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Sexualidad
Manual de autoerotismo
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Martes, 21 de julio de 2009

El mismo entusiasmo que ponemos en una cita romántica, y similar dedicación, deberíamos ponerlo para disfrutar de una sesión de autoerotismo. Fuera quedan las masturbaciones rápidas y de trámite. De la misma forma que ha ido evolucionando el sexo compartido y ha pasado del coito directo con las luces apagadas a todo un despliegue de preámbulos y ambientación —aunque, para muchos, más en la teoría que en la práctica—; el autoerotismo también avanza desde los tocamientos culpables y vergonzosos a la exploración erótica consciente y abiertamente lujuriosa.

El buen sexo no sólo consiste en el desahogo de la descarga orgásmica. Se trata de pasar un buen rato. El mejor camino para disfrutarlo es aprender a exprimir nuestros sentidos. Esto que parece una obviedad no es tan común como podrían pensar las personas que saben deleitarse con los placeres de la vida. Algunos seres humanos viven sin pena ni gloria y tienen serías dificultades para paladear los placeres más simples.

Tomar consciencia de nuestras sensaciones es básico; si hablamos del sentido del gusto, vemos cómo hay quienes comen y beben de manera automática; les da igual dulce que salado: trituran la comida en vez de saborearla. Beben sin elegir, como si llenaran un depósito sin atender los matices de sus papilas. La elección es un aspecto fundamental si de placer hablamos. Por eso tenemos que prestar atención, desconectar el piloto automático y reconocer lo que de verdad nos apetece. Además, cuando se disfruta y se presta atención a la comida y bebida, con menos cantidad de alimentos nos sentimos satisfechos. Eso implica que elegir y disfrutar lo que comemos y bebemos, además de producir un efecto placentero, tiene buenos efectos para nuestra salud. Es estupendo darnos un capricho de vez en cuando. Iniciar una sesión de autoerotismo paladeando algunos de nuestros sabores favoritos es una buena idea. Las posibilidades son muchas; entre las más socorridas están el chocolate, el cava, frutas como las fresas, etc.

Completa la experiencia sensorial el regalarnos el oído con los sonidos que nos seducen: música insinuante, películas excitantes... que, de paso, recrean la vista. A muchas personas, sobre todo mujeres, no les mueven las películas porno. No pasa nada: en muchas otras hay escenas de lo más insinuantes: cada uno tiene sus preferencias. A veces ´pone´ más la imagen seductora del actor o la actriz favorita que el sexo explícito.

En cuanto al sentido del olfato, está claro que conecta con nuestro cerebro más primitivo. Para estimularlo hay perfumes, inciensos, aceites; todo un mundo de evocadoras esencias, de estímulos olfativos que movilizan sensaciones y emociones. ¿Por qué no aprovecharlos para alimentar nuestro autoerotismo?

En atención al sentido del tacto, exactamente igual que en las relaciones de pareja, es importante no entrar a saco en los genitales. Comenzar con suaves caricias por otras partes del cuerpo: brazos, piernas, cara, pelo, pecho; utilizar pañuelos de distintas texturas y colores incrementa las sensaciones, además de dar un toque sofisticado y colorido. El uso de aceites y cremas es muy apreciado por algunas personas; a otras no les gusta nada la textura o les parece un engorro. Lo importante es elegir lo que realmente nos agrada, y para eso tenemos que dedicarle un tiempo al tema.

Los juguetes eróticos pueden ser recursos interesantes. Recordamos la anécdota de una paciente que nos comentaba que el mejor regalo que le habían hecho era un vibrador. La mujer, de 40 años y dos veces divorciada, decía que ese falo de juguete le había dado mejores orgasmos que sus dos maridos juntos. Las que sueñan con dobles penetraciones también pueden tenerlo bastante fácil con estos recursos. Explorar las posibilidades forma parte de la experiencia erótica.

Tener buen sexo no requiere estar enamorado, ni tener pareja. En lugar de lamentarse en la soledad y suspirar por amantes ideales, hay que ser prácticos y disfrutar con lo que tenemos a mano —nunca mejor dicho—, que es mucho.


Martes, 21 de julio de 2009

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