Empataban 0-0 hasta los 38 minutos del complemento, cuando el Fortín consiguió la ventaja con un polémico gol de Moralez, quien luego fue expulsado. En el primer tiempo, Monzón le había atajado un penal a López. El juego estuvo detenido durante media hora por una fuerte caída de granizo.
Fue una final con todos los condimentos. Atípica, porque el juego estuvo detenido durante más de media hora por una fuerte lluvia de granizo; peleada, porque sobre el epílogo del encuentro hubo fuertes discusiones entre los integrantes de los bancos de suplentes; también emotiva, por el desahogo de los hinchas locales que coparon el José Amalfitani. Pero, sobre todo, fue polémica: la actuación de Gabriel Brazenas, el árbitro, será motivo de discusión durante varios días, ya que el gol de Maxi Moralez llegó tras una falta de Joaquín Larrivey sobre el arquero Gastón Monzón.
Antes de la suspensión por las piedras, a los 19 minutos, hubo poca acción: ambos equipos tenían control de balón en la mitad de la cancha pero la precisión se esfumaba cuando llegaban a los metros finales. Así y todo, el Globo tuvo una muy clarita: Eduardo Domínguez entró sólo al área, cabeceó un tiro libre y Brazenas anuló el tanto por una posición adelantada inexistente. Cuando el choque se reanudó, las cosas cambiaron: el Fortín saltó a la cancha con otra actitud y arrinconó a su rival contra las cuerdas.
A los 26 minutos, Juan Manuel Martínez se escapó por la banda izquierda y Carlos Araujo lo derribó dentro del área. Penal. Hernán Rodrigo López, el hombre de los goles importantes, se hizo cargo del disparo, pero en esta oportunidad falló: Monzón acertó al elegir su lado derecho y desvió el balón al córner. El uruguayo, contrariado, tuvo revancha rápidamente y cabeceó el tiro de esquina enviado por Martínez. Carlos Arano, en la línea, salvó a los suyos. Definitivamente, no era la tarde de López.
A pesar de las pálidas, Vélez siguió dominando el juego, y Huracán recién pudo reaccionar cuando faltaban cinco minutos para el descanso. Domínguez, el hombre más peligroso de los visitantes, estrelló un cabezazo en el travesaño y en el rebote Federico Nieto no llegó a empujarla. Luego, apareció la velocidad de Matías Defederico, con una gran apilada del delantero y un remate que se fue apenas desviado, besando el poste.
En el complemento, el Globo siguió extrañando a sus figuras. El tiki tiki que patentó el equipo de Cappa durante 18 fechas brilló por su ausencia y tanto Javier Pastore como Defederico estuvieron demasiado intermitentes. Y ni siquiera el ingreso de César González le dio tranquilidad y precisión a los visitantes. El que sí mantuvo un buen nivel fue Mario Bolatti, quien aguantó con oficio los embates del rival. Sus compañeros, tal vez por inexperiencia, estuvieron desconocidos.
A los 38 minutos llegó el golpe de nocaut: Larrivey se deslizó y cometió infracción sobre Monzón, que soltó la pelota y se la dejó servida a Moralez. Maxi, que ya había visto la amarilla en la primera parte, se sacó la camiseta en el alocado festejo y se fue expulsado. Antes, Brazenas había omitido un penal de Arano sobre Cubero. De todas maneras, a Huracán no le quedó tiempo para revertir la situación. Hubo discusiones entre los suplentes. Mucha bronca en Cappa, quien veía cómo se le escurría el título de las manos. Recriminaciones de los jugadores de Huracán sobre Larrivey tras un remate que pudo haber definido el juego. Y, al final, lo más importante: la vuelta olímpica de Vélez ante su propia gente. Una verdadera fiesta.
Lunes, 6 de julio de 2009