Un partido de difícil resolución le espera a Ricardo Colombi con el proyecto de ley de “corrección fiscal”, por el que pretende que el Parlamento provincial le deje las manos libres para administrar futuros endeudamientos para afrontar la administración correntina.
El Gobernador electo, Ricardo Colombi, pretende asumir con la pelota dominada en materia financiera. Para ello apura las negociaciones en la Legislatura para lograr la sanción de la ley de “corrección fiscal” como se la presentó ante los diputados o de “superpoderes” como la calificaron representantes de lo que, a partir del 10 de diciembre, serán la oposición.
El panorama no se muestra sencillo. Las leyes económicas y financieras necesitan de consenso, los dos tercios de los votos para ser más precisos. Algo difícil de obtener en un Poder Legislativo en el que la voluntad popular hizo de la fragmentación un credo y los representantes de esas minorías tienen ansias de protagonismo que se traduce en pedido de cargos significativos.
Mientras la dirigencia se revuelve en discusiones técnicas y contadores utilizan el refrán letrado que menciona las mitades de la biblioteca al hablar de la reforma previsional, la ciudadanía asiste a la manifestación de verdades relativas acerca de lo sería una catástrofe financiera, si se le presta oído a la dirigencia ricardista. O, el orden en medio de las carencias, que postula el gobierno saliente que hasta ahora, vale reconocerlo, cumple con sus obligaciones salariales en tiempo y forma. Del lado de los futuros oficialistas sólo anunciaron ajustes y dilatan la aprobación de beneficios para los jubilados.
Mientras Ricardo Colombi empuja la sanción de las leyes que, él, considera clave para gambetear el déficit de 150 millones de pesos y una deuda flotante no estimada que dice, heredará, en la Cámara de Diputados hay sectores definidos que pretenden acomodar a uno de ellos en el sillón que dejará vacante Josefina Meabe de Mathó.
El dato no es menor. Por el lado de los liberales, el diputado Pedro “Perucho” Cassani disputa con Alejandro Sitjá y Balbastro ese lugar y piden a Ricardo Colombi que cumpla con los pactos preelectorales que une a radicales y sectores conservadores de Corrientes más allá de las divisiones internas y familiares.
Los justicialistas, en tanto, negocian desde la fortaleza de los resultados electorales del 13 de septiembre, que les otorgó el lugar de ser el partido con más votos en la provincia y sabedores que de ellos es la llave de cualquier negociación con el poder nacional, para lograr asistencia financiera. Consideran que la voluntad popular los hace merecedores de la cinta de capitán en la Cámara de Diputados de la provincia.
Aunque nadie lo dice formalmente, los acuerdos políticos entre el justicialismo y el ricardismo deberán contener algo más que “un diálogo civilizado” entre el gobernador y los 16 intendentes de esa fuerza. Parte de eso es la pretensión peronista de romper el eje radical conservador que manda en la Legislatura desde hace varios años. Josefina Meabe de Mathó rompió todos los récords de permanencia en la presidencia.
Tampoco hay que olvidar al Frente de Todos que, de mantenerse las alianzas preelectorales, puede sumar voluntades liberales que no respaldan a Cassani y terciar en la pelea por la titularidad del cuerpo.
La definición del tratamiento de las leyes necesitan de una mayoría calificada muy difícil de lograr sin diálogo. La elección del presidente del cuerpo tiene mecanismos reglamentarios que, en caso de empate en 14 votos, podría beneficiar al presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales, el frentetodista Armando Aquino Britos.
Domingo, 15 de noviembre de 2009