Tailandia (10-7-18): La Marina tailandesa ha informado este martes de que ha finalizado con éxito el rescate de los 12 niños y su entrenador atrapados desde el pasado 23 de junio dentro de la cueva de Tham Luang (norte de Tailandia). El lunes, la segunda misión de rescate logró que cuatro jóvenes más del grupo de 13 reposaran a salvo en un hospital. Con los cuatro del domingo, ya eran ocho los evacuados. Más de la mitad. Este martes, ya con el plan perfectamente engrasado, con la tranquilidad y la experiencia de haberlo logrado ya dos veces, también la tercera misión ha resultado exitosa. Para que el rescate concluya solo resta que salga un médico y tres miembros de la marina tailandesa que han permanecido con el grupo desde que los encontraron, según la Marina.
La Marina del país asiático informa de que se ha finalizado el rescate del grupo, que llevaba desde el 23 de junio atrapado en una cueva
En la segunda misión participaban los mismos 18 buzos —cinco tailandeses, trece de otras nacionalidades— que habían sacado sin incidentes a los cuatro primeros el lunes. Tras un descanso de 14 horas, las necesarias para depositar nuevas bombonas de aire de repuesto a lo largo del camino, la segunda misión se iniciaba a las 11.00 horas (06.00 horas en la España peninsular).
“Hemos salvado a cuatro chicos más”, todos en buen estado de salud, decía eufórico el coordinador de los trabajos, Narongsak Osottanakorn. La misión fue aún más rápida que en el primer día, cuando concluyó dos horas antes de lo previsto. Esta vez, solo fueron necesarias nueve horas. Tras el domingo, los participantes en la operación habían revisado qué había funcionado y qué se debía corregir. Como resultado, y con la práctica, esta vez el desarrollo fue “más fluido”, agregaba otro de los mandos de la operación, el comandante adjunto Chalongchai Yai Kham, en una rueda de prensa.
Ha ayudado también el tiempo: El domingo hubo abundantes chubascos, lo que obligó a los equipos de apoyo a intentar taponar los huecos por los que se filtraba la lluvia para evitar que subieran los niveles de agua dentro de la cueva. Este lunes, pese a los pronósticos de nuevas tormentas, brilló el sol a lo largo de todo el día.
En sus pilares básicos, el plan siguió siendo el mismo: cada niño ha ido acompañado de dos buzos expertos, uno que le guiaba por delante y le llevaba la botella de oxígeno, y otro detrás por si surgían problemas. Unas cuerdas guía iban marcando el camino. Buzos de apoyo se encontraban situados en puntos clave y ayudaban en los últimos tramos, cuando podía pesar más el cansancio.
El primer ministro tailandés, el general Prayut Chan-Ocha, jefe de la junta militar que gobierna el país desde el golpe de Estado de 2014, acudió en la tarde a la cueva a supervisar los trabajos en este tercer día de rescate y dar su sello personal de aprobación a una operación que mantiene en vilo a toda Tailandia y al resto del mundo.
“Ha comentado que espera que se haya aprendido una lección… que esto no debe de volver a suceder en suelo tailandés”. Aunque los niños habían visitado en otras ocasiones la cueva, durante el monzón —de mayo a octubre— las lluvias la inundan y está prohibida la entrada.
Ninguno de los rescatados ha sido identificado públicamente, por respeto a las familias de los que aún permanecen atrapados en la cueva un día más. Los que ya se encuentran a salvo en el hospital provincial de la ciudad de Chiang Rai, tras haber sido evacuados en helicóptero o ambulancia, han quedado en cuarentena. Tras más de dos semanas en la cueva, sus sistemas inmunológicos se encuentran muy debilitados y los médicos temen que el contacto con otros seres humanos pueda contagiarles alguna enfermedad.
Ni siquiera sus padres han podido verles más que a través de un cristal, aunque según ha declarado Narongsak, los médicos se plantean la posibilidad de que los familiares puedan entrar ya en la habitación de los primeros evacuados.
Los niños y su entrenador habían desaparecido el 23 de junio, después de participar en un entrenamiento de su club de fútbol, los Moo Ba o Jabalíes Salvajes. Sin avisar a nadie más, decidieron ir en bicicleta a la cueva, una atracción turística local que les encantaba explorar. Una fuerte tormenta desencadenó una inundación que anegó la gruta y les bloqueó la salida. Dos días después, los equipos de búsqueda encontraron sus bicicletas aún atadas a los raíles de entrada de la caverna. No se les encontró hasta el día 2 de julio, cuando dos submarinistas británicos les localizaron, hambrientos y demacrados pero vivos, 400 metros más allá del punto del túnel donde se esperaba encontrarlos.
Martes, 10 de julio de 2018