China ama el número 8: hoy, 8 del 8, a las 8.08 de la noche, ante 80 mil espectadores, el gigante asiático abre formalmente la gran fiesta del deporte.
“Verán algo que nunca vieron”, dice Lian Wang, traductora de español al servicio del Comité Olímpico, y suelta la risa. Lian Wang se ríe pero hay que tomarla en serio. China, el país que inventó el imán, la pólvora y la imprenta, hoy le presentará al mundo su última invención.
La ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos Pekín 2008, que comenzará a las 9.08 de la Argentina, mostrará a Emanuel Ginóbili como abanderado de los nuestros y durará tres horas y media, romperá todo lo visto o, mejor aún, todo lo imaginado.
Eso es lo que dice Lian y es lo que esperan los 93 millones de chinos que, como ella, comparten el apellido Wang. Podría ser peor: en el país más poblado del planeta viven 1.313.973.712 personas, o sea que sólo el 7% se llama Wang.
El Nido de Pájaros está ahí, a 500 metros, y casi no se ve. El esmog duerme en Pekín y esto sí que es un cuento chino: el estadio que hoy verán por televisión cientos de millones de personas en todo el mundo no puede verse con nitidez desde acá nomás.
Pero lo de la polución es un problema visto desde la moralidad occidental. Los chinos están felices, se vean o no el Nido de Pájaros y el Cubo de Agua, el complejo de natación que impresiona al lado del estadio principal. Los chinos están felices porque hoy es 8 del 8 del 8. La buena suerte está aquí.
El 8 de agosto de 2007, 3.451 parejas se casaron en Pekín. Hoy lo harán 14.983. “El número de la prosperidad y la fortuna alienta a los jóvenes a casarse”, publicó ayer el Daily China. Tampoco es casual, entonces, que la ceremonia de los Juegos comience a las 20.08: el 8 del 8 a las 8 y 8.
La televisión china permitió ayer un avance de 30 segundos de la ceremonia que en la mañana de la Argentina inaugurará los Juegos: es impactante. Habrá fuego, habrá aire, habrá agua. Habrá vida.
También habrá atletas, 11.128 exactamente, pero desde hace rato que los Juegos Olímpicos, o el deporte mismo, tiene tanto de ocio como de negocio. Y por eso, o para eso, en el Nido de Pájaros habrá 80 jefes de Estado, como George W. Bush, Nicolas Sarkozy y Yasuo Fukuda (primer ministro de Japón), u hombres que siguen manejando los hilos, como Vladimir Putin, el ex presidente de Rusia. También se apuntaron otros tipos que a oídos argentinos son Don Nadie, pero que en sus geografías concentran poder: el rey de Camboya, Norodim Shiamoni, y el primer mandatario de Kazajistán, Nursultan Nusarbaiev, entre otros.
Televiso, luego compito. En Pekín 2008 hay atletas de 205 países, pero las imágenes del Nido de Pajáros irán hoy vía satélite hacia 222 Estados.
China invirtió mucho tiempo y mucho dinero para los próximos 17 días: desde que en 2001 fue confirmada como sede, Pekín destinó 41.442 millones de dólares en infraestructura y organización de los Juegos Olímpicos más caros de la historia. El Nido de Pájaros costó 450 millones de dólares. El Cubo de Agua, 150. La ciudad estrenó tres líneas de subte hace dos semanas y para el año que viene se anuncia la inauguración de las oficinas de la Televisora Central de China, dos torres inclinadas de 234 metros que se conectan en lo alto. El futuro ya llegó.
Pero semejante inversión tendría menos sentido sin la ceremonia de hoy, que dentro del estadio contará con 14 mil actores y bailarines, 30 mil fuegos artificiales y, ay, 9 mil militares. La controversia
persigue al gobierno chino.
“Estos Juegos son una farsa. El gobierno es una dictadura atroz, eso nadie lo puede negar, pero muchos se lo callan. Acá, el que piensa distinto, va a parar adentro. Los Juegos podrán ser una fiesta, sí, pero van a terminar legitimando y dándoles más poder a estos dictadores”, dice Nicolás, un porteño de Palermo y 33 años, que desde hace tres vive en Shanghai.
Nicolás no es el único que les apunta a las autoridades. La agrupación Chinese Human Rights Defenders señaló ayer que en lo que va de 2008 hubo 428 casos de detenciones arbitrarias, mientras que el pedido por la liberación del Tíbet no se detiene en varios países del mundo. La polémica está servida y no terminará.
En su último libro, Espejos, el escritor uruguayo Eduardo Galeano apunta que los chinos no sólo inventaron la pólvora, el imán y la imprenta, sino que también descubrieron el té, cómo extraer sal de pozos profundos, además fueron los primeros en usar gas y petróleo en sus cocinas y lámparas, crearon las sembradoras y cosechadoras, imaginaron la brújula, patentaron el papel también inventaron el cañón, el timón, la rueca, la acupuntura, la porcelana, el fútbol, los naipes, la linterna mágica, la pirotecnia, la cometa, el papel moneda, el reloj mecánico, el sismógrafo, la laca, la pintura fosforescente, los carretes de pescar, el paraguas, el abanico, el estribo, la herradura, la llave y el cepillo de dientes. Pero hoy, y esto ya no lo dice Galeano sino Lian, una de las 93 millones de Wang, China presentará su última invención
Viernes, 8 de agosto de 2008