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Política Seguridad
Crimen de Griselda Blanco, habría un autor intelectual. La protección y encubrimiento judicial y político a la vista
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Martes, 6 de junio de 2023

Curuzú Cuatiá (6-6-23): Causa complicada que algunos medios de prensa, locales y nacionales, la retiraron de sus principales portadas. A la comunicadora Griselda Blanco la mataron para que no hable. Noticias Taragüí filtró una información, detrás del sicario Darío Holzweissig, autor material del horrendo crimen, existiría un autor intelectual. Alguien que le aseguró al empresario de la noche, que podía ejecutarla tranquilamente a Blanco, porque tendría una cerrada protección. Nadie se enteraría que él cometió el asesinato, y que tenían a un perejil, a quien culparían del homicidio, aunque primero irían por la teoría del suicidio. Pero la vaca le salió toro cuando la fiscal María José Barrero Sahagún, precavida o temerosa, metió a la Federal dentro de la pesquisa. Hubo días de nerviosismo y de operativos. Holzweissig, dueño de un local bailable a metros de la ruta 126, ya no estaba tan tranquilo, aunque sus cómplices le decían que se calme.

Apareció Armando Jara, su ex pareja, como chivo expiatorio, pero fracasó la figura del ataque de celos por infidelidad. Nada encajó, ni la extorsión de una periodista por la insólitamente falta de pago de publicidad, ni tampoco la relación tóxica. Argumentos posados sobre un castillo de naipes. A la fiscal Barrero Sahagún la rodearon, la asfixiaron y hasta la obligaron a redactar uno de los escritos judiciales más escandalosos que se tenga memoria, solo comparado con el crimen de Santa Ana, cuando para salvar a un conspicuo dirigente del partido autonomista, al recordado Alejandrino Maidana, inventaron a otro asesino como matador de su amante.

Se le ordenó que impulse un juicio abreviado, para evitar el debate oral y público, donde hay cosas que se deschavan, y también menguar la pena. Sin salida, y obligados por los compromisos de negocios turbios que rozan al poder político y pero que se adosan directamente a las altas cumbres policiales, y que involucran a Holzweissig, la idea es que no pase tanto tiempo en la cárcel. Es más, dicen que le prometieron que su estadía en prisión será en una comisaría en celda acondicionada. Sus socios ya no saben que más decirle. Todo lo que sucede silenciosamente aunque sin demasiado hermetismo alrededor del expediente, revelan que la ejecución premeditada y preparada de Griselda Blanco, era necesaria.

El fantasma de José Luis Cabezas, sobrevuela Corrientes. Tantos inconvenientes existen, que a Dario Holzweissig de 46 años, lo presentan como un buen padre de familia y trabajador, y hasta que sería una pena que pase demasiados años encarcelado. Buscaron re socializarlo. Ya no caben dudas que la Fiscal Barrero Sahagún, no hizo ese escrito, y si lo redactó, le dictaron. Imposible, es buena profesional con excelentes antecedentes. Pero la gran pregunta del millón retumba una y otra vez, que tan grave era lo que sabía Griselda Blanco, para que le rompan la cara, la estrangulen con una cuerda y le corten su cuello. Un asesinato con mensaje. Y si el homicida dejó un reguero de huellas por todos lados, sencillamente porque le aseguraron que nadie lo iba a descubrir. Ahora la querella pide que el crimen sea juzgado como un femicidio.

La abogada Andrea Tribbia rechazó formalmente la posibilidad de un juicio abreviado, que, de una condena segura de 25 años, solo le recaerían 8, y en 4 años quedaría libre. Demasiada pasividad para un criminal de esta calaña. Al abogado Ángel Barbieri por colaborar con el secuestro de Cristián Schaerer, no sabía que lo iban a matar, lo obligan a cumplir con su cadena perpetua. Y para Holzweissig, propietario de Punto Sur que mató con sus manos y saña a su víctima, existe una denodada complacencia. Extremadamente extraño. No hay perspectiva de género en la acusación, por ahora de homicidio simple. Faltan informes de los resultados de diversas pericias, entre ellas del ADN. El 20 de mayo pasado, la periodista 44 años que informaba a través de vivos en Facebook, fue hallada estrangulada, con una soga en el cuello, tirada en el piso, con golpes en el rostro y heridas de arma blanca, en su casa de la calle Juan Pujol en Curuzú Cuatiá. Pasaron 15 días. Y ya redactaron varias hipótesis, pero aún no le están dando en la tecla final de la novela, que, hasta el momento, la gente no le cree.
Diario 1588


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