Bs. As. (7-8-22): El fiscal Diego Luciani -vehemente acusador en el caso de las rutas de Santa Cruz- no sólo juega en el mismo equipo de fútbol que el presidente del tribunal que actúa en ese caso, Rodrigo Giménez Uriburu, sino que ambos jugaron en la quinta de Mauricio Macri, Los Abrojos, cuando era el Presidente de la Nación. La escena fue captada en una de las dos fotografías que hoy publica Página/12: en ambas aparecen el fiscal y el presidente del tribunal en el mismo equipo de fútbol, aunque en un caso es en lo de Macri y en el otro en un campeonato de San Isidro. Página/12 accedió a las imágenes que exhiben el vínculo del expresidente con el fiscal que acusa a Cristina Kirchner por las obras en Santa Cruz. Comparte equipo con el presidente del tribunal que actúa en la misma causa.
Por Raúl Kollmann
La mezcla demuestra que no es mucha la imparcialidad que puede emerger de ese contubernio, al que se agrega que ese mismo equipo -Liverpool- también lo integra el juez de la Cámara Federal, Mariano Llorens, que no está en la foto en la quinta Los Abrojos porque ese día faltó a la cita.
Como obviamente no todo es fútbol, el padre del presidente del tribunal que juzga a Cristina Kirchner, Héctor Giménez Uriburu, asoma en la página de Facebook de La Liverpool publicando un link con una larga diatriba de un periodista, Pablo Rossi, instando a meter presa a la expresidenta: “¿cuántos más detalles de lo que robó y malversó Cristina tenemos que mostrar? Se necesitan más indagatorias, más interrogatorios para terminar con esta hipocresía y show”. Ese es el trasfondo del juicio que se desarrolla en Comodoro Py.
La familia judicial
Las dos fotos que hoy publica Página/12 exhiben el detrás de la escena de una justicia programada para defender a dirigentes de derecha y empresarios y castigar a cualquiera que se rebele en materia de distribución del ingreso o cuestione el alineamiento con los grandes poderes internacionales. Es la llamada familia judicial.
Impresiona un poco que Luciani, ceremoniosamente, se dirige a Giménez Uriburu en tono grave y protocolar con la fórmula que corresponde: “señor presidente”. Lo repite no menos de 30 veces por jornada. Viendo las fotos, se podría traducir en “Rodri querido”. Mientras que Giménez Uriburu podría decirle “Dieguito”, como es seguro que se tratan en Liverpool.
La presencia de Liverpool -nombre que tomaron por The Beatles- en la quinta de Macri hasta apareció en los diarios. Sucede que el 19 de agosto de 2019, el expresidente afrontaba una gravísima crisis económica y cambiaria que provocó la renuncia de Nicolás Dujovne y la llegada al Ministerio de Economía de Hernán Lacunza. Aún así, Macri no suspendió el campeonato de fútbol para mayores de 42 de ese domingo y los medios consignan que en la casona el mandatario se reunía con funcionarios, mientras que en la cancha, Liverpool mantenía el primer puesto del Nuevo Torneo Los Abrojos. El periodismo menciona en las crónicas que Macri no perdió la sonrisa porque su equipo se mantuvo a dos puntos de Liverpool.
No se sabe si ese día el fiscal y el juez jugaron en Liverpool o no: las dos fotos son anteriores, cuando Macri ya era presidente. Una de las tomas es de Los Abrojos. En esa, Giménez Uriburu es el primero de la izquierda en la segunda fila y Luciani está un poco más atrás, en la fila siguiente, a su izquierda. A los dos se los ve muy sonrientes. En la otra toma, con el equipo alineado, Luciani es el segundo de la izquierda y García Uriburu el cuarto de la derecha, ambos en la fila de arriba.
El visitante de la Rosada
Pero la mezcla no sólo tiene como protagonista a Luciani. Esta semana, el ministro de Justicia, Martín Soria, reveló que el segundo fiscal, Sergio Mola, estuvo en la casa Rosada el 16 de junio de 2016, a las 15.06. Fue a ver, por supuesto, a Pablo Clusellas, articulador junto al ahora prófugo Pepín Rodríguez Simón, de la llamada mesa judicial.
Designado durante el macrismo, a Mola lo pusieron en un lugar clave, la justicia federal de Lomas de Zamora, que tiene competencia sobre el aeropuerto de Ezeiza. De allí lo trajo la Procuración, a dedo, para que sea el segundo de Luciani. Cuando asumió el cargo -foto que también publicó Página/12 esta semana-, se ve aplaudiendo a figuras del macrismo: Patricia Bullrich, Cristian Ritondo, Julio Conte Grand, entre otros.
El último viernes, Mola se tomó el tiempo de regresar a Lomas de Zamora y firmó la apelación para que no puedan salir del país los 11 venezolanos y el iraní que el juez Federico Villena decidió que podían volver a sus lugares de origen porque no hay ninguna evidencia contra ellos. La DAIA no apeló, pero Mola impidió, con su apelación, que regresaran a Venezuela e Irán.
El revuelto entre el aparato judicial y el macrismo está en todos los niveles.
