Viernes, 22 de Noviembre de 2024
  
22/11/2024 06:35:57
Política Interna
El embrollo del radicalismo instala una anomia en la alianza de gobierno
Compartir en Facebook    Compartir este artículo en Twitter    Compartir este artículo en WhatsApp    Imprimir esta nota
Domingo, 27 de octubre de 2024

Corrientes (27-10-24): La puja por el poder en la UCR desordena una estructura que no tie­ne organicidad, pero sí representati­vidad. ¿Quién gobierna, qué? No manda el que quiere, sino el que puede. Horacio Ricardo Colombi puso en evidencia una vez más la contundencia de un viejo axioma de la po­lítica: a veces no es necesario tener tanto, sino saber utilizar bien lo que se tiene. Aparen­temente esa es la lectura que surge de la definición de una disputa claramente desigual en términos cuantitativos con su oponente de temporada, el gobernador Gustavo Adolfo Valdés.


Además de demostrar -una vez más- que aborrece las ur­nas, el mercedeño pulsó las cuerdas exactas en el funam­bulesco circuito judicial y fre­nó el proceso electoral interno para quedarse con el sello del partido radical de Corrientes hasta fines de mayo de 2025. Si el status quo se mantiene -y todo hace suponer que tie­ne garantizado el paraguas tribunalicio-, Colombi tendrá una chance de hacer bailar su trompo cuando se pongan a definir candidatos para las gu­bernativas.

El embrollo no sería un pro­blema, o en todo caso solo un problema para los radicales, si no fuese que atada a la cola de los correligionarios se encuen­tra una provincia. Es decir, el gobierno de la provincia. Un gobierno que se estructura sobre una alianza de treinta y pico de partidos que tienen presencia en distintas esferas oficiales. Los más gordos tie­nen bancas en la Legislatura, uno de ellos comanda el Sena­do y el otro Diputados, ni más menos.

Es verdad que la alianza no tiene un funcionamien­to orgánico, nunca lo tuvo, no hay deliberaciones ni una mesa de conducción ni nada que se le parezca, pero sí tiene representación ins­titucional a través de distin­tas figuras. Es el entramado que sostiene un proyecto, que, si bien encabeza la UCR, cla­ramente necesita de todos los componentes articulando en el mismo sentido. ¿Ese esque­ma quedó firme después de la interna fallida o tiene que ser rectificado?

A propósito, ahora que sigue Ricardo ¿la alianza vuelve a llamarse ECO? o ¿mantiene el agregado de Vamos Corrien­tes? Pregunta simple, que no es inocua.

Más allá del nombre, es im­portante tener presente que la alianza surge como un ins­trumento electoral pero luego se convierte -al menos así es presentada- como una plata­forma para gobernar, ese es­pacio ahora corre el riesgo de caer en una anomia derivada de la indefinición de los lide­razgos en el partido principal, el partido conductor.

El propio radicalismo ins­taló esta idea. Según el argu­mento que esgrimieron, con más o menos detalles, los dirigentes el Gobernador no tuvo durante estos tres años de mandato acompañamien­to visible ni respaldo explícito del partido presidido por el senador provincial Ricardo Colombi. Y es verdad, pocas veces el presidente de la UCR compartió el mismo escena­rio institucional con su co­rreligionario el Gobernador. Prácticamente no hay registro de una declaración suya o del Comité Central expresando apoyo al Gobierno o a Valdés.

Ausencia, indiferencia, le­janía. Los radicales de Valdés que dan vida a "Vamos Radi­cales" sienten que la conduc­ción de la UCR, encabezada por el senador Colombi, le dispensó ese trato desde que se produjo la reelección en 2021.

Un legislador del radicalis­mo que fue una de las espadas de Colombi en su tiempo de poder y que hoy está volcado de lleno a secundar a Valdés, enumeró en un estricto off de record que el mercedeño: "Se mostró solo tres veces con el Gobernador, después no es­tuvo nunca, lo evitó".

¿Si ese era el cuadro de si­tuación antes de la interna que acaba de caer, cuál será la conducta de aquí en adelan­te? Conociendo a los actores, la respuesta no puede ser otra que una profundización de la distancia. Esto significa que el Comité seguirá divorciado del Gobierno y viceversa.

En tal caso, si el Comité va por un lado y el Gobierno por otro ¿quién tiene mando en la alianza? Puntualmente ¿quién gobierna, qué?
Ahora bien, corresponde señalar que la puja de fondo no es por conseguir la armo­nía de los estamentos parti­darios e institucionales.
No hay tanto altruismo en esta cruzada política, la batalla es por la lapicera que firma las listas de candidatos. Colombi y Valdés quieren la potestad de digitar el futuro postulante a la gobernación, los verbos con los que sueñan son re­cuperar y retener, respectiva­mente.

El deseo explícito es: la la­picera. ¿Y los socios?
El punto es que el devaneo de los correligionarios puede costarle otro dolor de cabe­za a los correntinos. Como en 2009, cuando los primos tomaron el Estado, en todas sus formas, como escenario de una encarnizada lucha. Aquello terminó con un sui­cidado a pocas horas de una elección crucial. No es cues­tión de invocar a las gárgolas, pero es saludable tener me­moria. No se puede tropezar dos veces con la misma ma­raña.


Domingo, 27 de octubre de 2024

Copyright ©2008
Surcorrentino.com.ar
Todos los derechos reservados

DESARROLADO POR:
www.chamigonet.com.ar