El ministro de Trabajo, Carlos Tomada, atacó las políticas neoliberales que durante 30 años degradaron el empleo rural y defendió la política laboral desde 2003. Además fustigó al diario La Nación por su editorial de ayer: “Deberían tener otro pudor”, dijo.
La detección de cientos de casos de trabajo semiesclavo en la provincia de Buenos Aires, ¿es un cachetazo a la actividad de fiscalización del Ministerio de Trabajo?
–Para nada. En este país ha habido 30 años de degradación del trabajo y en siete no se da vuelta esa situación, pero ya empezamos y todos los días avanzamos algo. Además, lejos de ser una bofetada, es muy bueno que se pueda ver, porque esa es nuestra preocupación desde hace años y porque sabíamos que en algún momento se iba a convertir en un grito social. Nosotros pusimos en marcha una comisión nacional de erradicación del trabajo infantil en 2004, cuando nadie hablaba del tema.
–¿Cómo perviven estas prácticas casi medievales en medio de una economía moderna?
–Es que esta ha sido una práctica habitual del trabajo rural que se fue consolidando con los años, naturalizando la servidumbre. Se trata de prácticas vinculadas al trabajo migrante, que ha sido tremendamente desprotegido en el país por años. Pero a partir de 2003 se puso el trabajo en negro arriba de la mesa, lo mismo que el infantil y el esclavo. También era natural que los niños trabajaran porque, decían los empresarios, así se evitaba que se prostituyeran.
–Un representante de Nidera dijo que ellos aplicaban los estándares de la industria. ¿Eso significa que el trabajo esclavo está muy extendido en el campo?
–Eso es, de nuevo, una naturalización de la servidumbre y buscar que los demás hagamos lo mismo. Hay que tener siempre en cuenta que actualmente el trabajo rural, al igual que el trabajo doméstico, no tienen diferencias con cualquier otro empleo, son como cualquier otro. El trabajador tiene sus licencias, sus derechos, sus hijos, vuelve a su casa a dormir y descansa.
–¿Qué opina del editorial del diario La Nación de hoy (por ayer) que dice que no es correcto hablar de esclavitud y que estaríamos en presencia de “contaminación política e ideológica”?
–Me sacó ese editorial (se enoja)... hablando de dejar de lado las connotaciones ideológicas y políticas, como si en este tema no las hubiera. Para empezar, la ley que rige la actividad es de la dictadura, que la puso con una clara connotación ideológica de ataque al derecho laboral. Además, quien organiza la producción y establece sus niveles de rentabilidad lo hace con un claro criterio político. Deberían tener otro pudor.
–¿A cuánto asciende el trabajo en negro en la actividad rural?
–Cuando ingresamos al gobierno, el trabajo en negro a nivel nacional era superior al 50%, y en el campo llegaba, en ciertas zonas y actividades, al 85 o 90%. Había desaparecido la inspección del trabajo, apañada por una legislación vigente, que viene desde la dictadura, para tener trabajadores con inferioridad de derechos. Nosotros restablecimos las inspecciones de trabajo.
Cuando asumimos, teníamos 21 inspectores: menos de uno por provincia. Ahora son 453, que hemos capacitado y preparado para su tarea.
Domingo, 9 de enero de 2011