Cancha inclinada en la justicia
Las fotos exhiben lo que los juristas llaman temor objetivo de parcialidad. O sea, no tiene nada que ver con si la persona es honesta o deshonesta, sino que el hecho de que exista esa relación social entre fiscal, juez y un mandatario que públicamente quería la condena de CFK, genera sospecha objetiva. Macri no era un protagonista pasivo: fue el impulsor de las acusaciones y ordenó a los organismos del gobierno a que se constituyan en querellantes.
El fiscal no tiene que ser imparcial, pero tiene que ser objetivo. Y lo cierto es que jugando al fútbol con el presidente del Tribunal -en las audiencias se turnan Giménez Uriburu y Jorge Gorini- y en la casa de Macri, su objetividad está también comprometida. Este sábado lo señaló el diputado Leopoldo Moreau: “Detrás de su fachada de fiscal, Luciani actúa como un agente provocador dedicado a promover el odio y el revanchismo. Luciani solo se esfuerza en inventar frases para que se transformen en títulos de algunos medios. Una vergüenza más para este Poder Judicial”.
La jueza de Casación Angela Ledesma le pidió a la Comisión Iberoamericana de Ética Judicial (CIEJ) un dictamen sobre las visitas de Mariano Borinsky a jugar al paddle a la quinta presidencial de Olivos. En el texto de 11 páginas, la CIEJ señala que “sólo son admisibles éticamente las reuniones públicas y de carácter protocolario, resultando absolutamente desaconsejables todos los encuentros de jueces y políticos, públicos o privados. Resulta desaconsejable de manera terminante una familiaridad”, son algunas de las frases del texto.
La Comisión señala que sus recomendaciones valen para todos los estamentos judiciales. En su momento, esto mismo fue señalado por el abogado de CFK, Alberto Beraldi, en los escritos referidos a Borinsky y el Memorándum: sostuvo que las visitas a Olivos y la Casa Rosada ponen en duda la imparcialidad. Un dato no menor: la apelación al fallo que dicte el tribunal que preside Giménez Uriburu (el Tribunal Oral Federal número 2), le llegará a la Sala IV de la Casación, integrada por Gustavo Hornos y Mariano Borinsky, ambos visitantes de Macri.
Como se ve, la mezcla es absoluta. El paquete parece atado.
La política mete la cola
Desde 2012, el Club Social y Deportivo, La Liverpool, tiene su página de Facebook. Hay una innumerable cantidad de posteos, casi todos referidos a la actividad deportiva, centrada en el fútbol.
En ese marco resulta curioso el posteo del 24 de septiembre de 2019, a un mes de las elecciones presidenciales, de una larga diatriba contra Cristina Kirchner del periodista de Radio Mitre, Pablo Rossi. La publicación la hizo, con un video, Héctor Giménez Uriburu, militar y padre del juez. Lo asombroso es que Rossi increpa a Luis Novaresio porque entrevistó a Cristina. “¿Cuánto más creen que el periodismo puede ofrecer lo que hizo, dijo, malversó, robó, estafó el kirchnerismo? ¿Hacen falta más entrevistas? Hacen falta más indagatorias, hacen falta interrogatorios, pero no por un periodista, sino por jueces. Es la hora del juez que pueda refutar esas toneladas de hipocresía, cinismo, acting y show. ¿Qué posibilidades hay que los corruptos (en referencia a la ex presidenta) vayan presos y devuelvan la plata?”.
Como se ve, es un llamado directo a los integrantes del poder judicial que son parte de esa página, incluyendo al juez que hoy está al frente del TOF 2, el fiscal del juicio y el juez de la Cámara Federal, Mariano Llorens, que también aparece con posteos. No se percibe en el Facebook nadie que escriba algo así como “no mezclemos”, “este es un club de fútbol”. Sólo hubo una única respuesta, elogiosa.
El Poder Judicial y el macrismo
Toda esta mezcla inaudita entre fiscal, presidente del Tribunal y presidente de la Nación no es un hecho aislado.
Es lo que explica que los mismos dos camaristas -Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi-, puestos a dedo por Mauricio Macri, hayan, por un lado, absuelto al expresidente en la causa por el espionaje a los familiares de las víctimas del ARA San Juan, mientras por el otro, este viernes dictaron procesamientos y pidieron que se investigue a Cristina Kirchner en un expediente residual de la causa de las fotocopias de los Cuadernos. Y esos magistrados siguen en sus cargos pese a que la Corte Suprema ya dijo que su traslado fue irregular y, aún así, el nuevo presidente del Consejo de la Magistratura y también de la Corte, Horacio Rosatti, no destraba que se eleven las ternas para reemplazarlos.
Es lo que explica también que el Tribunal Oral que preside el jugador de Liverpool haya autorizado, el último día, la incorporación de pruebas de otro expediente, como las escuchas del caso de José López. La lógica es que evidencias de otras causas se incorporen al principio, de manera que las defensas puedan evaluarlas, cuestionarlas si corresponde, ver cómo se produjeron y defenderse de pruebas no producidas en toda la etapa previa y que ni figuran en la elevación a juicio.
No son trampas y maniobras exclusivas de la Argentina. Ocurrió con Luis Inacio Lula da Silva en Brasil o Rafael Correa en Ecuador o, cuando lo necesitaron, en apoyo del golpe en Bolivia contra Evo Morales.
Es el caldo de cultivo, la mezcla, de la que sale la utilización del aparato judicial-político-mediático para perseguir a los que no se alinean con el poder.
Domingo, 7 de agosto de 2022