Mientras el caos y los nervios se apoderan de la Cumbre de Copenhague, crece la presión de los países pobres y hay indiferencia de los ricos, el rol del campo se ha puesto bajo la lupa en los informes presentados en la Cumbre del Clima.
La vida no es posible en la Tierra sin el efecto invernadero natural: los gases en la atmósfera permiten a los rayos de sol llegar hasta el suelo, pero los rayos que refleja la Tierra son absorbidos por los gases.
De este modo, hay una temperatura media sobre el planeta de 15 grados centígrados y no de menos 18 grados, hostil para la vida humana, como sucedería sin la atmósfera. Desde la era de la industrialización, el hombre produce, sin embargo, más gases de este tipo de los que la naturaleza puede absorber. Como consecuencia, en la Tierra la temperatura aumentó en torno a 0,8 grado centígrado.
En lo que respeta al campo, la preocupación más grande viene de la mano de las vacas. La ganadería es responsable del 18 por ciento de los gases de efecto invernadero, pues durante un año, una vaca expulsa 120 kilos de gas metano, una oveja 8 y un cerdo 1,5 kilos, dice un informe publicado por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
En agricultura el óxido nitroso que emanan los fertilizantes es el mayor contaminante del ambiente. Prácticas agrícolas como deforestación y uso de fertilizantes representan el 15% de emisiones de gases de efecto invernadero, pues la agricultura genera metano y óxido nitroso.
Pero si se quiere hay solución y la genética puede jugar un papel muy importante. Para hacer de esto realidad, las semillas genéticamente modificadas (transgénicas) ofrecen varias ventajas. Por ejemplo, su uso bajo sistemas de labranza mínima, permiten un menor consumo de combustibles y reducción en el uso de fertilizantes. Una segunda solución que ofrece la biotecnología frente al cambio climático es el ahorro que representa la biotecnología para los sistemas de producción agrícola, tras la llegada al mercado de semillas capaces de crecer en ambientes con bajos niveles de agua disponible.
Para el caso de otro insumo fundamental, el fertilizante, las soluciones también están a punto de concretarse con los resultados de la investigación del Servicio de Investigación Agrícola (ARS), del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (Usda). Allí, han descubierto tipos alternativos de fertilizantes que pueden reducir las emisiones de los gases de efecto invernadero como el óxido nitroso que desprenden los fertilizantes nitrogenados. El experimento del ARS para el control de las emisiones es el uso de urea en forma de bolitas recubiertas de polímero para un lanzamiento controlado y mezclada con otras sustancias que permiten al fertilizante mantenerse en el suelo por más tiempo. Para los dos casos, reportó el ARS, las reducciones de óxido nitroso emitido al ambiente fueron de entre 30 y 50 por ciento, respectivamente.
Con las vacas sucede lo mismo. Entre las diversas soluciones que ofrece la biotecnología pecuaria se cuentan como posibilidades, el cruce genético de diferentes razas de ganado para obtener una que produzca un 25% menos de metano y el desarrollo de nuevos forrajes con más grasas y más dulces que contribuyan a reducir la emisión de gases.
Por lo pronto los tamberos norteamericanos se han propuesto reducir las emisiones de gas invernadero en un 25% en los próximos 10 años. Para esta transformación se utilizan digestores anaeróbicos, que funcionan con el metano que se recoge de los propios estiércoles.
Normalmente, las explotaciones lácteas que tienen digestores anaeróbicos generan suficiente electricidad para el consumo de 200 hogares.
Con el acuerdo, el USDA y el Centro de Innovación para el sector lácteo de EEUU incrementarán el número de digestores anaeróbicos, además de que se promoverá la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías.
Mientras tanto, en Córdoba se va a crear la primera fábrica de etanol con base en lactosuero, un desecho altamente contaminante de las fábricas queseras y que en la actualidad se estaba desperdiciando y contaminando ríos y lagos.
Damián Morais
Jueves, 28 de enero de 2010