Para un enorme número personas, el atractivo del sexo tiende a estar centrado en el orgasmo. Quizás sea fácil comprender este atractivo si profundizamos en sus características, tanto físicas como psicológicas. La intensidad, por un lado, y la brevedad, por el otro, son los rasgos más distintivos de este impacto vital.
M. A. Martín
Durante el orgasmo el corazón llega a latir 140 veces por minuto, y eso seguramente contribuye a la sensación de intensidad. La persona experimenta ciclos rápidos en los que se contrae la parte inferior de los músculos pélvicos que rodean el ano y los órganos sexuales primarios. Las contracciones se producen cada 0,8 segundos, aproximadamente.
El orgasmo es una experiencia fugaz. Dura entre 3 y 10 segundos, lo cual puede parecer increíble si tomamos en cuenta el gran esfuerzo que están dispuestos a realizar muchas personas para conseguirlo. La consecución del orgasmo depende de un proceso gradual, en el que la estimulación sexual va en aumento. Lógicamente, este proceso, así como la experiencia del orgasmo, a menudo están asociados con las características y la historia de la persona que lo experimenta.
En consulta sexológica atendemos a muchos pacientes, hombres y mujeres, que tienen algún tipo de problema relacionado con la fase orgásmica. En el caso de los varones, la eyaculación precoz es una de las disfunciones más comunes. En el caso de las mujeres, el problema más frecuente es la anorgasmia; es decir, la dificultad o incapacidad para llegar al orgasmo. Tanto unos como otras suelen vivir la situación con bastante sufrimiento, aunque muchas veces también con resignación, paradójicamente.
En el otro lado del espectro se encuentra la dificultad para eyacular o llegar al orgasmo. Hay varones que padecen eyaculación retardada, quienes muchas veces y tras un largo período intentándolo, dan por terminada la actividad sexual sin haber conseguido eyacular. Por otra parte, el número de consultas que recibimos de mujeres con dificultades en el orgasmo es importante. En ocasiones simplemente intentan restar importancia a la situación y se conforman con una vida sexual sin orgasmos. Desde el punto de vista de la terapia sexológica, queremos dejar claro que estas disfunciones suelen tener una solución sencilla con la intervención adecuada.
El orgasmo cuenta con componentes psicológicos y emocionales importantes. En este sentido, un aspecto fundamental en las relaciones sexuales es la habilidad para "abandonarse" a la experiencia sexual, el ser capaces de dejarse llevar, el ser receptivo y el conseguir centrar la atención en las sensaciones que se producen en esos momentos. Una persona que se autoobserva demasiado y cuyas defensas están en guardia tendrá muchas más dificultades para disfrutar el sexo y vivir el orgasmo con intensidad.
El orgasmo a menudo está asociado al coito, aunque para muchas mujeres esa no es la manera más fácil de conseguirlo. Tal vez una de las características psicológicas más poderosas del sexo está en la fusión que se produce entre las dos personas. En ese momento, la intensidad de la experiencia puede ser incomparable. Es difícil encontrar otras situaciones en el día a día que ofrezcan ese nivel de intensidad, por fugaz que pueda parecer
Martes, 9 de junio de 2009