Río de Janeiro (27-2-20): Críticas de todo el arco político, desde el derechista Fernando Henrique Cardoso hasta el izquierdista Lula da Silva, y también del Supremo Tribunal Federal. La noche del martes de carnaval apenas empezaba, con fiestas por todo el país, cuando un par de videos divulgados por el ultraderechista Jair Bolsonaro por una red social convocando manifestaciones callejeras para el domingo 15 de marzo atacando el Congreso y el Supremo Tribunal Federal estremeció al país. Las reacciones no se hicieron esperar. Es que, en última instancia, se considera en Brasil que Jair Bolsonaro se integró a un movimiento que, entre otras cosas, defiende que se declare guerra al Congreso y a la corte suprema de la nación.
Por Eric Nepomuceno
Políticos de las más diversas tendencias, como el derechista Fernando Henrique Cardoso y el izquierdista Lula da Silva, además de integrantes del Supremo Tribunal Federal, se manifestaron de manera contundente.
Cardoso aseguró que se trata de “una crisis institucional de consecuencias gravísimas”, mientras Lula convocó a resistir.
Celso de Mello, el más antiguo integrante de la corte suprema, dijo que Bolsonaro no está a la altura del cargo que ocupa e insinuó que su actitud configura lo que la legislación brasileña clasifica de “crimen de responsabilidad”, al atentar contra el Poder Legislativo y al Judiciario.
De haber una denuncia formal, Bolsonaro podrá ser sometido a un proceso de destitución en el Congreso.
La cuestión, en realidad, empezó el martes 18 de febrero, cuando el general retirado Augusto Heleno, ministro jefe del Gabinete de Seguridad Institucional de la Presidencia, dijo textualmente: “No nos dejemos chantajear por el Congreso. Que se joda”.
Ha sido su reacción frente a la negativa, de parte de diputados, de retirar una medida que les asegura una caja de 30 mil millones de reales (unos seis mil 900 millones de dólares) de manera impositiva, o sea, obligatoria para el gobierno.
Uno de los carteles convocando a las marchas del domingo 15 dice, con todas las letras, que “los generales obedecen al pueblo”, y que el pueblo defiende a Bolsonaro contra iniciativas de diputados y senadores.
La insurgencia contra el Congreso y, de paso, el Supremo Tribunal Federal, se esparció rápidamente a partir de lo que dijo el general Augusto Heleno. Pero lo que nadie esperaba es que el presidente de la República se sumase a la divulgación de un concreto llamado golpista, y principalmente a los pocos días de haber, en sus propias palabras, “militarizado” la sede presidencial, el Palacio do Planalto.
Aunque faltan dos semanas y media para el domingo de la convocatoria, los ánimos se exaltaron. La única manifestación de Jair Bolsonaro ha sido denunciar lo que clasificó de “intento burdo de tumultuar a la República”. Al afirmar que se trató de un “cambio de mensajes” entre amigos vía whatsapp, admitió haber compartido los videos.
De los militares de alta patente que integran el entorno presidencial, se manifestó el general Luiz Eduardo Ramos, ministro de la Secretaría General del Gobierno.
Acorde al militar, lo que hizo Bolsonaro ha sido divulgar un video emotivo, que lo elogia y no ataca al Congreso.
Efectivamente, los dos videos no fueron realizados por Bolsonaro y no hacen mención directa ni al Congreso ni al Supremo Tribunal Federal.
En las redes sociales, sin embargo, intensamente utilizadas por los seguidores del gobierno y en buena parte comandadas por equipos controlados por su hijo Carlos Bolsonaro, las menciones son estridentes.
Muchos de los mensajes piden directamente la destitución de los presidentes de la Cámara de Diputados y del Senado, así como reivindican acciones de las Fuerzas Armadas para “salvar el futuro”.
Analistas y dirigentes políticos afirman que ha sido un intento de Jair Bolsonaro presionar de manera abierta al mismo Congreso que frecuentemente aprueba leyes y decretos que contrarían los proyectos inicialmente ofrecidos por el gobierno.
Una de las críticas de diputados aliados al presidente ultraderechista es que se instaló en Brasil un parlamentarismo disfrazado, dedicado a ponerle freno a las iniciativas del gobierno.
Las Fuerzas Armadas en actividad, por su parte, se encuentran en un difícil callejón: son el respaldo indispensable de un presidente intempestivo.
Con eso, podrán tener su imagen vinculada directamente a la convocatoria de actos agresivos tanto hacia el Congreso como hacia la corte suprema de justicia.
Jueves, 27 de febrero de 2020