Las operaciones políticas desplegadas con mayor dureza tras la recuperación de imagen de Cristina Kirchner fueron aumentando en escalada y arrojan datos relativamente novedosos que permiten analizar qué se puede esperar de acá a octubre.
Dos consideraciones:
Primero. Ninguna fuerza, partido o corriente política en la historia argentina democrática logró llevar adelante y en buen puerto tres gobiernos consecutivos.
Aún considerando como corrientes políticas similares (mmm) las encabezadas por Hipólito Yrigoyen y Marcelo T. de Alvear (hay que tener en cuenta que, así como el radicalismo homenajea mucho a Alfonsín y poco a De La Rúa, salvando las distancias, son muy pocos los homenajes a la presidencia de Alvear, esto es, ni los mismos radicales en su mayoría consideran a este último una continuidad positiva del primero) el primer golpe de Estado en 1930 concluye con el tercer mandato de Yrigoyen y el tercero consecutivo de la UCR. La probable tercera reelección de Perón a mitad de siglo es historia contrafáctica debido a la autodenominada Revolución Libertadora.
Segundo. Las corporaciones nucleadas en la AEA (asociación empresaria argentina) principalmente Techint y Clarín, han minimizado el rol del Grupo A debido a la serie de papelones declinantes, en tanto arrancaron el año "cuidando las reservas de los argentinos" y terminaron escenificando la impotencia con el golpe de Graciela, que es Barrionuevo, a Kunkel, que es Carlos.
Los daños al gobierno, cerrando el año, fueron -desde la perspectiva de Techint y Clarín- más eficaces cuando se golpeó en las propias banderas del kirchnerismo. Por caso, la política de no represión y la satisfacción de demandas a los movimientos sociales.
Una tercera consideración:
También, en la política de esmerilar desde los medios de comunicación concentrados, es probable que se sucedan los papelones. De la serie de boludeces que se han dicho este año, por caso, comenzar el año con Redrado y Gerardo Morales (Gerardo Morales!) diciendo que va a haber hiperinflación, crecimiento de la deuda y caída de las reservas hasta cerrar el año con la piña de Graciela, que es Barrionuevo, a Kunkel, que es Carlos, justificada... la falta de diálogo y consenso por parte de Kunkel!, sino fuera por programas como 678, TVR y Duro De Domar (esta vez te nombré, corazón) el común de la gente los habría olvidado. La estrategia mediática es lo que en psicoanálisis se llama sobreinterpretación: la sobreabundancia de escándalos que se tapan unos a otros, impiden demostrar que, diseccionados, eran, para decirlo más académicamente, puro chamuyo.
Si un día Nicole Newman se quiere ir del país -no! por favor!- dada la inseguridad reinante (aunque nunca la asaltaron), mañana Susana Giménez culpa al gobierno por el asesinato de un amigo (que luego, en un suelto y como olvidado, se supo que el asesino era un amante de la víctima) y pasado Amalia Granata asegura que le van a levantar el ciclo televisivo donde está sentada porque discute con el Jefe de Gabinete de esta dictadura; pasado mañana, como a John Kennedy Toole que le dieron, recién una vez muerto, el premio Pulitzer, a Alfredo Leuco la revista Noticias lo considera el mejor periodista del año. Igual, hay que tratar de que los premios, los grandes escritores, lo reciban en vida, no como en el caso del ametrallado operador de Duhalde.
Tapar una mentira con otra, sobredimensionar pequeñas tonteras, sobrecodificar elementos noticiosos que son puro humo, permite también que transcurrido el tiempo se puedan modificar las interpretaciones (a eso se le llama sobreinterpretación). Perdón por tantas recurrencias al psicoanálisis y sus fantasmas, se ve que leer mucho a Nelson Castro trae estos efectos. Pasa que es taaaan divertido.
La estrategia más probable
La derrota del gobierno por las retenciones móviles a la soja y el girasol, operó como enseñanza entre quienes se beneficiaron. El rol de los medios de comunicación con intereses en la exportación de cereales fue central. Los mismos que ahora, hablando de los esclavos, te contestan "nidera de que me estás hablando".
La ocupación del Parque Indoamericano, también, sirvió de lección para las corporaciones enfrentadas al gobierno. De ahí que, probablemente, en el 2011 tengamos que esperar la utilización de personas humildes con legítimas necesidades, por parte de patotas del lumpenaje que rodea a Duhalde, más una campaña fuerte para movilizar a sectores medios contra Cristina.
La demonización, a su vez, de los dirigentes sociales y sindicales que verdaderamente representan a los trabajadores y los sectores populares, busca operar en el imaginario simbólico como si existiera un escenario de desgobierno que excede a la presidenta, producto de la ausencia dolorosa de Néstor Kirchner.
Como todo pronóstico, con la honrosa excepción de los Gerardo Morales y Elisa Carrió, siempre corre el riesgo de lo imprevisible que tiene el futuro. Sin embargo, los hechos sucedidos y las pesadas operaciones en contra de Cristina, permiten que, con esos elementos, pueda elaborarse un análisis que permita, eventualmente, sortear el clima de crispación que promueven los empleados del Grupo A y sus CEOs de AEA.
Jueves, 6 de enero de 2011