La Selección venció 1-0 a Nigeria en la final. El partido fue parejo y la diferencia llegó gracias a una excelente definición del ex Central. Argentina sumó 12 triunfos consecutivos en los Juegos. Galería de fotos
El fútbol argentino es de oro, otra vez. Como hace cuatro años en Atenas, la Selección se subió a lo más alto del podio después de una apretada final contra Nigeria que se definió con una sutileza de Di María, en el segundo tiempo. El equipo de Batista cerró una campaña brillante, con seis victorias consecutivas, y sumó en total 12 triunfos seguidos en los Juegos Olímpicos.
El comienzo del partido lo encontró a Argentina manejando la pelota. Y la primera incursión de Messi fue para ilusionarse: aceleró en tres cuartos de cancha, habilitó a Agüero y el Kun, con la presión de su marcador encima, no logró hacer pie en el área.
El equipo de Batista presionó con inteligencia en los primeros pasajes del encuentro y eso le facilitó la recuperación. Gago exageraba en el traslado, Riquelme no aparecía y los africanos, que habían arrancado atados, empezaron a soltarse de a poco.
El verdugo de Argentina en la final olímpica de Atlanta ’96 se las ingenió para llevar peligro al arco defendido por Romero. La mediocridad general del primer tiempo casi se quiebra sobre el final: un gran zurdazo desde media distancia de Monzón fue enviado al corner por el arquero Vanzekin. Con un cero enorme, los 22 protagonistas enfilaron hacia los vestuarios.
La pachorra del partido la volvió a romper Messi en el inicio del segundo tiempo: hizo un firulete y sacó un potente disparo que otra vez encontró las manos del arquero. Las Águilas Verdes planteaban un juego de igual a igual, apretando en todos los sectores y esperando una oportunidad para lastimar.
Pero la primera gran alegría de la madrugada estuvo pintada de celeste y blanco. Messi habilitó a Di María y agarró mal parada a la última línea nigeriana. El ex Rosario Central metió una corrida interminable y, ante la salida del arquero, la picó con una calidad envidiable. Golazo: uno a cero.
Los africanos sintieron el impacto y se adelantaron en el campo. Pero Argentina tuvo la capacidad necesaria para defenderse, con los dientes apretados cuando hizo falta y con la pelota cuando el partido lo requería.
La Selección de Batista se abrazó a la victoria -la 12º consecutiva en Juegos Olímpicos- y le dio a la delegación nacional sumó su quinta medalla en Pekín. Si el básquet consigue el bronce, se repetirá la performance realizada en Atenas 2004.
Mascherano entró en la historia grande del deporte argentino: se convirtió en el único participante en conseguir dos medallas de oro en olimpíadas.
Atrás quedó la novela del Barcelona y Messi, quien demostró ser una pieza fundamental para lograr grandes objetivos, como en el Mundial Sub 20 de 2005. El objetivo pasa, entonces, por conseguir que esta generación de jugadores logre romper la sequía de títulos en la Mayor. El material está, y hoy volvó a quedar demostrado.
Sábado, 23 de agosto de 2008