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Sexualidad
Las 7 sensaciones que él más disfruta
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Miércoles, 1 de julio de 2009

Los deseos sexuales de los varones pueden ser todo un enigma para una chica. Para que puedas sorprenderlo (¡y extasiarlo!) una y otra vez, compilamos las mejores formas de estimularlo con caricias y maniobras solo aptas para atrevidas.


Tocar su zona más hot de la forma que sea con la mano, con la boca o con un roce casual, normalmente es suficiente para encenderlo. Pero, igual que vos, ellos quieren experimentar sensaciones nuevas (¡y power!) en todo su cuerpo. “Explorar diferentes maneras de tocar dispara su excitación y aumenta su placer”, afirma la sexóloga Patti Britton, autora de The art of sex coaching (El arte del coaching sexual). Entonces, dale a ese chico los arañazos, apretones y mordidas que tanto ansía.

El arañazo en S
Mientras que para nosotras una previa suave y “cosquilleante” es suficiente para dispararnos al cielo, ellos prefieren un estilo “a lo bestia”. Así que si querés que tu hombre reciba una descarga de alto voltaje erótico, tenés que aplicar una dosis extra de energía. “Empezá con una caricia tierna, pero después arañá su piel desnuda para darle una sensación de placer más aguda”, explica el terapeuta sexual Ian Kerner, autor de Passionista. “En vez de limitarte a subir y bajar, dibujá círculos o espirales, así creás un movimiento más impredecible y, además, hacés que sus terminaciones nerviosas se pongan más y más receptivas, porque no saben por dónde vas a seguir”. Cada región de su anatomía va a pedir presiones diferentes, y esto varía de varón a varón. Para probar,empezá por arriba.

Una vez que su cabecita esté satisfecha, sacale la ropa y ubicalo boca arriba en la cama. Hacé movimientos en forma de S, siempre con las uñas, en sus hombros, torso y piernas. Cuando te estés acercando a puntos de alta sensibilidad, como las tetillas o la cara interior de los muslos, cambiá de dirección juguetonamente, para aumentar su ansiedad y mantenerlo en suspenso sexual. También podés ponerle un condimento extra a la posición del misionero (o a cualquier otra), deslizando tusgarras por su espalda y sus glúteos. No lo hagas con timidez: en estas áreas la piel es más gruesa.

La empuñadura apretada
Quizá pensás que su amiguito necesita ser manipulado con cuidado. Esto es así... hasta cierto punto. En realidad, a su dueño lo vuelve loco una buena sacudida. “El varón tiene la mano más pesada que nosotras, y viene con todo un historial de masturbarse con movimientos muy rápidos y haciendo mucha presión. Es un acto de descarga, y no lo hace suavecito o con cariño”, explica la sexóloga clínica Celia Laniado, miembro de la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana (www.sexologacelia.com).

Pero no hace falta esperar a que tu chico se anime a ofrecerte una demostración. Según Kerner, una regla que no falla es agarrar a su amiguito como si fuera una bombita de agua (llena, claro): lo suficientemente apretadopara poder manejarlo, pero tampoco tanto como para hacerlo reventar. Por supuesto, un encastre máximo durante la penetración también fascina a tu hombre. Practicar los ejercicios Kegel pone el interior de tu vagina como una roca, pero podés ayudarlo asentir más si apretás tu músculo pubococcígeo (el que tensas para no hacerte pis) cuando estás arriba. ¿Querés algo todavía más ajustado? Apelá al estilo perrito, modificado: ponete en cuatro patas y, una vez que está adentro, inclinate hasta apoyarte sobre tu panza. Plus: “El varón en general prefiere las posturas que le dan una sensación de dominación, porque le resultan extremadamente erotizantes”, comenta Laniado. Opción B: cara a cara, juntá las piernas, subí las rodillas en dirección a tu cabeza, y giralas hacia la izquierda o la derecha, tratando de no despegar los hombros de la cama. Vas a quedar en una posición parecida a la fetal; de costado, pero con la cara y loshombros hacia arriba −para mantener el contacto visual y los besos−, mientras él empuja desde abajo y encima de vos. Esta movida los volverá locos.

