan cada año como si fuese la primera vez. Una primera vez que nada tiene de romántica.

Es más, los infectólogos más reconocidos del país creen ver en los muertos de Salta de este año una relación con aquellos de 1998. Así las cosas, difícil es hallar una justificación a lo que está pasando, a la falta de prevensión de algunas provincias, a la manipulación de las estadísticas que hacen difícil ver con claridad cuántos casos hay para tener un buen seguimiento epidemiológico.

El dengue no es nuevo. Tampoco inesperado. ¿Porqué algunos responsables políticos parecen tan asombrados de que haya entrado pateando la puerta, cuando ya tiene una historia en el país y cuando (otra vez) Tartagal tuvo este año inundaciones que son el caldo de cultivo perfecto para el mosquito que lo contagia?.

Las cifras oficiales que maneja el Ministerio de Salud de la Nación indican que desde 1997 y hasta 2008 se registraron 3452 casos confirmados de la enfermedad de los cuales 2943 fueron autóctonos, distribuidos en brotes ocurridos en diferentes localidades fronterizas de Salta, Jujuy, Misiones, Formosa y Corrientes. Pero las estadísticas de este año son mucho menos claras, mucho más discutibles y discutidas y mucho más manipuladas, intenciones políticas mediantes.

Lo que sucede en el Chaco es el colmo. Mientras las autoridades provinciales sólo reconocen 3000 enfermos y sólo reportaron a Nación 1529, la ONG local Nelson Mandela asegura que anda dando vuelta en carpeta con un detalle que da cuenta de 11.363 casos o más de acuerdo pasan los días. Ahí no queda la cosa porque a la cantidad de casos denunciados hay que multiplicarlos por entre 5 y 10 para obtener la cantidad real de enfermos. O sea que aún tomando la cantidad que agitan las autoridades oficiales del Chaco podría haber la friolera de entre 15.000 y 30.000 enfermos.

Así las cosas se puede decir que el dengue nos está dando varias lecciones: no sólo que no es pasajero sino que las condiciones naturales lo acicatean, no sólo pide a gritos que se tomen medidas preventivas sino que además, se concientice a la población para que se ayude a sí mismo (si yo elimino cacharros y agua estancada pero no lo hace mi vecino, todo queda en la nada), no sólo es un mal que la miseria alimenta desbocadamente, sino también manejable.

Aunque los científicos no sepan con certeza porqué unas personas mueren y otras no a manos del dengue hemorrágico si se detecta a tiempo y bien es curable en un 99% de los casos. Bueno sería entonces que se tuviera en mente estas cosas, que no hubiera usos políticos de la crisis actual, ni desde afuera del partido gobernante ni hacia adentro del mismo y que se acepte que el dengue y a no es brasileño. Sino inexorablemente argentino. Al menos en los próximos años. (Informe revista Noticias)


Martes, 7 de abril de 2009

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