Curuzú Cuatiá (30-5-23): Ni extorsión. Ni relación tóxica. Ni relación sentimental. Todo un lamentable relato, que solo trata de mancillar la imagen de una persona brutalmente asesinada. Una verdadera pena. A Griselda Blanco, el empresario entre comillas de la noche, Dario Holzweissig, la mató para que no hable de lo que averiguó, y venía sabiendo desde hace unos meses. Sencillamente la muerte de Blanco fue un crimen contra la libertad de prensa y de expresión. El poder político y el Poder Judicial no quiere mostrar de otra forma. Total, los muertos no hablan.
Holzweissig, oriundo de Monte Caseros en su juventud se fue a vivir a Buenos Aires un poco antes que se desate la crisis del gobierno de Fernando de La Rúa, donde de vendedor de tarjetas para teléfono, terminó poniendo un kiosco y después otros más, donde se vendía de todo. Entiéndase de todo. También se dedicó a la falsificación de títulos y certificados de estudios. Cuando era niño fue Boy Scout. Le iba bien el negocio kiosquero, pero extrañamente regresó a su Monte Caseros Natal. Allí empezó a vender buenos herrajes, y con el tiempo se dedicó a prestarle dinero a los remiseros y a vender autos. Tuvo problemas con los cobros. No quedaría bien parado y se trasladó a Curuzú Cuatía, donde puso una fábrica de muebles de MDF. Hubo inconvenientes con las entregas de los pedidos, y terminó vendiendo su emprendimiento.
Decidió comprar una radio FM e ingresó al negocio de la noche adquiriendo un boliche bailable, PUNTO SUR, casualmente bien cerca de la ruta de acceso a la ciudad. Tenía movimientos turbios, y no se descarta para nada sus vínculos con la comercialización de estupefacientes, maña que trajo desde Buenos Aires.
La relación sentimental con Griselda Blanco, suena a cortina de humo cuando el ahora llamado Señor H, regenteaba chicas mucho más jóvenes con las que podía estar tranquilamente. Pagaba a un par de policías servicios de custodia. Tiene amigos en la fuerza. Muchos de ellos ruegan que no se siga la pista de las escuchas telefónicas. Dentro de la pesquisa llama poderosamente la atención que se esté eliminando un lote de mensajes de watsapp del celular de la periodista asesinada.
La fiscal María José Barrero Sahagún, sabe que integrantes de la fuerza de seguridad de la provincia, le hicieron comer un verdadero amague con Armando Jara. Fue la policía local la que observó primeramente las cámaras de seguridad y le aseguraron que la persona que aparecía en las imágenes, era la ex pareja de Blanco. Buscaron proteger a alguien, no hay dudas de eso. La fiscal Barrero Sahagún olfateó bien y pidió la colaboración de la Federal, pero cometió el error de imputarlo a Jara a las apuradas, cuando carecía de pruebas fundamentales y no estaba tan segura. Igual el Código Procesal Penal le pone límites de 72 horas, y no quería soltarlo todavía.
Ahí surge el primer interrogante. Si la pesquisa seguía por ese camino, caso resuelto y Holzweissig zafaba. Pero los sabuesos de la policía Federal le cambiaron la bocha a la estrategia de encubrimiento al amigo.
Excelente trabajo de la abogada querellante y de los hijos de la víctima es dudar sobre la culpabilidad de Jara, y aportar otros datos. El 23 de abril a las 12:27 GRISELDA Blanco noticias publicó en su cuenta de Facebook “EN UN RATITO ME CONECTO VOY A ESTAR HABLANDO DE LAS MOTOS ROBADAS, Y LA POLICIA NO HACIA RECORRIDO PORQUE ESTABAN EN PUNTOTO SUR”. Eso ocurría casi un mes antes de que la mataran.
La hipótesis de relación sentimental cae. La comunicadora simplemente estaba amenazada. Lanzó al publicó de las redes sociales el posible vínculo entre el señor H y la policía y en el medio, los robos de motocicletas. Era necesario taparle la boca. Darío Holzweissig, mandó un emisario para acallarla, pero la periodista redoblaría la apuesta, haciéndole saber a su futuro sicario, que si la seguía amenazando contaría más cosas. La hipótesis de la extorsión también cae.
Las extorsiones de esta naturaleza se arreglan, más cuando se averiguó que Griselda Blanco tenía una pauta publicitaria de la municipalidad de solo 20 mil pesos mensuales, y por ese dinero ella se cuidaba de no hablar mal de la gestión del intendente José Irigoyen. Necesitaba ese dinero. Difícil creer que Holzweissig se niegue a pagar una extorsión duplicando o triplicando el valor que le pagaba la comuna. Se busca construir la imagen de extorsionadora de una periodista que perdió la vida por buscar la verdad. La razón es muy obvia. La prácticamente ejecución de una trabajadora de prensa en Corrientes, sería un verdadero escándalo.
La fiscal María José Barrero Sahagún decide imputarlo al Señor H solamente por homicidio simple de 8 a 25 años de prisión, acusación que será apelada por la querella. En la comisión de los delitos, no aparece el ensañamiento, como la posible premeditación del crimen, ya que existían amenazas. Y si tanto se habla de una relación sentimental y conflictiva, que según surge de los mensajes, donde está el agravamiento por el vínculo y la perspectiva de género. No más preguntas su señoría.
Diario 1588
Martes, 30 de mayo de 2023