El toque sado
Los látigos de cuero pueden no ser lo tuyo, pero eso no significa que tengas que mostrarte sumisa en la cama. “Las investigaciones demuestran que cuanto más excitada está una persona, más receptiva se vuelve al dolor”, dice Kerner. “Cuando te ponés un poquito violenta con tu hombre, le ofrecés un plus de estimulación”. Por supuesto, si no sabés cómo va a reaccionar, empezá despacio. Dale besos en el cuello y los hombros, sorprendiéndolo con algunos mordisqueos en tu recorrido: que sean lo suficientemente intensos como para que los sienta, pero no para dejarle los dientes marcados. Esto despabila su sistema nervioso y lo pone atento, dándole sacudidas de placer. Si ves que el método funciona, avanzá otro paso.

El abrazo salvaje
Cuando estás enloquecida por el placer que estás sintiendo, siempre querés más. Los gemidos le hacen saber a tu chico que la estás pasando bien, pero si lográs que él lo sienta en su físico, vas a volarle la cabeza. “Agarrarlo bien fuerte y apretarlo contra vos es una reacción primaria”, dice Britton. “Demuestra que estás tan atrapada en el momento que no podés controlarte, algo que lo excita muchísimo y alimenta su ego.

Alternando frío y calor
Un baño caliente en invierno es tan agradable como tirarse a una pileta un día de 35 grados. ¿Por qué? Por el contraste. Bueno, esas mismas sensaciones pueden usarse para jugar dentro del dormitorio. “Cuando entibiás su piel y después aplicás toques de frío, le provocás un temblor o estremecimiento muy placentero”, explica el sexólogo Sandor Gardos. “Si invertís la secuencia, primero frío y después calor, el efecto es de relajación”. Cualquier variación de temperatura durante la previa pone a punto toda su anatomía, ya que todos sus nervios se preparan para el próximo salto de sensaciones. ¡Ojo!, tampoco se trata de alternar cubitos de hielo y agua hirviendo. Hay muchos aceites y lubricantes que entibian o refrescan la piel, y que vale la pena probar a la hora de los masajes, las movidas manuales y la acción en sí. Los especialistas sugieren atenerse a las fórmulas basadas en agua o siliconas, porque no contienen pimienta ni mentol. Y durante el oral, ¿por qué no incluir algo bien sabroso? Llevá un pote de helado a la cama, saborealo un poco y encará hacia tu objetivo.

La calidez de tu boca y de tu aliento atemperan el escalofrío del helado, dándole olas de calor, de frío... ¡y de placer! El agua es otro buen medio para los contrastes térmicos.

Los machos son ásperos y peludos, así que una de las cosas que más les gustan de las chicas es lo lisas y sedosas que se sienten al tacto. “Para un varón, la suavidad y la delicadeza son indicadores sexuales de feminidad y sensualidad”, asegura Britton.Entonces, antes de encontrarte con tu chico, prepará tu piel dándole un masaje con sales y una esponja vegetal, mientras te duchás, y después untate con crema humectante. Una vez que estés con él en la cama, guiá su mano delicadamente por todo tu cuerpo: subí por las piernas, la panza, las lolas, y bajá por tus hombros y la espalda.

Presioná
Sí: presión es lo último que quieren los hombres en una relación. Sin embargo, debajo de las sábanas es una historia diferente.

Según Kerner, hacer subir la presión sanguínea en su miembro intensifica su erección, potenciando todas sus sensaciones de placer. ¿Cómo se logra eso? Con la mano. No suena muy simpático, pero, creenos, le va a encantar. “Usá el pulgar y el índice para formar un anillo, apretando en la base del pene: esto deja atrapada la sangre en su interior, aumentando el poder orgásmico”, explicaBritton. “Cuando él esté listo para acabar, soltalo. Va a tener la sensación de explotar sexualmente”.

¡Perfecto! Podés lograr el mismo efecto con una gomita de pelo suave y elástica. Colocala en la base, dándole varias vueltas para que quede ajustada pero no dolorosa, y reservá un excedente para enrollar en tus dedos y tirar. Sólo cuando él esté al borde del clímax, ni un instante antes, dejá de hacerlo.


Miércoles, 1 de julio de 2009

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