Con goles de Viatri, Palacio y Cristian Chávez venció a San Lorenzo por 3 a 1. Santiago Solari había anotado el empate parcial. El “xeneize” va por el título el martes, cuando enfrente a Tigre, pero sin Riquelme ni Vargas, que recibieron la quinta amarilla.
Boca Juniors, con un gran oficio y mucha personalidad, venció ayer 3 a 1 a San Lorenzo y ahora puede ser campeón el martes ante Tigre, si el equipo de Diego Cagna no le gana por dos goles de ventaja. Lucas Viatri, Rodrigo Palacio y Cristian Chávez marcaron los goles de Boca. Santiago Solari, con colaboración del arquero Javier García, señaló el empate transitorio del equipo de Boedo. El árbitro Héctor Baldassi, de buen desempeño en el partido jugado ayer en la cancha de Racing, expulsó en el segundo tiempo a los jugadores de San Lorenzo Gastón Aguirre y Bergessio. El martes, Boca tendrá la gran chance de ser campeón del torneo Apertura cuando enfrente a Tigre, desde las 20:45 en el estadio Presidente Perón, aunque en ese encuentro no podrá contar con Juan Román Riquelme ni Fabián Vargas, quienes sumaron su quinta tarjeta amarilla, que los obliga a purgar con una fecha de suspensión. El martes, Tigre deberá ganarle a Boca por dos goles de diferencia para ser campeón, porque cualquier otro resultado coronará al equipo de la ribera, que hasta perdiendo por un tanto dará la vuelta olímpica. Con oficio, con personalidad, sin jugar bien, Boca logró una gran victoria, que se sostuvo con la gran tarea que tuvo en el mediocampo Sebastián Battaglia. Los dos salieron a jugar el partido tratando de controlar energías, debido al intenso calor, regulando, tratando de descansar en base a la posición de la pelota, pero también desde fuera de la cancha dio la sensación que los nervios y la ansiedad dijeron presente. San Lorenzo se plantó con Pablo Barrientos y Santiago Solari bien abiertos por las puntas, pero cada uno desde su sector más que volantes-carrileros fueron enganches, tratando de generar fútbol, cerrándose para la subida de los laterales e intentando confundir a un esquema más clásico del conjunto de la ribera. Desde el inicio, los dirigidos por Russo buscaron plantarse en campo contrario, pero los volantes no pudieron conectarse, en el primer cuarto de hora, los delanteros y entonces sus intenciones de ataque quedaban en eso, intenciones. Boca se paró decididamente de contra, esperando ver qué hacía San Lorenzo y, como Juan Román Riquelme no entraba en juego, sólo asustaba algo con alguna pelota cruzada al área. Si Riquelme no aparecía en el juego no era por decisión suya, sino por la falta de compañía del resto de los volantes, que estaban más preocupados por marcar que por atacar, retrocedían más de lo que avanzaban y por eso Román, más allá de algún desborde de Jesús Dátolo, por momentos era un espectador de lujo. La primera situación clara de gol del partido llegó a los 17 minutos, luego de un desborde de Gonzalo Bergessio por derecha, quien pese a estar atorado por Juan Forlín pudo enviar un centro para que lo conecte de cabeza solo Silvera en el primer palo, sin marca, pero no le acertó al arco. Tres minutos después de esa situación se vivió un momento de mucha tensión, cuando cerca de la mitad de cancha chocaron con sus cabezas Silvera y Forlín. El zaguero de Boca cayó inconciente y se vio claramente cómo el doctor Jorge Batista le metió los dedos en la boca para que el jugador no se ahogue con la lengua. Durante seis minutos estuvo interrumpido el partido, en medio de un gran temor, hasta que Forlín reaccionó, pero tanto el zaguero como Silvera fueron reemplazados por Facundo Roncaglia y Cristian Chávez. Cuando se reanudó el juego nada cambió, en realidad todo empeoró, porque el partido comenzó a ser más peleado, con los dos dividiendo la pelota y sin mostrar profundidad. Dentro de ese mediocre panorama, el que insinuaba más era San Lorenzo, que a los 41 minutos tuvo otra chance, esta vez en la cabeza de Bergessio, quien luego de un centro perfecto de Aureliano Torres mandó la pelota rozando el palo derecho de un vencido Javier García. Pese al dominio, estaba claro que éste no sería el primer tiempo soñado por los hinchas de San Lorenzo, más cuando tuvo que ser reemplazado Chávez, pocos minutos después de ingresar, por Juan Carlos Menseguez. De los dos, el único que hizo algún mérito, no muchos, para estar en ventaja fue el equipo de Boedo, pero el fútbol no conoce de justicia y por eso Boca pudo irse al descanso en ventaja, gracias al gol que marcó Viatri, quien con un gran cabezazo venció a Agustín Orión, luego de un centro preciso enviado por Riquelme desde la izquierda. Como se esperaba, San Lorenzo salió con todo a buscar la igualdad en el segundo tiempo, sabiendo que el único resultado que le servía en este partido era ganar. Pero no tuvo ideas ni fútbol y lo más llamativo fue que también le faltaron ganas para revertir la historia. El único que se movía y buscaba era Santiago Solari. Los demás brillaban por su ausencia y eran “deglutidos” en el medio por Sebastián Battaglia, el mejor de Boca. Cuando en el partido no pasaba nada, llegó la igualdad de San Lorenzo, que con justicia marcó Solari, con un remate desde el borde del área grande y que contó con la colaboración necesaria de García. A partir del empate apareció en la cancha otro San Lorenzo, creció Ledesma en el medio, Battaglia dejó de ser el dueño del partido, y los de Russo comenzaron a buscar el gol del campeonato. Con mucha inteligencia, Boca aguantó la reacción de San Lorenzo y de a poco fue llevando el juego a mitad de cancha, bien lejos de García. Y en el momento que crecía en el juego, sacó una contra perfecta para definir la historia: sacó rápido del arco a García, habilitó a Dátolo, éste a Riquelme, quien con un toque sutil dejó al recién ingresado Palacio para establecer el 2 a 1. Ahí se terminó el partido, porque San Lorenzo se quedó con dos menos por las expulsiones de Aguirre y Bergessio y no le quedó resto para luchar por el empate y encima, sobre el final, la frutilla del postre: el gol marcado por Chávez.
Domingo, 21 de diciembre de 2008