Bogotá amenaza con la mayor ofensiva militar si las FARC no aceptan negociar.

Negociación o garrote. Es el mensaje que en forma de ultimátum dirigió a las FARC el ministro colombiano de Defensa, Juan Manuel Santos. Cansado de infructuosas mediaciones con la guerrilla a través de terceros, el gobierno de Álvaro Uribe cambió de estrategia. Enviará un emisario a hablar con Alfonso Cano, jefe de los rebeldes. Si se rechaza el diálogo directo se lanzará la mayor operación militar vista hasta ahora.
Hay prisa en establecer contacto con las FARC. Un emisario del Gobierno está a punto de partir en busca de Cano. Se espera una pronta respuesta. La única presencia internacional que contempla ahora Uribe es una comisión que verificara los acuerdos con la guerrilla. Nada más.
"Si las FARC están dispuestos a sentarse a negociar de buena fe, no para repetir lo del pasado de negociar para tomar oxígeno y continuar agrediendo al pueblo, el Gobierno está dispuesto a negociar... Si no quieren, les vamos a dar garrote", dijo Santos.
El Gobierno colombiano quiere un diálogo directo con las FARC con un doble objetivo: lograr un acuerdo de paz (en la práctica sería una desmovilización de la guerrilla) y liberación de todos los secuestrados. "Todo o nada", dijo una alta fuente del Gobierno al diario bogotano "El Tiempo". Si no hay negociación se amenaza con una contundente acción militar.
Aunque parte del gabinete de Uribe considera que las FARC están tan débiles y desquebrajadas que "ya no están combatiendo", que "han tenido que volver a sus cuevas", el comandante de las Fuerzas Militares, general Freddy Padilla, advirtió que si bien esta organización "pasa por su peor momento, no está derrotada".
Las FARC han utilizado las mediaciones internacionales "solo con el propósito político de lavar la sangre que han derramado, y desviar la atención sobre su acción de terrorismo y narcotráfico", dijo el viernes el presidente Uribe en Venezuela. El gobierno de Bogotá no ha visto resultado alguno tras cinco años de intentos de mediación. El presidente Andrés Pastrana (1998-2002) entregó a las FARC durante tres años 42.000 kilómetros cuadrados para facilitar una negociación que terminó en fiasco, lo que catapultó a Álvaro Uribe al poder.
Por otro lado, los llamados carceleros de las FARC, Enrique Gafas y César dijeron a través de su abogado que no son traidores y que no recibieron dinero para permitir la fuga de Ingrid y otros 14 rehenes. Los dos rebeldes están dispuestos a probar "ante el mundo" y las FARC que no son felones.
El ministro Santos dijo que las FARC debían aceptar la derrota dignamente y que la acusación de que "Gafas" y "César" son traidores causará nuevas desmovilizaciones al enlodar a sus propios hombres.

Lunes, 14 de julio de 2008