Parece que está de moda el sexo tántrico porque promete profundidad en las sensaciones sexuales, un gran disfrute y durante mucho tiempo. A los hombres se les aconseja porque pueden llegar a ser multiorgásmicos sin eyacular. ¿Sabes algo de esto?
El Tantra-yoga pretende encontrar ese estado mental superior, libre de deseos y del temor a perderlos, que permite la disolución del Yo en la conciencia divina, para romper la ley de la reencarnación del Karma.
Y para ampliar la conciencia del Yo, no sólo se vale de los estímulos corporales que proporcionan los diferentes ejercicios del Yoga sino que, también, incorpora las sensaciones eróticas. No las incorpora para disfrutarlas, que también, sino para integrarlas en la psique y ampliar la conciencia trascendental de uno mismo.
Un “efecto secundario” de este camino es que cuando se tienen relaciones sexuales, estas resultan muy lentas en su ejecución, amplias desde el punto de vista sensorial, largas en cuanto a su duración, e intensas. Y, entre los hombres, puede proporcionar, además, orgasmos sin eyaculación.
Buscar orgasmos sin eyaculación tiene sentido dentro de la filosofía del Tantra-yoga. Se considera que el semen contiene el elemento vital del hombre que debe malgastarse lo menos posible. Por eso, los practicantes de esta disciplina oriental, prefieren eyacular sólo lo imprescindible: cuando tienen la intención de fecundar y, en condiciones más habituales, como un mal menor, una vez al mes. Al ser capaces de tener orgasmos sin eyacular, otro “efecto secundario” de esta capacidad tántrica, encontrada que no buscada, es que los hombres pueden llegar a ser multiorgásmicos.
No existe imposibilidad fisiológica para que sucedan estas experiencias. Aunque habitualmente el orgasmo y la eyaculación se dan conjuntamente, en realidad obedecen a mecanismos reflejos diferentes, que se pueden disociar. De hecho, en la vida ordinaria, sucede con relativa frecuencia. Existen ocasiones en las que un hombre puede tener un orgasmo sin eyacular; por ejemplo en la prepubertad, o tras numerosas eyaculaciones anteriores, o por la influencia de algunos fármacos. Pero, también, si está entrenado, porque es capaz de frenar los estímulos cuando percibe que va a entrar en el periodo de urgencia eyaculatoria, y es capaz de dejar sentir las sensaciones orgásmicas sin eyacular. Pero lo más frecuente es, no obstante, la otra opción; es decir, tener eyaculaciones con poca sensación orgásmica o sin ella en absoluto.
Otro hecho fisiológico es que la eyaculación suele aparecer después de iniciado el orgasmo y termina antes que finalice él (es decir: se produce en medio del orgasmo). Eso permite, con el debido entrenamiento, detener el proceso tras el inicio del orgasmo y justo antes de que comience la eyaculación.
Entrenando para el orgasmo tántrico
Uno de los ejercicios físicos está orientado a reforzar el tono muscular del suelo pélvico o periné, la zona situada entre los testículos y el ano. Se trata de realizar unas maniobras similares a los ejercicios de Kegel. Encontrándose en cualquier situación habitual, bien sentados, bien de pie e, incluso, en la cama, se trata de contraer el esfínter anal (se toma como referencia porque es el más sencillo de sentir de esa zona) tanto tiempo y tan intensamente como se pueda. Después se relajará y se volverá a contraer de forma similar de nuevo. Volver a relajarse y repetir el ejercicio diez veces por sesión. Conviene realizar cuantas más sesiones mejor.
Téngase en cuenta que algunos recomiendan que este ejercicio de contraer y relajar se haga, al menos doscientas veces al día; es decir, unas veinte sesiones de diez. Y cada vez que el hombre vaya a orinar que lo haga poco a poco, interrumpiendo la micción cuantas veces le sea posible. Los que entienden de esto dicen que los resultados comienzan a percibirse tras seis semanas de entrenamiento (el reforzamiento muscular).
El hombre puede realizar determinados ejercicios para llegar al orgasmo tántrico
Otro ejercicio requiere estar practicando el coito y la pareja debe colaborar con paciencia. Justo en el momento que se siente previo a la eyaculación, el sujeto detiene sus acometidas, inicia una inspiración profunda y contrae el esfínter anal todo lo intensamente que pueda. Para controlar el tiempo, hace eso contando hasta dieciséis. Después vuelve a iniciar las acometidas para repetir los pasos anteriores hasta tres veces.
El otro ejercicio consiste en lago similar. Justo en el momento de sentir la sensación que precede a la eyaculación el sujeto avisa a su pareja, se detiene y hace tres inspiraciones profunda mientras que ella con los tres dedos centrales de una mano aprieta con fuerza el periné (la zona situada entre el ano y los testículos). De ese modo se pierde la urgencia de la eyaculación.
Así entrenados, los hombres serán capaces de tener orgasmos tántricos. Es decir, podrán detenerse justo en el momento inicial del orgasmo, evitando la eyaculación. Poco a poco, podrán magnificar esa sensación y extenderla por todo el cuerpo… Y repetirla cuantas veces lo deseen.
Viernes, 11 de septiembre de 2009