Una mujer se encadenó ayer en la puerta del Ioscor para reclamar atención para su hijo. Denunció que esta obra social nunca le brindó las prestaciones que el chico de apenas 13 años necesita, y exigió respuestas y un resarcimiento económico. El titular del órgano provincial, Raúl Esquercia, aseguró que la señora “debe hablar con el Ministerio de Educación”.
“De acá no me voy hasta que hable conmigo”, dijo Gregoria Bazán a La República. La mujer se había encadenado a primeras horas de la mañana en la puerta del Ioscor después que –según ella– el titular del Instituto de Obra Social no la quiso atender.
“Estoy reclamando desde el año pasado que me otorguen una maestra integradora y una psicopedagoga para mi hijo”, comentó. Jonathan, de apenas 13 años, tiene un tumor cerebral en la glándula perinal.
La mujer asegura tener historias clínicas y documentos que avalan la enfermedad de su hijo, y sostiene que la obra social debe hacerse cargo de los gastos del tratamiento que el pequeño necesita. Pero además solicita que se le reintegren los gastos que ella viene realizando para tratarlo desde hace varios años.
Según contó, destina unos 900 pesos por mes para que su hijo asista a una maestra integradora que lo ayude en su educación en Curuzú Cuatiá, de donde ambos son oriundos. Y otros 400 pesos para llevarlo unas 3 veces por semana a una psicopedagoga.
Gregoria es enfermera del Hospital de Curuzú Cuatiá y desde que su pequeño hijo nació tuvo que afrontar grandes gastos para la atención de su salud mental. Hasta los 3 años el pequeño fue atendido en el Hospital Garraham de Buenos Aires y de allí en adelante forma parte de un jardín salesiano donde intenta integrarse y educarse.
La mujer relató que tiempo atrás el Ioscor costeaba el tratamiento de su hijo y lo mandaba a un centro médico que funcionaba en Curuzú Cuatiá. Pero descubrió que pese a que en la obra social hacían figurar que a Jonathan le realizaban musicoterapia, las tareas de una maestra integradora, psicopedagoga, kinesiología y más esta atención no se aplicaban en efecto.
“Lo descubrí mirando por la cerradura de la puerta, yo no notaba cambios en él y quería comprobar qué le hacían, ahí comprobé que estaba perdiendo el tiempo y que realmente nadie lo trataba”, contó. Según sus dichos, ese centro médico de Curuzú cerró a raíz de una denuncia que ella realizó después de mirar por la cerradura.
Postura oficial
El contador Raúl Esquercia, interventor del Ioscor, aclaró que los reclamos de Gregoria no deben ser respondidos por la obra social. “Nosotros damos prestaciones médico-asistenciales. Lo que reclama la señora corresponde al Ministerio de Educación”, aseguró. Una abogada que se acercó a apoyar a Gregoria hasta la puerta del Ioscor y que asegura que se le iniciarán acciones legales a la obra social, desestimó la postura de Esquercia. Que de cualquier manera sostuvo: “el pedido de reintegro no se puede dar porque nos pide profesionales que no están dictaminados por el Ministerio de Salud Pública”.
Firme
“Mi intención es que, si no me dan una solución, hasta que el contador Esquercia no me atienda no me pienso mover de acá”, declaró encadenada a la puerta del instituto y con su hijo enfermo al lado.
“A mí no me alcanza, nunca me dieron respuesta de nada, yo pido un reintegro de todo lo que gasto”, insistió, y reafirmó que hasta que no la atiendan no regresará a Curuzú Cuatiá.
Miércoles, 14 de octubre de 2009