Las acusaciones de silenciar la pederastia en el clero señalan ahora directamente al Papa y al número dos del Vaticano, Tarcisio Bertone. Los nenes eran sordos. La denuncia llega por parte del prestigioso diario norteamericano New York Times, que asegura que las más altas instancias vaticanas no intervinieron para alejar de la iglesia a un sacerdote de Wisconsin acusado de abusos sobre, al menos, 200 niños sordos. En la correspondencia interna que hoy revela el periódico, se muestra que la prioridad era proteger a la Iglesia de cualquier escándalo.
Es el caso del Padre Joseph Murphy fallecido en 1998. Este clérigo trabajó durante 27 años en una escuela de niños sordos.
La denuncia del arzobispo de Wilwaukee llegó a la Congregación de la Doctrina de la Fe, dirigida entonces por el cardenal Ratzinger. No hubo ninguna respuesta.
Según desvela el medio, ocho meses después, el cardenal Bertone, dio instrucciones para iniciar un proceso canónico secreto que debía haber alejado al presunto pederasta de la iglesia. Pero el proceso se detuvo definitivamente.
El padre Murphy escribió una carta personal al cardenal Ratzinger en la que le decía que era un hombre mayor, que estaba mal de salud y que sólo quería vivir los días que le quedaran con dignidad en su sacerdocio y solicitaba la indulgencia del Prefecto de la Fe.
No hay documentos sobre una posible respuesta. El presunto pederasta nunca fue sometido a una sanción.
El portavoz del Vaticano, el padre Federico Lombardi asegura que esos casos llegaron a la Santa Sede en 1996 tiempo después de que las autoridades civiles hubieran investigado el caso y lo abandonaran.
Jueves, 25 de marzo de 2010