El volumen y la disposición del miembro puede ser más relevante que su longitud. En casos de curvatura extrema o excesiva anchura resulta imposible el coito. Cuando se habla del pene, los comentarios suelen girar en torno a su longitud. En pocas ocasiones se aborda la cuestión de su forma. Curiosamente, la forma del pene puede ser más relevante que su longitud a la hora del coito.
La forma tiene una estrecha relación con el volumen. El pene de cada hombre es tan personal como su carácter. Si en su composición además incluimos la bolsa escrotal con los testículos, tenemos un conjunto muy característico. Cada hombre cuenta con unos genitales únicos. Por ejemplo, un pene grande, largo y voluminoso, puede estar acompañado de unos testículos muy pequeños. O al revés, un modesto miembro puede contar con un par de robustos testículos. También podrían coincidir un buen par de pelotas con un pene prominente, o los testículos pequeños al igual que el miembro... En cualquiera de los casos, el tamaño y la forma del pene dependen en gran medida de la herencia genética. De manera que cada hombre tiene lo que le ha tocado en el reparto genético y, sea lo que sea, ha de intentar aceptarlo positivamente y sacarle el mejor provecho posible. Cualquier situación tiene sus ventajas e inconvenientes.
Algunas cuestiones que también plantean los pacientes tienen que ver con la dirección que sigue el miembro en estado de erección. Pocos penes son rectos o perfectamente curvilíneos. Tampoco los testículos son simétricos ni idénticos. El falo suele mostrar alguna asimetría e incluso puede curvarse en algún grado. Así, algunos penes están curvados hacia abajo y otros hacia arriba, hacia la izquierda, la derecha, o en alguna otra dirección. Con poca frecuencia, vemos casos muy extremos de curvatura; penes cuya curvatura es tan acusada que imposibilitaba la penetración. Está claro que se trata de una situación inusual, se estima que afecta de 1 a 4 de cada 1.000 varones de 40 a 60 años. Lo mismo puede ocurrir con penes muy robustos. Puede que no sean demasiado largos, pero son lo suficientemente anchos para que no sea fácil la penetración.
A veces, en el tamaño del glande está el problema. Hay penes en forma de champiñón, que tienen la "cabeza" tan voluminosa que pueden encontrar serios impedimentos al perseguir la penetración. También hay penes con forma cónica —en los que la base es ancha y el glande considerablemente más estrecho—. Recordamos a un paciente que nos contaba que debido a la forma cónica de su miembro, el cual además era grande, cada vez que intentaba ponerse un preservativo, éste salía disparado como un tirachinas. Puede sonar gracioso, pero para él era un drama porque le resultaba casi imposible tener relaciones sexuales seguras. A veces sucumbía a la tentación del sexo y se resignaba a prescindir del preservativo. Al final, él terminaba arrepintiéndose y se dio cuenta que representaba un problema y un riesgo que debía solucionar.
Los testículos de la mayoría de varones son asimétricos. Uno suele colgar más que el otro. A veces la diferencia se nota mucho, y en menos ocasiones el desequilibrio resulta imperceptible.
No podemos dejar de mencionar que la forma del pene varía considerablemente dependiendo de si está flácido o erecto. Sería muy difícil predecir la forma que tomará un miembro flácido una vez que llega a la erección. Lo mismo sucede con el tamaño. La forma y el tamaño pueden cambiar mucho cuando el miembro está erecto.
Lunes, 3 de agosto de 2009