Algunas personas refieren que un punto de dolor, en el momento oportuno, es el desencadenante perfecto que les precipita al éxtasis. Ese momento oportuno se suele dar cuando el nivel de excitación es ya muy alto, es como la gota que desborda el vaso. En esos instantes, entre otras prácticas, besos muy intensos, pellizcos y mordiscos en los labios, pezones... arañazos, pellizcos en las nalgas y un manoseo más intenso de los pechos, incrementan la excitación hasta culminar en el orgasmo. Este coqueteo con los estímulos dolorosos forma parte de los juegos de muchas parejas que se deleitan incluyéndolo en su repertorio erótico.
Por M. PÉREZ, J.J. BORRÁS Y X. ZUBIETA (SOITU.ES)
Por otro lado, hay relaciones sexuales que se centran en el dolor, en el sometimiento, y que se pueden llevar hasta el extremo de no incluir el coito o (ni siquiera) el orgasmo. Se trata de experiencias que van más allá y que pueden llegar a suponer un verdadero peligro para alguno de los participantes. Ciertamente, estas prácticas, bastante más duras, son mucho menos frecuentes, ya que la mayoría de las personas no asocian el placer con dolor hasta tales extremos. Aunque es verdad que el universo sadomasoquista es muy amplio y variado.
Para el Marqués de Sade, la vida no es sólo una búsqueda de placer. Para él, el placer va asociado al sufrimiento: "El cuerpo no es otra cosa que el instrumento para producir dolor". Hay quien encuentra en la asociación del corpus erótico de Sade, que exalta el dolor y el placer, la fascinación por los rituales de muerte: juegos de gladiadores, corridas de toros, ejecuciones públicas, sacrificios religiosos, crucifixión...
En el mundo del erotismo, los seguidores de Sade pueden llegar al exceso de apagar cigarrillos en los pezones, hacer cortes y producir heridas que necesitan asistencia médica. Como no suelen encontrar parejas que les acompañe, llegan a pagar grandes sumas para desarrollar sus fantasías en el mundo de la prostitución.
El contrapunto del sádico está en el masoquista, Sacher-Masoch, que en "La Venus de las Pieles" expresa así su pasión: "Para mí, el sufrimiento tiene un atractivo singular; la tiranía, la crueldad y, sobre todo, la infidelidad de una mujer bella, estimulan mucho mis pasiones". Las relaciones eróticas para Sacher-Masoch resultaban imposibles si no se encontraba en inferioridad manifiesta, en situaciones de humillación y de crueldad.
Algunos profesionales plantean que el problema de estas prácticas, en las que el estímulo erótico está firmemente asociado a producir o sentir dolor, es que pueden necesitar incrementar las sensaciones hasta el extremo de que llegan a ser peligrosas. Aunque, como ya se ha comentado, los adeptos a sufrir con el sexo son poco frecuentes. La mayoría se limita a coquetear con los estímulos dolorosos de manera mucho más inocente.
Sábado, 30 de mayo de 2009