Bs. As. (22-2-25): La histórica Marcha Antifascista Antirracista LGBTIQ+ que llenó calles, plazas, pueblos y embajadas en nuestro país y en el mundo no es un hecho aislado. Con los ecos de la movilización en el cuerpo, el sábado siguiente se volvió a reunir la asamblea que lleva el mismo nombre de la bandera que llegó el #1F a Plaza de Mayo en Parque Lezama. Desde entonces, grupos de trabajo siguieron conectados y elaborando propuestas para los próximos pasos. La meta salió como un consenso general el 8 de febrero, una noche tórrida en la que las ondulaciones del Parque Lezama estuvieron repletas de cuerpos disidentes, de discusiones, estrategias, fantasías, evaluaciones políticas: el 8M, cuando el mundo recuerda el Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras, las calles tienen que ser el escenario de una nueva puesta de límites al gobierno fascista y racista de Javier Milei. Este sábado, desde las 18, volverán a encontrarse con el mismo objetivo.
Por Marta Dillon
Este sábado, en Parque Lezama, volverán a encontrarse movimientos feministas, transfeministas y la comunidad LGBTIQ+ de cara al Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras.
La cripto estafa que promovió el presidente –queda por investigarse a fondo si también la organizó– no había sucedido cuando se decidió volver a convocar a asamblea este sábado 22, con la mirada puesta en la organización de una movilización transversal para el 8 de marzo, como lo fue la del #1F. Pero esa crisis autoinfligida, expuesta a cielo abierto, con cataratas de datos que desnudan a un poder que se creía impune incluso para hacer negocios a los que el propio presidente llamó “ruleta rusa”, agitó todavía más los ánimos de volver a la calle para mostrar el descontento popular que ya se lee en las encuestas.
Distintos sindicatos de la CGT, las dos CTA, la CCC y la UTEP ya llamaron a movilizar el 8M con el lema “¡Milei sos una estafa! Trabajadorxs en unidad contra el hambre, el saqueo y la crueldad” y estarán presentes en la Asamblea Antifascista Antirracista, junto a otras fuerzas políticas opositoras -la izquierda agrupada en FIT-U, organizaciones autónomas, el peronismo y la amplia convocatoria propia del movimiento que llamó a marchar el 1F. Ahora, a las consignas tradicionales del 8M, ahora se suma también la denuncia contra la estafa cripto.
¿Puede una marcha feminista y transfeminista convocar más allá de sus fronteras identitarias? ¿Podrá dejar de formularse la pregunta por si pueden o no marchar los varones? El desafío de la próxima cita callejera es que sea, efectivamente transversal, que pueda ser un límite concreto a las políticas de la crueldad de este gobierno; que este 23 de febrero da por terminada la moratoria previsional que dejará a miles de personas que trabajaron forzosamente en la informalidad sin acceso a la jubilación. Mujeres que trabajaron en tareas de cuidados, trabajadoras de casas particulares y de la economía informal son la más afectadas. Esta denuncia, como la demanda que ponen en la calle jubilados y jubiladas por ingresos dignos, estará en el centro de la convocatoria al 8M.
“Hoy gobiernan parte importante del mundo una oligarquía de millonarios, que vienen a dar lo que llaman la batalla cultural contra la real heterogeneidad de existencias, cuerpos, afectos -dice la socióloga, escritora y docente universitaria María Pía López, integrante de CRI, uno de los colectivos que convocaron al 1F-. También vienen por el saqueo de todos los bienes comunes. No hay resistencia efectiva fragmentada, sino desde la afirmación de formas de vida vivibles para todxs. Los transfeminismos venimos planteando ese reconocimiento de la multiplicidad y lo común -y de que somos más pueblo que millonarios”.
Georgina Orellano, secretaria general de Amar -de trabajadoras sexuales- en la CTA, quien participó de la convocatoria y las asambleas de preparación de la Marcha Antifascista Antirracista LGBTIQ+, afirma: “Fuimos a la asamblea posterior a la marcha porque para construir un 8M tenemos que poder tener más o menos una fotografía de cómo está compuesta hoy por hoy la clase trabajadora en esta sociedad, que no es la misma que cuando gobernaba Alberto Fernández, que no es la misma sociedad que era cuando gobernaba Mauricio Macri ni tampoco es la misma a la de los ’90. Hay una reconfiguración del sujeto social que está más roto, más enojado, se siente más alejado de la política tradicional, es más crítico también del Estado”. Por eso la convocatoria del #1F -afirma- fue efectiva y necesita trazarse en continuidad con el 8 de marzo. Más cuando el Congreso da muestras de impotencia a cada paso, como lo demostró con la votación que dio por tierra la posibilidad de investigar la estafa cripto que tiene al Poder Ejecutivo en la mira de múltiples causas judiciales aquí y en el exterior.
El desafío que tiene ahora la asamblea, el movimiento LGBTIQ+, feminismos y transfeminismos que vienen sosteniendo los 8M es la de ser una respuesta firme a un gobierno que hace de la crueldad una política cotidiana y que quedó desnudo en sus negocios con la estafa cripto. “El transfeminismo es una propuesta abierta -dice Ximena Talento, de la Columna Mostri, primer espacio convocante al 1F-, una perspectiva política de vivir juntes y luchar contra el fascismo, de comprender o componer múltiples opresiones y saqueos. El transfeminismo no es una propuesta identitaria, sino que pretende abrir el mundo a su heterogeneidad por fuera del binarismo que tanto les gusta a los fachos”.
Sábado, 22 de febrero de 2025